Cuando te conviertes en mamá, misteriosamente y de forma aparentemente muy organizada, aparecen ante tí un sin fin de temas que solo están relacionados con tu cachorrito. Me pregunto si toda esta información andaba circulando antes de la llegada de Emma y no me llegaba porque no me era útil en ese momento, o realmente ahora es cuando más información, sobre la crianza y derivados, pulula por todos lados.
La cuestión es que habré recibido unas cien veces, vía mail o vía whatsapp, una foto de los inconvenientes que hay de tirar de los brazos del niño.
Y como yo soy muy aplicadita para casi todo, me he leído el folleto cada vez que me ha llegado, poniendo especial antención a lo malo que es coger de los brazos y tirar de tu cachorrita.
Hace unos días, estábamos caminando, así tan tranquilamente para subirnos al coche. Y entonces Emma tropieza. De forma instintiva, y para evitar que se rompiera los dientes, tiré de ella por el brazo por el que íbamos cogidas de la mano. Yo, que me sabía el folleto de memoria. Yo, que voy predicando constantemente que no se deben dar tirones.. Tuve que elegir entre tirar o dejar que se cayera. Se me desconecta la hipófisis y toma las riendas el hipotálamo.. Y tiré de Emma.
Aún no se me ha olvidado el leve “clack” que sentí-oí.
Lo siguiente fue una niña llorando, con un llanto totalmente distinto a los conocidos hasta ahora, y ella solita se coloca su bracito en cabestrillo impidiendo que cualquiera se lo tocara.
Yo pensé que no había sido más. Aunque el “clack” seguía martilleando mi cabeza.
Tomamos carretera para ir a nuestro destino. La miraba por el retrovisor, y aunque no lloraba tenía cara de dolor. Si alguien intentaba tocarle el codo, lloraba.
Así las cosas, interrumpimos nuestro trayecto y fuimos al hospital.
Un doctor de urgencias, nos atendió muy rápido y muy bien. Diagnóstico: Codo de niñera o luxación de la cabeza del radio. Una maniobra de dos minutos y un calmante para el dolor. Y en diez minutos niña como nueva. El estado en el que quedó la mamá, es otra historia.
Para olvidarnos un poco de la aventura, nos pusimos a jugar con cartón. Construimos un señor potato de cartón, y que es la prueba irrefutable de las gracias que debo dar cada día por no tener que ganarme la vida dibujando. Y también hicimos unas cartas de números. Vengo observando desde hace unos días, que Emma es capaz de identificar los números del 1 al 4. Así que se me ha ocurrido imprimírselos todos para que juegue con ellos. Como siempre, para estas cosas, Pinterest es mi mejor amigo.
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Baking on Sunday morning,… again, and 7 years later.
Sigo con mi propósito de ir terminando cosas.. Cada vez se me hace más cuesta arriba cumplir con él, aunque una vez que alcanzo el objetivo, la satisfacción es grande, y me siento llena de motivación para acometer el siguiente de la lista de mis UFOs.
Para poder hacer recuento de la historia de este nuevo quilt terminado, he tenido que bucear en los archivos del blog, y lo he encontrado. Qué sorpresa al descubrir las fotos que acompañaron aquella entrada. Son muy parecidas a las de hoy. Un quilt, un ayudante (salvando las distancias) y muffins.. Será casualidad? o será que yo tengo una naturaleza a la que me es imposible esquivar?. Han cambiado un montón de cosas desde entonces. Tengo cabecero de la cama, mesas de noche, plantas… Pero la esencia sigue siendo la misma: alguien a quien querer-cuidar-alimentar, telas, y el horno. Seguramente para mí, esta es una de las combinaciones rápidas de alcanzar el zen. Lo que más me llama la atención, es que todas aquellas reflexiones del amor, la necesidad, la pasión… ya tienen respuesta. Cuánta comedura de tarro me hubiera ahorrado si la Violeta de ahora le hubiera podido dar un poquito de información a la Violeta de entonces. En fin, en la vida no hay atajos.
El quilt está empezado en el año 2006, y terminado este 2013, siete años de nada. De ser un quilt normal, está terminado casi siendo un repro. Está hecho todo a máquina, compuesto por dos bloques. Un bloque es el llamado “Lady of the Lake” y el otro se llama “Square Deal”. Ambos son bloques típicos dentro de los diseños de bloques.
Me acuerdo de que cuando lo empecé a unir después de hacer los bloques, me di cuenta de que sería pequeño para mi cama. Se me ocurrió que podía añadirle unos bordes más anchos que le dieran tamaño. Los corté, los cosí, y ahí se quedaron. A lo largo de los años lo sacaba y pensaba algo más que añadirle. Corté un buen montón de hojas de color verde, con sus tallos, con pensamiento de aplicarlos en dichos bordes. Pasaba el tiempo, más bien los años, y ni aplicaba ni avanzaba. Este año, lo volví a sacar, y los bordes me desagradaron tanto que no tardé un segundo en sacar el descosedor y quitarlos. Lo dejé como originalmente era el patrón. Cogiendo carrerilla, monté el sandwich, y a la máquina a acolchar. El acolchado es en recto, y solo en los triángulos de mayor tamaño. En el borde le he hecho una costura de estrellas, aprovechando las puntadas de bordado que tiene mi máquina y que nunca uso. Lo he acolchado con hilo matizado aurifil. Este hilo es espectacular para acolchar a máquina. Apenas deja residuo en la máquina, y tiene unos cambios de colores muy suaves que no desentonan con la combinación de telas que se use. Eso sí, es brillante, lo que hace que el acolchado brille, y le de un toque bastante curioso. Lo he usado ya en tres quilts acolchados a máquina, y el resultado es totalmente satisfactorio.
Para montar los bloques conté con la ayuda de Troylo (suspiro… estos días lo echo mucho de menos) y para acolcharlo conté con la inestimable ayuda de Emma. Que cada vez que me encuentra haciendo algo, se me acerca a la voz de: mamá qu’estasiendo?? Todo seguido y con un tono interrogativo. Yo respondo a su pregunta, y acto seguido me contesta: mama, te adudo.. Obviamente, yo caigo fulminada de un ataque de puro amor, del que me cuesta recomponerme unos minutos.
Después de trabajar tanto, horneé unos muffins de frambuesas, aprovechando que en el Lidl de mi pueblo las han traido frescas. La verdad es que comidas en crudo son bastante sosas, sin embargo en las muffins, dan un sabor estupendo. Es la segunda vez que las hago y vuelan en solo un día.
Y de último, mi nueva orquídea. Regalo de la familia por mi cumpleaños. Desde que llegó ando mirándola de reojo a ver cómo se adaptaba a las condiciones del piso, y parece que lo hace de forma satisfactoria. Se le han abierto las flores que traía cerradas, y no parece tener ningún síntoma de aburrimiento.
Por cierto, en el post anterior alguien preguntaba sobre el centro de mesa de hojas. Es un diseño de Nancy Halvorsen, para Art to Heart. Está dentro de unos de los libros de otoño de hace bastantes años.
Disociando recuerdos, a través de las cruces
Este año, me propuse hacer limpieza profunda de cajones y armarios, e ir sacando todo lo que estaba a medias para darle prioridad y terminarlo.
El propósito era bueno, la energía para llevarlo a cabo fue decayendo con los meses y el calor, y al final se me ha hecho una lista interminable de cosas que por un motivo u otro no terminaba de tachar.
En verano, con el calor, y las pocas ganas que me da de hacer cosas grandes, me dije que era el mejor momento para ir terminando todas las cosas de punto de cruz que tenía a mitad. Lo metí todo en una cajita estupenda y para MiNorte que me lo llevé.
Lo bueno del punto de cruz, es que con no mucho esfuerzo, consigues grandes resultados. Así, casi sin darme cuenta fui terminando los tres esquemas de Little House Needleworks (LHN). Pertenecen a la Little women series, y son un total de cuatro: Reading, Baking, Gardening, Quilting. El Gardening, lo empecé y lo terminé justo cuando La Roja, ganaba el mundial de fútbol. Fue bordado en un ambiente y circunstancias totalmente distintas a estos tres, aunque finalmente irán enmarcados en el mismo tipo de marco y supongo que los colocaré juntos. Están bordados sobre un lino que teñí yo misma con té, y con hilos teñidos a mano de Crescent Colours, que compré en Houston en Octubre del 2008.
A medida que iba terminando estos tres, me animé con el punto de cruz, y casi dando la última puntada de los anteriores, ya tenía empezado el siguiente. Este empezó y terminó en una semana. En Octubre de este año. El esquema original es también de LHN, y el dibujo representa a un hombre y una mujer. Ya todos sabemos que yo no soy muy dada a seguir las instrucciones al pie de la letra, y que me encanta salirme de los esquemas. Desde que lo encontré en mis archivos, me decidí a improvisar un diseño que se ajustara más a nuestra realidad. El patrón original se llama Always and Forever, y pertenece a la serie Everyday
El siguiente tiene historia. El patrón es de la misma diseñadora (LHN), y alguien lo propuso como SAL en algún momento del 2009. Me inclino a pensar que fue a principios de año. No guardo registros de la fecha exacta. Yo acababa de llegar a GC para mi aventura en El Mirador. Lo empecé super animada con el SAL, las cosas circunstanciales se torcieron, y pasé unos meses difíciles en los que me dediqué a trabajar, y a vegetar… Todo lo demás quedó guardado en una caja latente hasta que desperté, casí en Diciembre del 2011. En Septiembre de este año y mientras veía la segunda temporada de Scandal lo terminé.
Del último, también de LHN, solo tenía en una bolsita el esquema, los hilos y el lino. Durante el mes de Octubre de este año, y aprovechando la energía que traía, lo empecé y lo terminé, mientras veía Breaking Bad, la serie completa.
Aunque las fotos no den muestras de ello, están planchados. Lo que me recuerda que tengo que leer por los blogs, a ver cómo las entendidas en bordados de este tipo los terminan. Si aplican algún tipo de fijador, almidón o los planchan con vapor. Y después del planchado y la sesión fotográfica, los he guardado en los rollers, que hice algunos años (2008).
Es curioso cómo se me vienen a la mente, los distintos momentos de mi vida, en función de estos esquemas. Tienen épocas claras, y muy marcadas en el tiempo. Pero lo más curioso es el trabajo fino, meticuloso y elaborado que ha hecho mi cabeza. No hay recuerdos de personas asociadas a estas épocas. De hecho, uno de estas personas, hace unas semanas me mandó una foto sobre un lugar que transitaba con mucha asiduidad durante el 2009. Supongo que me mandó el documento porque él iba a ese lugar conmigo. El recuerdo del sitio vino a mi mente, pero no había nadie más que yo en él. En mi memoria ya no hay personas que durante un tiempo pudieron hacerme padecer, en mi memoria ya no hay recuerdos asociados, lo que hace que vaya por la vida mucho más ligera, y cómo no, más feliz.
No puedo negarme a mi naturaleza, y en cuánto se me quedaron vacías, las cajas donde los guardaba, empecé a navegar por la red. Hay blogs de “bordadoras” estupendas, y el mundo de los esquemas es infinito, aunque mis gustos están bastante definidos. Me pierdo en blogs como éste, o éste. Y como era imaginable y predecible, mis cajas han durado vacías, aproximadamente 24h.. Ya tienen esquemas nuevos, hilos y linos para empezar. Cómo es eso que dicen por ahí? Ah! sí: la cabra siempre tira p’al monte.
Los tesoros de Maba
Esta semana he estado revolviendo en casa de Mama, Emma le ha cambiado el nombre, y ahora mamá ya no es mamá, ni tampoco es abuela. Emma le dice Maba, que supongo que es una especie de contracción de invención propia, de mamá y abuela. Me parece que Emma será aficionada a este tipo de contracciones. Estos días dice que quiere “pancilla”, refiriéndose a pan con nocilla.
Pues en eso que estaba yo, revolviendo, buscando libros míos, fotos, y trasteando por ahí. Es increíble la cantidad de cosas que caben en una casa. Y digo casa, con todas las letras, no este “quiero y no puedo” que es mi piso. Aquí no cabe nada, no hay armarios empotrados que lleguen al techo, donde uno pueda ir metiendo cositas. Aquí los cajones están contados, y si quieres meter algo nuevo, algo viejo ha de salir. Así no se puede! ¿Cómo le doy bola al espírutu de coleccionista de todo que llevo dentro?
Así que buscando y revolviendo, me encuentro con un curso completo de corte y confección a distancia: Sistema Eva. Fue con lo que mi madre empezó a coser, por correspondencia y sola, ahí echándole narices. En su casa, nadie se cosía la ropa, tejían, hilaban, calaban… pero coser no, así que ella a la aventura.
Con ese método y esos cuadernillos aprendió. Yo, me lo he traído a casa, a ver si aprendo algo, y se me quita el miedo a cortar la tela.
Al encontrarlo le vi la fecha: 1968. Es una reliquia.
Cuando le pregunté, me contó como empezó, y cómo pudo mejorar con otro método. Y entonces me saca otro juego de libros, que tenía más guardados, más cuidados, y que atesora con cariño. Es el sistema Martí. Resulta que ella aprendió sola, y se hizo sus ropitas. Más tarde conoció a papá, se casaron, se fueron a vivir a Gran Canaria, y ahí visitaba con frecuencia a una tía de mi padre. Resulta que esta tía (yo siempre le dije TiTí) era profesora de corte y confección. Para mi madre fue como entrar en la cueva de los tesoros de Alí Babá. En su taller tenía telas, muchas… Y alumnas, muchas también. Mamá perfeccionó allí su técnica y se quedó totalmente enganchada al patronaje. Afición que mis hermanos y yo hemos contribuido a que pierda. Le robábamos mucho tiempo, dice. No sé por qué, no me extraña nada.
La cuestión es que me ha dejado el primer método, con la promesa de ponernos con el segundo cuando tenga alguna soltura.
No paro de imaginarme como serían esas clases de costura, ese salón lleno de patrones, de maniquíes, de figurines… Vaya! cómo me hubiera gustado perderme allí, entre hilos y alfileres.
La verdad es que mire por donde mire, las mujeres de mi familia, han sido todas, muy trabajadoras con sus manos, qué pena que no se le haya dado más valor, y pudiéramos conservar algunas de las cosas que hicieron.
Ayer me vine a casa como quien custodia un tesoro. Con la tarde del sábado por delante, el viento soplando, y las ganas de acurrucarse a flor de piel. Nos metimos en la cocina, (Emma se ha convertido en una pinche dispuesta y eficaz) y horneamos la tarta de ciruelas de Delicioustories. Fácil, rápida, y exquisita.
No sé cuántas veces he dicho ya, que todas las recetas de esta página son un 10. Me compré hace unos días un molde de horno redondo de 20cm. Ha sido todo un acierto!, por fin tartas pequeñas que podemos acabar Emma y yo en unos días.
Con la casa oliendo a canela, los calcetines puestos, y la tarta en los platos, me puse como buena estudiante a revisar los libros del curso. Ahora, solo me falta coger carrerilla y sacar algún patrón.
Las expectativas, o esas malas compañeras
Hoy, yo, tenía pensado venir aquí, y contar todas las cosas que había hecho durante estos tres días de descanso que nos regalaba el calendario. Tenía una hojita llena de planes marcados con marcadores de colores, y tenía sobre todo, otra lista de cosas para terminar. Tengo una montaña de telas, lanas, hilos, de labores a medio hacer, a las que sólo les falta un pequeño empujón para ser terminadas, y por fin, ir bajando ese Himalaya craftero que tengo en el estudio.
Pero uno propone, y los virus disponen. Y digo virus porque hoy ya sé qué fue uno ellos el que se encargó de sabotearme el perfecto puente que yo había planeado.
El jueves teníamos una cita en casa de LaAbogada, para disfrazarnos y pasar un rato divertido y ameno, nosotras y ellas. Pero el jueves a medio día, con las galletas de la ocasión horneadas, y nuestros disfraces a punto, siento que Emma está calentita. En cuestión de unas horas pasó de estar calentita a tener 39.3º de fiebre. Se me encienden todas las alarmas, se me salen los ojos de las órbitas, y me pongo a contener todas las preguntas que alguien dentro de mi cabeza me hace siempre en estos momentos.
Vuelvo a ponerle el termómetro. 39.4º. ¡Maldito cacharro!. Pensé incluso que estaba mal, pero no. La fiebre había llegado a casa.
Llamadas de teléfonos, mensajes, deshago planes, nos ponemos el pijama, y saco el Apiretal (ese gran amigo). A todas éstas, Emma, sigue saltando, riendo, y haciendo todas las cosas normals, de niña de dos años. Sin síntomas de ningún tipo.
A la pregunta de ¿Emma te duele algo?. Respuesta: Las nonillas (señalándose las rodillas). En fin.
Podemos resumir el resto del jueves, el viernes entero, y el sábado, como ciclos de seis horas en los que se empieza con una toma de Apiretal, se ve un capítulo de Dora, pintamos un dibujo, comemos algo, bebemos mucha agua, jugamos con la plastilina, leemos un par de cuentos.. Y otra vez a empezar.
Tuvimos algún ratito de descanso, de unos 10 minutos aproximadamente, donde yo desayuné leyendo Pan Casero, nos comimos las galletas, refresqué una masa madre. Y ya casi de madrugada, horneé unos panes y coloqué los cojines que corté en mayo, y mamá cosió en junio.
Ni que decir tiene, que las noches no han desmerecido los días, y también hemos tenido ratos de charla, de de tomas de Apiretales, de termómetros y de mucha agua.
Desde ayer por la noche, Emma no tiene fiebre, y hoy a medio día, le ha aparecido un sarpullido extraño por la barriga. Al principio fueron unas manchitas, que hicieron que volvieran a encendérseme las alarmas y a salir corriendo a coger un vaso. Los ojos se me volvieron a las cuencas, al comprobar el negativo de las manchitas. Al rato, ya tenía todo el tronco, y ahí se me encendió la luz: Exantema súbito. Es la segunda vez que le pasa. Una vez que ya ha salido, está todo pasado.
Ahora Emma duerme, y yo estoy aquí, escribiendo, mientras se hornean otros panes.
Pareciera que de un tiempo a esta parte, pretendo arreglar todas mis frustraciones haciendo pan. Puede ser.
Si me busco dentro, siento una frustración y un enfado considerable. No he podido hacer nada de lo que me hubiera gustado hacer, siento cansancio mental por el exceso de preocupación durante tres días, por no saber a qué era debida la fiebre, y cansancio físico porque no es nada fácil ni llevadero, mantener a una niña de dos años en un piso de 65m2 durante tres días… Siento rabia por las veces que he sentido que estaba cansada y superada, siento lástima por no tener una dosis extra de paciencia cuando siento que la normal empieza a acabarse… siento frustración, mucha,.. y también siento alivio, porque “no era nada”.. Lo peor, es que esto último debería alegrarme, calmarme, relajarme… pero las malditas expectativas están ahí, haciéndome señales con la mano, reclamándome el tiempo que no les dediqué..
Estoy enfadada,… y lo malo es que ni siquiera sé con quién.
19 en cada pierna, y tan ligera como una pluma
Un miércoles por la noche, allá por el 2007, nos encontrábamos LasChicasdelaCruzRoja y yo, sentadas delante de un sándwich “poco a poco”, con algunas cocacolas y unos nesteas, como era habitual los miércoles de esa época. Yo estaba en medio de uno de esos viajes al infierno que me daba, y después de aguantar una de esas arengas mías de la vida es una mierda, y demás sentencias por el estilo, mi amiga LaAbogada me miró fijamente y muy seria me dijo: mira, búscate tu agujero, porque a tí la felicidad se te está yendo por ahí. Lo que provocó que estuviera riéndome más de una hora, y que volviera del infierno en un viaje exprés y sin escalas.
Todavía pasado el tiempo me acuerdo de aquel momento, y vuelvo a reirme sin poder controlar la carcajada.
La anécdota quedó ahí, aunque a mí me marcó profundamente ese momento. Y aunque mis viajes al infierno siguieron dándose lugar, acordarme de su consejo, hacía que la cosa fuera más ligera, y que quisiera volver más rápido. Yo creía que a ella este momento se le había pasado por alto, sin más trascendencia.
Cuando Emma cumplió un año, le regalaron una caja de piezas, en las que todos los asistentes le escribieron un deseo o una felicitación.
Por la noche, cuando recogí las cosas, y me dispuse a leer las piezas de madera, sufrí otro ataque de risa-llanto al leer lo que LaAbogada le escribió. Confirmándome, que para ella tampoco había sido un momento trivial, de charla en un bar.
Han pasado unos cuantos años, y por fin no solo he tapado las fugas por las que se me estaba escapando la vida, sino que ahora me dedico a revisar constantemente mi coraza para comprobar la estanqueidad de la misma. Ayer cumplí 38 años… 38 nada menos.
Ayer festejé, atendí al teléfono, partí una tarta, y dejé que Emma me cantara “pumpeaños peliiiiiiii” varias veces durante el día.
Se acerca peligrosamente la cuarta década, y que mis ahijados empiecen a decirme “pureta”. Lo mejor de todo, es que no me importa, ya no me afecta. El camino que tengo por delante ya no se me antoja pedregoso, ni lleno de baches.. ya no me da miedo vivir, y ese es mi mayor logro.
Al fin entendí de que va esto de vivir, y que la vida aunque a veces pese, se lleva estupendamente en una estructura impermeabilizada, y sin fugas.
Gracias a todos. A los que estuvieron, a los que se lo perdieron, y a los que decidieron no estar.
También leo, y veo series
Me he pasado todo el verano de inapetencia de letras. No he leído nada más que los patrones de las pocas cosas que tejí. En realidad he hecho bastante poco por mis hobbies, aunque he corrido mucho detrás de una niña de 85cm y 12kg de peso. Podría empezar a considerarse deporte oficial, porque creo que hay muchas mamás que lo practican diariamente y con suma dedicación.
Pero llega octubre, las rutinas, y también más horas en casa, y es inevitable, me entran ganas de leer, y de ver tele. Claro que la programación no te ayuda, pero una conexión a internet puede salvarte en esas noches de programación mala poco atrayente a tu gusto.
He releído dos de mis libros preferidos: El Principito, y La elegancia del Erizo. Y me he leído dos nuevos: La sal de la vida. Ligero de leer, entretenido. Tengo curiosidad por volver a leer a la autora (Anna Gavalda), algo que supongo que haré próximamente; y el segundo libro que me he leído es El Tiempo entre Costuras. Que, la verdad, no me ha entusiasmado. Demasiado descriptivo, llegando a la redundancia y rozando la pesadez en algunos párrafos, para quedarse corto en ciertos episodios a los que había que sacar más miga. Ya sé que es un bestseller, y que bla bla bla.. pero a mí, no me ha llenado. Aún así, ayer me pegué a la pantalla para ver el primer capítulo de la serie. Y bueno, la verdad, me entretuvo más que el libro, al menos de momento.
Y por otro lado, las series que estoy viendo son Homeland, Scandal y Breaking Bad. Las dos primeras están en su tercera temporada, y aunque la primera aún me tiene un poco desconcertada en lo que está pasando, la segunda me tiene totalmente enganchada. La tercera, he esperado a que termine para empezar a verla. LaBajista lleva meses diciéndome que la vea, y finalmente le he hecho caso. Hay episodios que me dejan en shock y otros que tengo que cerrar los ojos, como cuando era pequeña y veía documentales de animales.. Al fin y al cabo, estoy a punto de cumplir 38 pero hay cosas que siguen hiriendo mi sensibilidad.
Galletas comibles, fantasmas y murciélagos
La semana se me ha pasado entre certificados y noches sin dormir. Podría decir aquello de que la vida es lo que pasa mientras esperas a que se registren los CEE en la sede de Industria, pero he decidido hacer cosas útiles mientras espero. También he decidido que no me voy a frustrar, ni a impacientar, ni tampoco a enfadar.. Tengo un largo recorrido por delante para domar estos sentimientos que se despiertan de forma incontrolada cuando lidio con ciertas cosas que son ajenas a mi voluntad. Y ésto, se puede hacer extensible a cualquier ámbito de la vida.
Así que una vez más, mis manos, me salvan del atolladero, y de que en cualquier momento compre en el mercado negro un lanzallamas y haga mi propia versión de un Día de Furia.
A lo que iba, y contextualizando: Emma y las galletas. Le vuelven loca las galletas, de cualquier cosa, de cualquier marca, pero aunque le encanta el chocolate, prefiere las galletas sin él. Así las cosas, me fui a la red (ay! gran aliado) y me dispuse a navegar por cuanto blog de galletas encontré. La cuestión es que está taaaaaan de moda el tema galletil, que me encontré envuelta en una cantidad no manejable de blogs y recetarios preciosisimos.. pero poco comibles en mi opinión. Todas las galletas parecen objetos de decoración, con ingredientes extrañísimos: que si cremor tártaro, glicerina comestible, albúminas… y millón de colorantes. Todo ello para hacer algo que le llaman glasa, y que como digo quedan galletas de cine, pero que no se ajustan a lo que yo estaba buscando. Yo quería la receta de una galleta, básica, rica, natural y a ser posible con no demasiado trabajo. Tengo que decir que probé varias recetas con resultados varios. Desde desastrosos, a trabajosos, a algunos poco reconocibles como galletas. Seguí en la búsqueda, y al fin la encontré. Como su propia autora la llama: la receta definitiva de galletas Y sí, es cierto, es LaReceta de galletas. Emma está encantada con estas galletas. La cuestión es que yo quería que comiera galletas sanas, dentro de lo que puede ser sana una galleta, pero que se coma 60 galletas en unos días no me parece muy sano, que digamos. En fin.
Mientras, nos hemos puesto a coser y a cortar murciélagos, fantasmitas y calabazas. Por aquello de aprovechar los tiempos de espera en la preparación de las masas, y de ir cambiando la casa con las fiestas que van llegando. Y llegando poco a poco y muy tímidamente, está el cambio de tiempo. No me atrevo a llamarle Otoño aún, porque aquí no se pone todo naranja, no llueve, y ni siquiera hace frío. Pero los días son más cortos, en el mercado hay otras plantitas, de las que nos hemos traído una albahaca y perejil, y las calabazas están tiradas de precio. Pero lo más que me gusta de esta época, a parte de que puedo (ahora sí) celebrar que los años van pasando, son las flores de algodón que me trae mi tío el mecánico-agricultor. Son tan delicadas, y a la vez tan fuertes que me tienen enamorada. Ya tengo dos bolsitas de algodón natural, que algún día hilaré.. Lo que me recuerda que esta tarea sigue pendiente.
De mis quejas y otras incomprensiones
Soy autónoma e ingeniera. En mi vida profesional me ha tocado saltar diversos obstáculos. Cuando los veía imponerse en mi camino, siempre pensaba en el rédito económico o personal que me iba a suponer superarlos y entonces, apretando los dientes cogía carrerilla para saltar. Unas veces lo conseguía a la primera, otras a la cuarta, y otras simplemente, abría otro camino dando por terminada la batalla con ese obstáculo en concreto.
Desde que soy mamá, me planteé mi vida profesional de otro modo, y ahora trabajo desde casa, en horas que debería estar durmiendo, o simplemente cuando tengo un hueco entre la comida, el baño y el juego.
Se supone que estamos en la era de internet, donde nos llama la atención que necesitemos ir a cualquier sitio físico a resolver cualquier tipo de trámite, teniendo la posibilidad de que todo este informatizado y hacerlo desde tu pc.
En Junio de este año entró en vigor el certificado de eficiencia energética. Para ello, la Consejería de Industria del Gobierno de Canarias, ha abierto un apartado dentro de su Sede Electrónica, para “facilitar” el trámite del registro del mismo. Desde Junio estoy haciendo certificados. Y desde Junio, he perdido la paciencia a razón de tres veces por certificado y día.
La página cuyo formulario es lento como un paseo de tortugas, tarda en cargarse, lo hace mal, no te carga el certificado digital, o en otros casos no te lo reconoce. Cuando ha de darte el resultado del registro, tarda toda una noche, otras simplemente no te lo da.. y así .. To infinite.. and beyond.
La opción que tienes para manejar este proceso frustrante, es mandar correos de quejas, de sugerencias, o simplemente de desahogo. Siempre te responden, eso sí. A veces, incluso, te llaman. Llamadas en las que son super amables, pero que no tienen nunca claro qué está pasando, ahora, como apoyo y consuelo, funcionan bastante bien.
Un dia cualquiera, entras a la sede, te dispones a hacer tu trabajo, y empiezas a ver que la cosa no marcha, lo que sucede 39 veces de 40.. entonces decides cerrar el navegador y empezar de nuevo. Y al volver a abrirlo, ahí está… el dichoso cartelito: estamos de mantenimiento! o problemas técnicos!. Esa es la manera de resolver el problema.
En serio, no hay un grupo de informáticos cualificados para desarrollar una aplicación que no de problemas? o es acaso que ese grupo de informáticos no son sobrinos, hijos, nietos de ningún miembro de nuestro querido Gobierno Autónomo?
Empiezo a echar profundamente de menos, la oficinita de Industria que existía en la isla (porque ya no hay, la han cerrado, bajo un plan que se llama “recortes”… o algo así). Con gente con pocas ganas de trabajar, y a las que tenías que llevar cafés para salir con tu formulario sellado. Al menos alli sabías qué y quién funcionaba, a qué horas tenías que ir, y de dónde tenías que llevar el café para salír con el trámite resuelto.
Crianza por imitación, análisis por obligación
Emma se ha pasado todo el verano diciendo que no quiere fruta. Que “no guta”. Que no no no no.
Sigo pensando que no debo darle nada por obligación. Me ha salido una niña de buen apetito, que aunque le cuesta un poco probar cosas nuevas, va aceptando sabores y platos, y que come su ración sin problemas ni dramas. Así que si no quiere fruta, pues no la obligo. El problema se presenta en sus intestinos, que no están tan conformes con la falta de fibra que la fruta le aporta.
Así que empiezo a pensar, y a pensar, cuál será el motivo por el cual de pronto, de un día para otro, deje de querer fruta.
Y así, un día encontré la respuesta en mis mismas narices. Estábamos en el baño, y yo me ponía mi crema de día. Desde la puerta y con curiosa atención, Emma me miraba, haciendo los mismos movimientos en su cara que yo en la mía. Ahí fui consciente del problema. Emma a mí no me ve comer fruta casi nunca, porque casi nunca la como. Y ahí empezó mi reflexión.
Está en una edad que todo lo imita, que se fija atentamente en qué digo, qué hago, cómo me siento, cómo bailo.. todo. Me doy cuenta, y por ello, he desterrado de mi vocabulario algunas palabras que antes decía con mucha frecuencia, entre otras cosas. Soy consciente de que me observa, y de que de mí depende de que ella “salga derechita”
Así las cosas no me ha quedado otra que pasar por la frutería e introducir en mi dieta las frutas frescas que aquí podemos conseguir. Tengo la gran suerte de que mi tío mecánico-agricultor me trae cositas de su finca. Manzanitas en miniatura, sabrosísimas; granadas como pelotas; y guayabos que son puro espectáculo de olor y sabor. Aprovechando también que las manzanas están de oferta-temporada, y las zanahorias también, he llenado la nevera con un par de kilos de cada una. La cuestión es que ahora, al tenerlas aquí, me apetece, y se nota el efecto. Emma ha vuelto a comer fruta, y ya por iniciativa propia, no porque yo la esté invitando con ella a cada rato.
No paro de pensar en que cosas tan aparentemente poco importantes, tengan tanta trascendencia en los niños, y en lo fundamental que es que yo, como su madre, tenga una vida sana, segura, equilibrada. Mi vida y mi cabeza, son sus cimientos, y de mí depende lo fuerte y segura que sea su casa después. Por ello me esfuerzo por llevarla de paseo al mar, a la arena, al campo… Me parece una zona de juego más interesante que el parque. Amén de que no me gustan los parques. He hecho un esfuerzo, pero no puedo. Compensamos eso, con el increíble color del cielo que nos regala Octubre, y la tranquilidad del Atlántico en este tiempo. Ahora tengo la certeza de que así como la imitación de la fruta, el amor por el mar, el cielo, la tierra, la música.., se van a fijar también en su cabeza, y estoy convencida de que le van a servir de mucho más que las tardes bregando con otros niños por subirse a un tobogán lleno de basura.