Yo no quería..

Ayer, mientras volvía a mi trabajo, después de hacer numerosas gestiones en la calle, un individuo se saltó un Stop. Resultado: su coche y el mío se dieron un golpe frontal lateral.
El golpe, como casi siempre en estos casos, fue un increíble estruendo, y cuando asomé la cabeza por la ventanilla, pensé que me iba a encontrar el coche medio destrozado. No fue así, mi coche estaba como siempre. Hace algunos años que en ese mismo sitio recibió otro taponazo, con lo cual la zona ya estaba dañada y no se apreciaba nada nuevo. El otro coche no corrió la misma suerte.
Mi cara mostraba, cierta condescendencia hacia el pobre conductor que miraba asustado la abolladura que había en su Opel Corsa. Hasta que, el susodicho me mira y dice:
– Es que vas muy lanzada.
Mi cara se tornó roja. Mi ojos se inyectaron en sangre (lo cual es algo digno de ver por lo del colorido, mis ojos son verde-azules, y cuando me enfado pues se ponen rojos -rojos, con lo cual el muy llamativo el contraste de color), y el pelo de la nuca se me erizó, advirtiéndome que mi demonio se había despertado. Salí del coche como un toro de Miura. Yo no quería, pero es que me provocó.
INCISO: Tengo un demonio dentro de mí, al que obligo a dormir mucho, porque cada vez que está despierto y presencia una situación como esta, se vuelve incontrolable. Tiene lugar la transformación y yo pierdo toda autoridad sobre él. Puedo controlar mis actos para que no se despierte, pero no los de los demás. FIN DEL INCISO.
Por mi boca salieron una serie de frases encadenadas:
-¿Que voy lanzada?, ¿Que voy lanzada?. Pero si has sido tu el que se ha saltado el Stop, pedazo de animal!. Yo no puedo ir rápido porque me acabo de incorporar a esta calle, y ahí tienes mi coche, que se ha calado en segunda, y ahí tienes también los frenazos de las ruedas, para evitar el golpe. A ver, (me acerqué rápidamente a la ventanilla de su coche), tu coche está en tercera, y ni si quiera te ha dado tiempo de frenar….
No sé que más cosas le dije, pero estube allí dándole “mis razones” un buen rato.
Después de que acabara, me mira y me dice:
– Yo por mí, no tiene nada. ¿Lo dejamos así?.
– Claro que no tiene nada, más que nada porque tu no debes tener ni seguro, ni carnét, ni nada..
Y fue en este momento cuando me miró hablándome con los ojos. Casi creí entenderle que acababa de robar el coche y que venía huyendo, que ni si quiera tenía 18 años.

Las cosas sin hacer

Tengo algo pendiente, que me parece que ya no espera más.
No queda más remedio que empezar a afrontarlo.
Ya no vale retrasarlo más, porque empieza a ser molesto.
Es como un mosquito cojonero que ya no da tregua.
Así, que.. mañana mismo (si no ocurre nada) me pongo con ello.
Los meses que me esperan serán duros, pero todo con tal de quitarme esta losa, que me aplasta, de encima.

Palabras

Cada vez hay más silencio.
Se me están acabando las palabras. Soy la protagonista del “El orden alfabético”.
Cada vez tengo menos palabras que decir… tengo algunos adverbios, muy pocos sustantivos, casi ningún adjetivo, y un solo verbo…. Solo tengo una frase: “Te quiero un poco….”
Tengo miedo, mucho miedo. Presiento que esta frase también puede desaparecer.
¿Qué haré cuando no pueda emitir ningún sonido?. No podrán mirarme a los ojos para saber lo que quiero decir, no me haré entender….
Tengo miedo, mucho miedo.

Están por cualquier parte

¿Por qué en cualquier lado, hay un capullo que te hace sentir como una mierda?.

Me siento tan frustrada, que ni quiero ser educada.
Lo peor de todo es que yo como buena escorpio, no puedo sentarme y esperar a que se me pase. Desde que me colgó el teléfono, mi cuerpo empezó a producir veneno. Tendré grandes dosis de este líquido exterminador cuando lo tenga cara a cara, tiempo suficiente para maquinar un plan perfecto que me quite el mal humor/frustración/cabreo que me ha quedado hoy.
Sé que no son buenos sentimientos, pero, ¿cómo controlarlos?. ¿Es mejor el que recibe acusaciones en forma de insultos disfrazados, y asumirlos?. ¿Es mejor el que acepta que le ridiculicen?.
Yo es que no he entendido nunca muy bien, eso de poner la otra mejilla….

Una noche en blanco

Ayer por la tarde me sometí a una sesión de belleza, casera por supuesto. Primero el exfoliante, después una mascarilla nutritiva, luego un masaje con una crema especial. Terminando con una ducha reparadora. Crema hidratante, después y ya estoy lista para dormir toda la noche. Hasta que la desagradable alarma de mi despertador me indique que debo abrir mis ojos y enfrentarme al nuevo día.
El planteamiento en teoría era claro. Pero siempre, siempre, en la práctica ocurre algo.
Me metí en la cama, leí durante al menos media hora. Cuando ya el sueño me vencía, abrí la ventana, porque me encanta dormir con la ventana abierta y taparme. Y ahí fue cuando la teoría se fue al traste: Entró un mosquito.
Nunca podré entender como un bichito tan chico puede ser tan molesto.
Tengo un amigo que dice que emiten ese sonido tan característico para alterar tus nervios y que de esa forma la sangre fluya con más fuerza y ellos puedan extraerla mejor.
Todo empezó con el zumbido, que me hizo despertar. Tan solo eran las dos de la madrugada. Encendí la luz, me puse las gafas y me até una cinta a la cabeza al estilo Rambo: daba comienzo la caza. En vano. Ni si quiera lo avisté. Lo oía pero nada más.
Entonces contraatacó, y dejó a un lado los zumbidos para avalanzarse directamente sobre mi piel hidratada y nutrida. No tuvo compasión, me picó en los brazos, las manos, los pies, la cara….
A la hora que se sintió satisfecho, dejó de atacarme, pero siguió importunando con sus ruidos, para dejar constancia de que seguía por allí, por si se me ocurría salir de debajo de las sábanas.
Total, que todos mis esfuerzos por estar hoy radiante y sin ojeras, ha sido pura ilusión. Hoy tenía que ir a pedir mi hipoteca, y quería estar estupenda para poder desplegar mis encantos y conseguir las mejores condiciones bancarias. Me ha tocado ir hecha unos zorros, y…. la verdad creo que ha dado mejor resultado.

Una excusa

Ayer estuve en Urgencias. Mi abuelita, que ya es muy mayor, se cayó y tenía un golpe un poco feo en un brazo. Mi mamá no estaba en casa, así que al recibir la noticia fui hacia el hospital en representación de mi familia. Mi abuelo se quedó en su casa a la espera de noticias. Cuando llegué al hospital pude ver que realmente era más la importancia de la edad de la abuela que del golpe en sí. Ver su cara, su mirada interrogante, sin saber que estaba pasando realmente, su pregunta de qué quién me llamó, y la casi imposibilidad por su parte de andar normalmente, fue lo que me preocupó. Sé perfectamente la edad que tiene, y lo que eso supone, pero no me había dado cuenta de lo triste qué es.
El diagnóstico fue el codo roto, unos calmantes y a casa. Llamé a mi abuelo, para que estuviera tranquilo, para decirle que mi madre ya estaba allí y que en media hora estarían por su casa. Me contó, a su vez sus nuevas preocupaciones: se va a Las Palmas el martes con mi madre a un cirujano para que le extirpe “esto que me volvió a salir en la cara” (hace ya algunos años que le diagnosticaron cáncer de piel), y qué vamos a hacer con la abuela, ahora no se puede quedar sola.
Por la noche, cortando retacitos para un nuevo proyecto, me hice un corte.
Es puramente superficial, en el dedo gordo de la mano derecha, ni si quiera me dolió mucho. Luego empezó a molestar un poco más. Lo que a mi me sirvió como excusa para soltar la angustia que llevo acumulando desde la semana pasada. Lloré, lloré, lloré durante horas…
Por mi dedo, por mis abuelos, por la frustración del piso y del coche, por la irritabilidad de algunos que desemboca en mi, por lo sola que me siento por las noches…. Lloré, lloré, lloré por mi, y por todo lo que difiere mi vida con lo que soñé que sería.

Se precisa

En los últimos días ando recibiendo críticas, comentarios, malas contestaciones… por varios motivos.
Por ser escesivamente generosa; por ser excesivamente obsesiva; por ser excesivamente maniatica; por ser excesivamente agobiante; por ser excesivamente perfeccionista…
De lo cual he llegado a la conclusión de que lo que realmente molesta a mi alrededor es mi “excesivamente”. Es decir, soy una mujer excesiva. Cuando doy, doy todo lo que puedo dar; cuando me preocupo por alguien o algo lo hago a todas horas; cuando hago algo quiero hacerlo lo mejor posible.. En fin, pues eso, que tal vez sí que tengan razón y que soy obsesiva y excesiva.
Por todo ello, me he propuesto cambiar, y dosificar “todos estos males”, más que nada por no seguir molestando a los que están alrededor, así que ando buscando profesor/a o maestro/a que me ayude a controlar todos estos excesos.
Algún voluntario/a????

Me hicieron la cama…

Pues como lo leen…
Yo que pensaba que estaba bien asesorada, y que tenía conocimientos de cómo se resolvían todos los posibles conflictos originados por la compra venta de un pisito, me olvidé de que hay ciertos aspectos que desconocía por completo, como por ejemplo que el que vende y construye pisos habitualmente puede guardarse en su manga un par de ases que te pueden dejar bien jo.., esto… bien fastidiado.
Después de agotarle la batería a mi móvil, hablando sin parar con diversas personas sobre mi pisito (que hasta manía le voy a coger), he llegado a la conclusión de que estoy “fastidiada” y que no me va a quedar otra cosa que firmar sin pedir indemnización por retrasos, ni por detalles “sin importancia” al parecer, que a mi me parecen bastante importantes.
En fin, que a mis casi treinta, me han hecho la cama muy bien.
¿Cómo era la música del anuncio?. ¡Ah! si:

Pringao, que eres un pringao!!!!

Pero si están aquí mismo dedicándomela!!.

Llegó

A 20 de julio, llegó el verano para mí.
Hoy por primera vez en este año, vine a trabajar sin cárdigan o chaqueta vaquera.
Hoy siento el calor. Y también alivio, porque estaba empezando a creer que tenía algo de sangre de reptil. Un poco lagarta y un poco serpiente, y no me gustaba nada pensar esto.

Como cada lunes…

Como cada lunes…
Cansancio, llego tarde, con las arrugas de la sábana en la cara…
Dieta, te con leche desnatada y sacarina…..
Hasta Trufo se queja del lunes…
Las horas que no pasan, el reloj que parece detenido…
…Echo de menos los lunes de mañana con tu presencia, tus ojos rasgados mirando mi dormir, despertarme con tu música, con tu voz como alarma…
…. Y es que hoy es lunes… Y se me está haciendo muy larga la semana.