Lo volví a hacer.
Cuatro años más tarde, volví a Corralejo, a ver a Machttel.
Ella, con sus brazos tatuados, su tranquilidad al hablar y su acento belga, puso manos a la máquina, y realizó su delicado trabajo en uno de mis minúsculos tobillos.
Dolió.
No recordaba que doliera tanto.
Probablemente fuera la zona, o tal vez el dibujo, o puede, que tal vez fuera yo.
Que últimamente estoy más sensible de lo normal.
No alcanzo a entender qué me pasa exactamente, y por qué de un tiempo a esta parte me siento desubicada.
Estoy haciendo esfuerzos, estoy trabajando en ello, aunque los resultados parece que no llegan.
Pero de unos días para acá, de día y de noche, no hago otra cosa, que buscar motivos.
Ténganme paciencia, a los que este trabajo les toca de cerca, en un ratito voy a sentirme en mi sitio, ubicada y con mi faro.
Ya siento que me va llegando la luz.
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Que sea una plaza vitalicia
Sigo con la retina llena de Otoño. De colores naranjas, de olor a pino, y de ganas de café.
La energía que recargué en el monté, se me descargó en unas horas el lunes por la mañana. Otra vez el trabajo vuelve a quitarme el sueño.
Sigo sintiendo que no muy lejos de aquí, hay una convención de lanzadores de cuchillos, y hay más de uno que se ha perdido y está practicando por estos lares. Es cansino estar esquivando sus ataques todo el día. Pero no decaigo, y sigo, esquivando y aguantando.
Mientras miro hacia los lados, para seguir encontrando luz, para seguir viendo el vaso medio lleno, aunque tenga agujeros, aunque haya dudas de hacia qué lado se está inclinando la balanza.
Hace un mes me quejaba de que nunca había estado por la parte montañosa de la isla para pasar frío.
Hace unas semanas me quejaba de no poder sacar mi arsenal de cosas de Navidad y dejar la casa completamente decorada.
Hace quince días me quejaba de que este año no tendría Calendario de Adviento.
Hace dos días me quejaba de que este año mamá no me hubiera llevado a casa mi Pascua de Navidad, como venía siendo tradición desde que me hipotequé.
Hoy tengo el recuerdo de un día en el campo, con frío y con Otoño, un billete para irme a mi piso de Fuerte acompañada, a sacar toda la decoración, tengo un calendario de Adviento con chocolates y todo… y hoy, también, tengo una flor de Pascua.
Me doy cuenta de que me quejo demasiado y también de que tengo un cumplidor de deseos oficial.
Incluso los deseos que no pido en voz alta, pero que pasan rápidos por mi cabeza, se cumplen.. Es el mejor haciendo su trabajo.
Sinceramente, no sé cómo voy a hacer para devolverte todo esto.
Aquí también es Otoño
El sábado, me molestaron. O al menos esa fue la idea.
Yo puse cara de super molestada, para no quitarle la intención al molestoso.
Pero la verdad, la niña que tengo dentro, se pasó todo el sábado saltando en una pata. Y aunque yo estaba sentada cómodamente en una sillita al Sol, en medio de un pinar que era el paraíso para los recolectores de piñas; la niña, se pasó corriendo de un lado para otro todo el día.
Me llevaron a Tejeda, a los Llanos de la Pez, y a los Pechos (qué sitio!!!!)
Saqué unas cuantas fotos, y descubrí, que aunque haya que recorrer unos cuantos km en coche, se puede ver que también aquí llegó el Otoño, y que todo está naranja y precioso.
La luz del Otoño es espectacular.
Me abracé a un pino de gran tronco, y me recargué de energía para unos cuantos días, porque es lunes, y el día que tengo por delante va a ser duro y complicado.
En arrancadilla
Por fin es viernes.
Tengo el JellyRoll para terminar, los Bella mittens, la Smokin’, un par de calcetines, y voy a atreverme a hacer un par de pilukis, y a retomar el punto de cruz.
Sí, soy una osada… Porque en medio, voy a dedicarme a hablar sin descanso, a cocinar para varios días, a ver alguna película, y a dejar que me molesten…
Y sé, que el domingo por la noche, voy a estar con una sonrisa de oreja a oreja, porque voy a hacer lo que me apetece, y porque me voy a poner en modo countdown para hacer la maleta.
JellyRoll como escudo ante las mundanas hostilidades
El fin de semana pasado, como arrastrada por un repentino ataque de un fantasma costurero, lo pasé cosiendo.
Saqué sin saber bien en qué estado me lo iba a encontrar, este proyecto que estaba a medias, y sin tocar desde hacía más de un año.
Volviendo atrás en el tiempo: Es un kit que compré en Chicago en el año 2007, compuesto por un JellyRoll, el sashing, el borde, y el patrón por supuesto.
El quilt, está compuesto por 20 bloques, de los cuales ya tengo hechos, 15.
Adoro los JellyRolls!!!! Me he entusiasmado tanto con la costura, que estoy contando las horas para el próximo fin de semana y volver a repetir, además creo que no va a ser en solitario!!!!
Menos mal que tengo estos ratos de creatividad, aunque yo no cree nada original y me limita a repetir un patrón ya diseñado, porque últimamente el mundo se está volviendo un sitio hostil, con individuos que no respetan el código solidario de los que aparcamos en la calle; con individuas gravemente enfermas del virus Envidiucocos, y que están ya en fase terminal de dicha enfermedad, dejando que dicho virus controle absolutamente todos sus movimientos y palabras…
Los ratitos de tejido compartido, patch compartido, y lentejas compartidas, hacen que me olvide un poco de lo que hay rondando por ahí afuera… y también de que de pronto, mi panificadora se haya vuelto también hostil, y no haga pan, sino masas deformes incomestibles y no fotografiables.
Recopilando
A veces, últimamente con demasiada frecuencia, se me olvida de lo poquito que necesito para ser un poquito feliz, y dejar de pensar en este devenir de sucesos que es la vida que estoy llevando últimamente, y que me ocasiona más de un contratiempo o choque neuronal, como suelo llamarlos. (En cuanto LaBajista lea esta frase, me dará un coscorrón por hacer frases taaaaan largas, sin puntuación).
El viernes, apretando los dientes, y poniendo todo el propósito de olvidar una semana de color oscurito tipo café, saqué mi Janome.
¿Cómo no se me había ocurrido antes?? La mejor medicina para poner el piloto automático y dejar de pensar en mi caso, siempre es coser.
Busqué un proyecto rápido, que pudiera empezar y terminar en una tarde.. (Por qué no hay cosas fuera de las telas, que pueda hacerse igual, empezar y terminar.. sin contratiempos).
Hice un Grap Bag.
Es fácilito, y bastante resultón. Aunque a mi idea de ver, es algo pequeño, pero aún así, bastante útil.
El viernes lo empecé, en medio de café, música de Juan Luis Guerra recomendada, y una conversación parpadeante.
El sábado por la mañana lo estrené en un paseo por la calle con más solera de la ciudad.
Un paseo mañanero, sin prisa, con los ojos abiertos para poder ver todo lo que ofrece este sitio, que a veces son más cosas que vallas y obras por todas las esquinas.
Poemas en las paredes, versos del Poeta Descalzo, y un sol de 30º en pleno Noviembre.
En pleno período catártico
Soneto xvii
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.
Me llegó en uno de esos mail encadenados hace unos días, creo que me lo he aprendido de memoria. Me está pasando igual que cuando descubrí “Espero curarme” de Sabines..