Un café de tres cuartos de hora.
Cuarenta y cinco minutos llenos de descubrimientos.
Un brillo en los ojos que se quedó en Mundaka, pero que vuelve a hacer destellos al acercarse al Hierro (playa).
La piel morena, quemada.. Las manos grandes, proporcionadas.
Sigue llevando corbata, y a esta hora de la mañana parece que le aprieta más que nunca.
Tiene una filosofía que me resulta tremendamente familiar. Trabaja lo justo para no tener que malgastar noches despierto pensando qué tendrá que comer mañana.
Dice que las noches despierto que pase, quiere pasarlas en la playa, con la guitarra, la tabla y unas cuantas cervezas.. ¿Te quieres venir?.
Me río.. Y ahora lo que me resultaba familiar, se me hace increíblemente cercano.
Me gusta el acento extraño que tiene.
Se ríe al imaginarme en mi trabajo.
El café se empieza a resecar, y los teléfonos de ambos empiezan a vibrar.
Se acabó el café, pero acaba de empezar …
uffffffff manos grandes, proporcionas…
y los pies???
😉
tu colegui
Qué interesante…Qué bueno conocer a gente nueva…Con filosofías familiares…
Un beso
PD: espero al siguiente café
Haaay esa idea de las noches me late, lástima q aqui no hay playa 🙁 muchos salu2 amiga ^^
Suena tan lindo, que me transporta por momentos…
que emocion!! es lindo encontrar de la nada a personas que tienen nuestra misma vision de la vida, me alegra ya tienes una nueva motivacion =D
La oportunidad está en cualquier parte, agazapada para saltarnas al pecho y abrazarnos para siempre… pero eso sólo lo sabes tú… mira viendo, porque mirar sin ver es perder el tiempo… Gracias por pasar por mi blog, gracias por tus palabras, gracias por tus ánimos… es rico viajar sin maletas e ir llenando de afectos la mochila que llevamos a la espalda… mmmmmmm… bendita vida. Gracias.
Hola desde Puerto Rico , isla del encanto , solo es para saludarte y agradecerte tus lineas en el blogg de mi amada twee , espero que algun dia nos visite en nuestro terruño castizo borincano.