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De cuando perdí la vergüenza de hacer lista de deseos
Dentro de exactamente 20 días, voy a estar soplando una vela en un cupcake. Una vela que vale por 41 años.
¿Te creías que me iba a dar vergüenza decirlo públicamente? Pues no, ya no.
Y ¿te acuerdas de todos aquellos años en los que llegaba este día y era una depresión total y absoluta? Pues eso, ya, tampoco.
Y no es que vaya a hacer una gran fiesta, y a invitar a un porrón de gente, eso.. tampoco.
Pero sí los voy a esperar con alegría, y como hacía antes, mucho antes de caer en espirales descendentes de histeria y depresión, voy a escribir mi lista de deseos. Sí, de 41 deseos exactamente.
– Un amanecer rosado, con Emma al lado, asombrada de lo bonito que está el cielo.
– Que Héctor llegue, sano y salvo, y su mamá lo disfrute como se merece.
– Unos pocos días más de sol y playa.
– Un viaje a París.
– Risas
– Abrazos
– Unos cupcakes de la Repostería Encantada.
– La agenda de Mr. Wonderful 2017.
– También quiero la de Lucía Be. Tengo mucho que organizar y no me da la vida!
– Lanas
– Papeles
– La revista Making – Fauna.
– Un concierto como los de antes (Pedro, Edgar, Luis, Jesús, Ismael…)
– Una noche llena de estrellas
– Un curso de sushi
– Una hamburguesa del raykillo
– Una excursión a Ajuy
– Ver a Olivia y a Emma jugar
– Una tarde de pintura con Emma
– Conversaciones inacabables con la Lolita
– Ver crecer nuestro proyecto, Loli
– Muchas fotos
– Una tarde para ordenar esas fotos
– Libros
– Cuentos
– Libretas bonitas, para dejar testimonio escrito de este mes
– Dejar que Matilda se me duerma en brazos
– Una bandeja entera del polvito uruguayo que hace Irisucha
– Unos quintillos leyendo a Alejandro Palomas
– Ver a Emma exponer su trabajo de clase
– Un desayuno mirando el mar
– Una noche de lluvia
– Una tarde de canciones de John
– Hacer un tablón de lo que está por venir
– Unas flores
– Una caja de bombones Lindz
– Un té con conversación
– Unas canciones de Guineo
– Un pellizco en el euromillón
– Un salto a Lanzarote
– Una hucha para guardar el euromillón
Dando un paseo por Morro Velosa
Hoy es día de fiesta aquí, se celebra el día de la patrona de la isla, la Vírgen de la Peña.
La celebración de esta fiesta, consiste en una romería desde diversos puntos de la isla, hasta la Vega de Río Palmas.
Cuando yo era joven y delgada, esta fiesta era lo más. Se salía andando desde Antigua, y se caminaba unos 15km, subiendo y bajando una montaña, y luego se llegaba a la fiesta. Claro que, la fiesta era el camino. Yo no sé ni cómo ni por qué, aquí se desvió la cosa, y la romería se convirtió en un gran botellón, lleno de gente, en el que muchos, se quedaron en la montaña. No como los que van al Everest, ni mucho menos. Solo se quedaron durmiendo la borrachera colgados de algún cardo borriquero. De los miles que brotan naturalmente por todo el camino.
Ya no recuerdo cuándo dejé de ir, pero con el tiempo, en esta forma de asocialidad que he desarrollado, cada vez que se acercaba esta fiesta, yo ponía rumbo norte, y disfrutaba del gran tiempo que siempre hay por esta época en MiNorte.
Ahora ya no puedo decidir sola lo que quiero hacer, porque tengo una niña a mi lado, que opina a todas horas, y se queja muchísimo de lo poco que manda.
Hoy, aprovechando la fiesta, y que el tiempo es horrible (de esto me quejará próximamente), desayunamos tarde, en medio de preguntas existenciales a la par de incómodas.
Mientras yo me tomaba mi te con leche acompañado de una tostada con jamón serrano, Emma degustaba un sandwich de nutella con su vasito de leche, cuando se me queda mirando muy seria, y me pregunta: ¿mamá, quién puso el planeta Tierra aquí? y ¿cómo lo fabricó?. Yo hice sifón con el té con leche, y me quedé perpleja total. Ella siguió mirándome fijamente, esperando una respuesta. Yo tartamudeé un poco, aunque alcancé a decir algo así que era algo complicado de responder, pero que podríamos buscar alguna información en internet.
Interiormente me quedé sumida en la más profunda depresión. Yo quiero ser una guerrera espartana enciclopédica para ella. Quiero ser sabiduría, refugio, amor, y alivio. Y resulta que a la tierna edad de 5 años me ha desarmado completamente, y ya no tengo respuestas para darle. He fracasado totalmente en mi misión.
Entonces se me ocurrió la idea de salir de excursión, a ver qué podíamos encontrar en la isla relacionada con su pregunta. Parece que la idea a mi compañera de vida le gustó, y por esta vez, pusimos rumbo Sur.
Primero fuimos directas a ver a la Patrona, descubriendo que todos los ciclistas de la isla habían tenido la misma idea. Y ya de vuelta, decidimos parar en Morro Velosa, no te creas que fue una idea así al azar. De ninguna manera. En Morro Velosa hay una exposición permanente de la formación de la isla, de sus acuíferos, de la fauna y la flora, y de las especies protegidas. Hay una gran isla de Fuerteventura, dividida a la mitad, de forma que se ven representados los acuíferos, y todo el relieve insular. Ahí estaban alguna de las respuestas que Emma demandaba por la mañana.
Morro Velosa es también un gran mirador, que con días claros (y ventosos) como el de hoy, se puede llegar a ver hasta MiNorte, si sabes en qué dirección mirar. Es una visita muy recomendable.
Se ven muchos cuervos y algún que otro guirre. Y si vas con el pelo mojado, te aseguras un secado rápido en cuestión de segundos. Para muestra, la foto de mi melena al viento.
Para los que no lo sepan, esto es Fuerteventura, Fuerte-Ventura.. ¿Qué te creías, que el nombre venía de otra cosa?
El Immie Tee de Emma en la tienda de la tía Itxi
Hacía mil años que tenía este patrón en mi lista de pendientes. Y este verano me pareció el momento oportuno para meterlo en las agujas. No tomé notas (sigo sin aprender) de lo que fui haciendo.
Como siempre, en este modo que tengo de tejer in my own way,.. me da algunos quebraderos de cabeza. El hilo que yo elegí (algodón de katia) no se correspondía con el recomendado por el patrón, por consiguiente, las agujas tampoco. Y si a eso le añades que las niñas para las que teje la diseñadora son bastante más grandes que la niña para la que tejo yo.. En fin, un batiburrillo bien interesante para lograr desquiciar a cualquiera. A cualquiera que no sea yo, claro está. Porque ¿por qué iba yo a ponerme a tejer algo siguiendo un patrón al pie de la letra?. Eso no es emocionante..
Así, me encuentro que tengo que ir reformando el patrón a medida que voy tejiendo, para ir encajándoselo al cuerpito de MiMariposita.
La cosa es que ni tan mal. Cuando había alcanzado la medida del largo que ya me estaba bien, me di cuenta de que el escote era enorme, pero nada que una cuantas disminuciones repartidas no pudieran solucionar. Total, que nos quedó una camisita de verano la mar de apañada, que Emma ha usado bastante.
Estando en MiNorte, nos dimos un paseo con ella, y llegamos a la fantabulosa tienda de La Tía Itxi, sitio que no puedes perderte si estás por esos lares. Itxi es amable, simpática, y la tía que todos los niños quieren tener.. No sé cuantas veces estuvimos por allí a saludarla durante nuestras vacaciones. Qué fácil pegar la hebra y que pase el tiempo. Qué bueno que haya gente valiente como Itxi, que crea en su proyecto y se tire a la piscina (tal como está el patio) y tire para adelante con sus ideas.
En la tienda hay muchas cosas maravillosas que hacen las delicias de los peques y de las madres, no vamos a engañar a nadie, en este punto de la vida. Emma, que está atravesando una época Sylvanian, casi hiperventila cuando vio una estantería llenita de Sylvanian.
Yo me enamoré de las botas de agua, de las camisas de rayas, y de las pulseras de cuero.
Buscando la manera
Inventario tejeril
En mi primer día de vacaciones además de poner lavadoras, ir a la tintorería, a la compra, y al taller.. He hecho algunas de las cosas que más me gustan.
Me encanta ese primer momento en el que 15 días de vacaciones me parecen un tiempo eterno, en el que me creo que voy a poder tejer lo que se suele tejer en un año, que voy a poder dormir todas las horas que no duermo el resto del año, y que voy a ser capaz de estirar el tiempo como un chicle.
Sé que este pensamiento es de lo más infantil, pero no lo puedo evitar. Y aunque sé también que todo se me quedará a medias, que probablemente duerma menos que antes, y no me de tiempo a hacer todo lo que pretendo, me encanta empezar las vacaciones con tantas intenciones.
De momento hoy he hecho muffins de arándanos y frambuesas para desayunar con esta receta, sustituyendo los chips de chocolate por las frutas. Por cierto, que tanto los arándanos como las frambuesas son frescas, que Mercachona a tenido a bien traerlas por estos lares.
A medio día, después de terminar todas las gestiones, he llegado a casa y me he puesto un vermú, mientras Emma, con sus recién estrenados 5 años, tiene un montón de preguntas que hacerme sobre el movimiento rotacional de la Tierra.
Y aunque me tiendo en el sofá con la firme intención de dormirme una siesta, la costumbre de estar a mil por hora todo el tiempo, no me deja. No es fácil bajar de revoluciones.
Me preparo un iced matcha tea, y hago recuento de labores. En dos días he sido capaz de montar cinco cosas, y no descarto empezar alguna más. Estoy decidida a retomar con fuerza la misión acabar con el stash.
Esto es, de arriba abajo. Merino 100% de Katia de color verde, para el aviatrix de un sobrino que nacerá próximamente. Merino classic de Katia en color azul, para una faunajakke para Emma. Natura Just Cotton en Médium DMC y de color agua, para el prairie fire también para Emma.
Abajo, Ewas-sockenwolle de color naranja para unos archie stocks para mí. Y por último, Katia socks para unos kai-mei para mí.
Y no sé por qué, me he puesto esta lista de banda sonora, hacía mucho tiempo que Ricardo no me hacía compañía.
Bienvenidas vacaciones
Estoy agotada. Agotada total.
Así que esta mañana mientras intentaba resolver un cálculo lumínico, me he mirado los pies, y he pensado que esta situación era totalmente absurda.
Sentarme aquí tota la mañana, viendo las horas pasar, intentando resolver algo que normalmente logro hacer en menos de una hora, y no conseguirlo, pasadas las dos horas.
Es el momento de hacerle caso a lo que mi cabeza trata de decirme. Se acabó.
Me voy de vacaciones.
Más o menos ese fue el diálogo que se mantuvo en mi cabeza.
Y de pronto me sentí totalmente liberada. Contenta, como si fuera un viernes a las tres.
He tardado dos segundos en ponerme en modo vacaciones, montar un par de labores en las agujas, servirme un café de un litro en mi taza borracha, calzarme mis nuevas Birkens, y salir corriendo al Charco.
Todas las vacaciones deberían empezar así.
Llegar al Charco, es terapéutico, debo de haberlo dicho esto mil y una veces.
Así que voy a ir poniendo a enfriar los quintos y a llenar la nevera de gildas. Y a disfrutar de estas tan necesitadas vacaciones.
Mojitos para todo el mundo
Puede que esté siendo el verano con mas trabajo de mi historia profesional, pero eso que importa.
Yo me encasqueto mi laudelina, y mojito en mano, me lanzo a donde sea.
Si no se duerme, qué importa…
Mañana aquí va a haber una gran fiesta: ha llegado el lustro.
Y eso, es algo muy importante.
Así que ya trabajaré de madrugada, o de noche, o… en algún momento.
La biciclista con su Flora top
La Violeta tejedora, este año tenía una misión: tejer todo lo que estaba a medias en la cesta de las lanas.
El año empezó con demasiadas cosas a medias, tantas, que casi no me quedaban agujas libres para poder seguir empezando trabajos.. estaba en un punto sin retorno. No me quedaba otra que empezar a terminar cosas para liberar agujas.
Me puse en piloto automático sin casi pensar, solo seguir el patrón y rematar cosas.
Después de llegar al ecuador del año, puedo estar muy contenta con mi propósito y casi casi puedo decir lo de mission acomplished. De aquella cesta llena hasta el borde, solo quedan dos proyectos a medias.
Así que me he dado un respiro, y he empezado (y terminado) un proyecto nuevo.
Hace tiempo que sigo en secreto y con total admiración los patrones de Paelas. Tanto me gustan sus patrones que me he planteado seriamente aprender noruego.
De momento me sigo conformando con lo que está en inglés, ahora que ya tengo un certificado que me acredita que tengo un nivel intermedio del mismo (estoy más contenta que unas pascuas con mi certificado.. tanto que igual el año que viene vuelvo a examinarme).
El segundo proyecto de Paelas que he tejido es este Floratopp. Utilicé unos ovillos de katia missouri que tenía en mi stash, cumpliendo con el objetivo de ir reduciéndolo.
Me ha gustado muchísimo tejerlo, aunque tengo que ser honesta, los patrones no son muy aptos para cualquier nivel de tejedora, porque no te dan indicaciones concretas sobre la realización del proyecto. Hay muchas cosas que vienen a ser: búscate la vida. Aún así, estoy muy conforme con el resultado, y creo que he resuelto bien estos puntos sin orientación.
Estamos aprovechando lo largas que están siendo las tardes para dar paseos en bicicleta, y ayer además del paseo también aprovechamos para hacer la sesión fotográfica.
Emma dice que es una biciclista estupenda. Y quien soy yo para decir lo contrario.
Esta capacidad que tiene de ir adaptando el lenguaje, me tiene fascinada.
El tiempo como la arena
Algunas tardes, antes de empezar con la rutina de noche, es decir, el baño y la cena, solemos bailar.
Ponemos nuestra lista de verbena, no es que sea una lista de verbenas de fiestas populares, es nuestra lista personal de bailar en casa.
Unas canciones las bailamos en el estudio, otras recorriendo el pasillo, y otras cojo a Emma y las bailamos agarradas.
Yo no sé cuánto tiempo llevamos haciendo esto. Probablemente desde que nació.
Esta semana, al llegar a una de las canciones que bailamos juntas, la cojí en brazos, as usual, y ¡ay!
Casi no puedo con ella ya.
Y de pronto se me agolparon un montón de pensamientos que me sacaron fuera de la canción, por lo menos mi cabeza se salió. Mi cuerpo siguió moviéndose con ella en brazos al ritmo de la música.
Pero mi cabeza se volvió loca. ¿De verdad ya casi no puedo con ella? ¿A dónde se fue el tiempo? ¿Por qué agujeros se me escurrió?.
Tengo la sensación de que tan solo hace dos días la tenía todo el día pegada a mí. Kangureándola constantemente. Pero los ratos con ella en brazos, van llegando al ocaso, es un hecho.
Me sentí invadir por la nostalgia, y también por una calma triste. No puedo evitar echar de menos a mi bebé.
Es decir, estoy refeliz de ver la niña en la que se ha convertido. Razona acertadamente, saca su carácter cuando cree que debe hacerlo, y ha aprendido a respirar hondo y controlar lo que a veces la asusta. Como las piscinas muy profundas. Traga aire y me dice: voy a intentarlo.
El viernes fuimos al Hospital a que le hicieran una analítica de control. El jueves le expliqué tranquilamente lo que iba a pasar, y crucé los dedos para que el trance fuera lo más ligero posible.
Cuando llegamos allí me dijo que estaba un poco nerviosa y que tenía miedo.
Me puse a su altura y le volví a explicar todo lo que iba a pasar.
Llegado el momento, siguió las indicaciones del enfermero y las mías, y todo fue fácil, tranquilo y rápido.
Cuando salimos yo me deshice en elogios para ella por lo bien que había afrontado el momento.
Ella, con mucho orgullo en el tono de voz me reconoció que había tenido un poco de miedo, pero que se acordó de lo que yo digo: que los miedos hay que superarlos.
Imagínate, casi salí del hospital levitando. Primero por su razonamiento y segundo porque he podido comprobar que me escucha.