Hace ya algunos años que sigo el blog de Ibán Yarza. Desde entonces tengo guardado un pdf de cómo hacer masa madre y cómo hacer pan. Releía sus apuntes como si fuera un tratado de alquimia. Y para adentro me decía: algún día.. algún día.
Tengo la firme convicción de que hay cosas en la vida que marcan su momento. Tu puedes emperretarte en tejer cierto patrón o en leer tal libro, y pasan los días y no consigues engancharte al libro, ni memorizar el patrón. Lo más común es tirar la toalla y dedicarse a otra cosa, que la vida es corta y cosas para hacer hay miles. La cuestión es que un tiempo más tarde, pueden ser días, meses o años, el mismo libro o el mismo patrón se ponen de nuevo en tu camino, y voilà… sale de un tirón!. Por ello, cuando algo que quiero intentar se me atraganta, lo dejo en espera… Tarde o temprano se alinearán los astros y será el día. En el fondo, y casi en general, el único ingrediente importante en la vida es el tiempo.
Así me pasó con el pan. Llegó el momento, y me puse a panificar. Primero con levadura artificial y luego con masa madre. Lo que me pasó, es que se cruzó en mi camino alguien a la que ya le voy debiendo unas cuantas cosas, entre ellas este virus panadero. Hay videos muy buenos de Ibán Yarza sobre los pasos a seguir, sobre cómo amasar, sobre ingredientes básicos… La verdad, hacer masa madre y pan, es algo casi mágico. Te obliga a tener paciencia, a ir haciendo paso a paso, a esperar los tiempos sin tener la urgencia del reloj marcando minutos, ni a estar pendiente de él.
He hecho masa madre de centeno, con unos resultados espectaculares en tan solo tres días; y masa madre de trigo que es un poco más lenta, pero con otro olor y otro sabor totalmente distinto. Los panes que he hecho con ella son increíbles. Se parecen tanto a los que compraba en la tienda de la esquina como un huevo a una castaña. He logrado ir haciendo una rutina panadera, y en mi congelador siempre hay pan para la semana. Será difícil que vuelva a comprar pan en esos negocios dónde el pan tiene dudosa procedencia.
En estos días en los que yo he metido sin miedo, las manos en masas de distintas texturas y olores, Emma ha hecho lo mismo. Estamos empezando a trabajar la plastilina. Tuve un primer intento de plastilina casera. No me gustó el resultado: huele, se ensucia, y se pone mal en poco tiempo. La mejor alternativa ha sido la plastilina de Imaginarium. Tiene buen tacto, no huele, y los colores son bastante brillantes.
Y en medio de todo esto, el verano que dicen que se fue, creo que hace mejor tiempo ahora que en Agosto, y hay que sacar las cosas de otoño, aunque solo sea por aparentar. Tengo unos días de poco movimiento de manos, no me apetece ni coser, ni tejer.. Pero en cambio, me he reconciliado con el bordado y el punto de cruz.. Y con los libros. De nuevo vuevlo a leer de forma constante. Una vez más, las cosas eligen su tiempo de ser.
Y este tiempo esta siendo de pan, de hilos, de John Mayer y de recuerdos que se fueron y que ni con un tremendo esfuerzo de concentración, vuelven… Para todo hay un tiempo, hasta para olvidar.