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wwkip-day
Las oraciones hacen efecto, y hoy tenemos (de momento) un día espectacular para tejer al aire libre.
La mejor terapia para cualquier mal que nos esté acechando.
Nos vemos en Las Canteras, delante del Hotel Reina Isabel.
Solo tienes que traer las agujas, la lana, algo de picar, y grandes cantidades de ganas de pasarlo bien.
Enganches
Playa de La Garita, ocho de la tarde.
Viento, mucho viento.
Mi pelo seco en tres minutos.
Earl Grey en la termomug.
Frío, un poco de frío.
Valientes (o locos??) metidos en el agua, asidos a un trozo de corcho que les hace flotar. Esperan la ola, otean el horizonte. Pacientemente la esperan.
Siempre he pensado en la adicción que genera el surf, la acción de su chute debe ser increíble.
Los madrugones, el frío, la humedad, los golpes, las caídas,… y siempre, mirando el horizonte esperando la serie.
Nunca un surfero le dice que no a una ola.
Debe ser una de las drogas más duras.. casi tanto como el amor.
Es ya tiempo
Hace algún tiempo que conozco a esta poetisa.
Ando buscando por ahí, sus Últimas Cartas a Kansas, pero de momento, no he tenido suerte. Hace rato, que estoy atrapada por este poema, porque me puedes decir tu, cuando tu casa, es tu casa????
La mano del hombre
Cuando estaba en E.G.B. (hace demasiado tiempo…) de mano de Don Francisco, estudié un poco de geología, y del fascinante proceso de la erosión. Don Francisco nos explicó que el efecto de viento, sobre todo, aunque también intervenía “la mano” del hombre, hacía que poco a poco se fueran desprendiendo minúsculas piedrecitas de las montañas que nos rodeaban, y que llegaría un momento, en que dichas montañas desaparecían.
Claro, que el proceso era lentísimo, y solo los nietos de nuestros nietos serían capaces de notar alguna apreciación comparando fotos.
Yo lo creí. Y creía que el paisaje natural que observaba iba a sufrir variaciones imperceptibles para mi.
Cuando llegué a LaObra, estaba todo rodeado de montañas.
En algo más de cinco meses, las he visto desaparecer una a una, poco a poco.
Me ha parecido de pronto, que la intervención de “la mano del hombre” no va a ser de tan poca importancia, ni tan despreciable.
La niña que estudió geología me mira de reojo, y me pregunta con cara incrédula si yo también estoy formando parte de “la mano del hombre” que erosiona esta montaña. No le he contestado aún, aún no he superado el ataque de vergüenza.
Se encuentra
No sé cuándo la oí por primera vez, no sabía de quién era, ni cómo había llegado a mis oídos, solo sé, que un día el año pasado, desperté tarareándola. “.. y la gente corría..”
Hablé con elflaco, y despejó todas mis dudas; se la había escuchado a él, tarareándola también. Me cantó, me contó, y me la hizo llegar.
Se ha convertido en un medidor. Cuando encuentro algo, la escucho, y si la siento, tengo la respuesta clara de que he encontrado lo que buscaba, en caso contrario, es que he econtrado algo, pero no es lo que buscaba.
Tengo que usar este tipo de herramientas, porque aún no sé bien lo que ando buscando
De letras y reflexiones
De las cosas buenas que tiene comer fuera de casa, y no me refiero a un bar, cafetería, o restaurante, sino fuera de casa como lugar físico, ya que la comida me la preparo yo, pero la ingiero donde puedo, dentro de LaObra; es los ratos que le puedo dedicar a la lectura. Con ese ratito, he recuperado las horas que pasaba leyendo en MiNorte.
Felicidad compartida #1
Domingo, primero del mes de Junio.
Cero viento.
Diez de Sol.
Ocho de marea.
Un baño tranquilo.
Calcetines para mi roommate en las manos.
Conversación fluida en las orejas.
Grata compañía al otro lado de la toalla.
Hay veces que la felicidad es individual, hay veces que la felicidad se compone de pequeños momentos de Sol, arena, y mar, regados de confesiones y risas.
Gracias… (tu sabes el tono)
Fresas de Valsequillo
La semana pasada, en un punto habitual de la isla (parking de Ikea), había un señor vendiendo fresas de Valsequillo.
“Cogidas de esta mañana, mi niña”
No compro mucha fruta, y menos en grandes cantidades.
No sé lo que me pasó. Compré la caja de 2kg de fresas por 8€. No sé si eso es barato o caro.
Sé que son las mejores fresas que he comido en mucho tiempo.
Mi menú díario de esta semana, ha contado cada día con un tazón de fresas con leche.
Están dulces, con un punto de acidez; maduras pero firmes.
Me han sentado bien. Como si me rellenara de una gran cantidad de energía.
Igual son fresas mágicas. Igual lo que sale de Valsequillo es poderoso.
No sé, pero esta tarde voy a ir a por más, porque tengo alrededor una nube negra de energía envidiosa y de mala vibración, que no me gusta nada.
De paso también compraré naranjas, toda ayuda será poca.
Imperfección intolerable
Hace unos días, que empecé con el 3º bloque de la GAAA.
No son complicados excesivamente, solo hay que prestar un poquito de atención a las indicaciones, al patrón y a los charts. Organizarse un poco con las páginas, y entregarse completamente a las trenzas.
Sabido es lo que me cuesta leer hasta el final cada patrón, y empiezo a tejer saltándome pasos, o confundiendo charts.
Después de tener tejido casi la mitad de la primera repetición, reparé, en un fallo.
No se notaba demasiado ¿o sí?
Seguí tejiendo, asumiendo el fallo del principio, y fue como un reto.
Me hablaba a mí misma, intentando infundirme un poquito de espíritu Amish: Perfecto solo es Dios, por eso ellos cuando hacen un quilt, cometen errores adrede para no ofender a Dios, intentando imitar su perfección.
Seguí tejiendo, pero ese fallo (una trenza cruzada hacia el lado equivocado), resaltaba casi más que los puntos, que la lana, que todo… Era como un imán a la vista, clavaba ahí los ojos, y la imperfección se hacía enorme abarcando toda mi atención.
No pude.. y deshice todo.
No pretendo imitar a Dios, no pretendo ser perfecta, pero no puedo con un fallo inconsciente..
Tal vez si el fallo fuera cometido conscientemente, lo toleraría de otra manera ¿o no?
Y como siempre, la lana y los pensamientos que me originan, me sirven para todos los ámbitos de la vida.