Necesito…

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¿Hay alguna duda de cómo me siento?.
Necesito: dormir 15h seguidas; coser todo el rato que dure la película Memorias de una Geisha; comerme unos mejillones del Enyesque; que mis brazos vuelvan a su sitio y me arropen como saben para que me quede dormida; que haya luna llena para sacar mi escoba y volar un rato.

Cantando.. pero sin sentarme

Cada día encuentro más motivos
para estar a bien conmigo,
para quitarme el disfraz.
Saludo con versos al futuro,
y recito algún conjuro
que me de seguridad.
Y ya que la vida son tres días,
no reservé energía,
pues se va a acabar igual.
He aprendido a saborear el vino
a entender que hay mil caminos
que aún están por explorar….
…..
Ya sé que los sueños, sueños son,
pero no he podido evitarlo
y me he sentado aquí a seguir soñando
porque al fin y al cabo, el rumbo lo elijo yo..
Corren tiempos en los que la prisa
nos apaga la sonrisa
y nos somete a su crueldad.

Hay veces que escuchas una canción, y de pronto te sientes como si te hubieras inyectado tres cafés extra fuertes.. o te hubieras metido un chute de adrenalina. Es decir, que tus pies no pueden estar quietos, tu cuerpo tampoco, y tu mente.. tu mente trabaja a mil por hora hallando la solución de muchas cuestiones sin resolver.
A medida que la escuchas, vas prestando atención a la letra, y vas tomando conciencia de lo que dice, de que lo que estás oyendo puede tener el poder (si tu te permites la licencia de dárselo) de cambiar muchas cosas, entre ellas, la visión y aceptación que puedas tener de tu vida, y de la forma en que la llevas a cabo.
Llevo varios días oyendo una canción así. Se llama Sentado en la Escalera, y es de Ángel Ravelo.
Realmente esta canción a mí me invita a seguir, a andar, casi que a echar a correr, más que sentarme en la escalera.
Esta canción se encuentra dentro de su último disco. La orquestación, no deja dudas del trabajo bien hecho, con cabeza y con corazón. Y parte de la letra, pues ahí la tienen.

Calma total

El tiempo se fue acortando, tanto como la distancia.. Y por fin, ambas cosas se hicieron cero.
Y después de dos días en montaña rusa, llegó también el momento de bajar, pero no al suelo.
De pronto es difícil cambiar la rutina, y dejar de ser solo uno.. admitir que ahora soy uno más uno, más Troylo, claro, que está presente en cada paso, en cada conversación.
Situarnos en esa ansiada calma, donde las cosas que no son habituales se den de forma natural.
Volver a comer sin mirar el plato, sin pensar en nada. Saborear cada bocado, y mirarme de frente en el espejo de nuevo.
Hay pocas cosas que me satisfagan tanto como cocinar para él, y sorprenderle en cada platillo, así sea un plato elaboradísimo, o simplemente un picoteo rápido.
Todo lo mira, y lo saborea como si fuera una receta sacada de El Bulli, y hubiera sido el mismísimo Ferrán Adriá quien lo hubiera hecho. Lo agradece y lo alaba de la misma manera.
Me gusta la calma, me gusta esta rutina poco común en mi vida, pero que tal parece que siempre haya estado así.

Su primera carta

Ayer estaba en casa de mis padres, cuando llegó mi hermana pequeña con una sonrisa de oreja a oreja. Llevaba en la mano un sobre con una letra que reconocí de inmediato.
Mi otra hermana le había mandado un sobre con una pequeña cartita manuscrita, y un cd con una compilación de música que le había hecho, para que la peque vaya haciendo oído, pero esa es otra historia..
Le caso es que la peque estaba tan contenta, porque era la primera carta que recibía en su vida. Nadie le había escrito nunca, afortunadamente el banco, hacienda, y la seguridad social, aún no la tienen fichada.
Y claro, ante este hecho, no pude sino alegrarme y recordar lo emocionante que es recibir una carta o un paquete. Tomarlo en las manos, observar cuidadosamente la letra.. darle vueltas para verlo bien por todos lados, incluso olerlo… Si viene acompañado de una carta manuscrita, el placer se multiplica.
Recuerdo que cuando yo tenía su edad, recibía periódicas cartas de amistades que hoy en día no sé ni dónde están, ni qué habrá sido de ellos, (bueno, de algunos sí que sé). Era nuestro medio de contacto. Tenía controlado hasta el ruido de la moto que traía el cartero. Hoy, recibo mails, que no cartas, y aunque algunos los leo y releo como hacía con las cartas, tengo que decir que no es lo mismo.. el no poder analizar la caligrafía, el papel, el sello.. se pierde una buena parte del placer de la comunicación entre dos personas que se encuentran lejos.
Ahora en mi buzón físico no llegan más que facturas, los recibos del banco, y demasiada publicidad… Y cuando me altero mucho, y me desquicio un poco de ver mi buzón tan vacío, compro cosas por internet.
Ya son horas, horas… solo horas. (y cuanto más lo repito, más largas se me hacen)

Nuevo jefe.. Peores condiciones

Después de una especie de maremoto vivido en la empresa donde trabajo, donde inicialmente todos ibamos a resultar víctimas, ahora se respira cierta calma, parece que ambos socios han llegado a una posible solución para la supervivencia de esta explotación.
Uno de ellos vende su parte al otro.
Inicialmente me temí lo peor, porque el que ahora se queda con todo, es una persona sin motivación, sin empuje, y sin mucha decisión.
Está bien montado porque le viene de atrás no porque él haya conseguido grandes logros en el mundo empresarial.
Ya llevamos 15 días trabajando bajo la dirección de este nuevo dueño-jefe… y el panorama sigue siendo desalentador.
En lo que a mi me compete, la situación ha cambiado con cierta notoriedad, porque ahora me tengo que hacer cargo de una serie de cosas que a parte de no ser de mi gusto, estoy convencida que no debo ser yo quien las haga. Cosas como tener que llamar en su nombre a proveedores y negociar otra forma de pago…
Después de analizarlo durante estos días me doy cuenta de una cosa… Realmente este no es un hombre.. No es un señor de verdad, que afronta los problemas y que va de cara.. Todo lo contrario. Es escurridizo, no es honesto, y está acostumbrado a que le hagan el trabajo sucio.
Por eso ahora entiendo cosas que dicen entre dientes los proveedores, algunos clientes…
Y no hay cosa que más odie en este mundo que esto, personas que no hacen las cosas como deben.
Y hoy, a solo 2 días, del día D, del día del encuentro. Sigo muy nerviosa, aunque ya la distacia se ha acortado, y los teléfonos empiezan a humear.
Estos días he estado tremendamente nerviosa, ansiosa, angustiada.. He pasado unas noches en blanco. Decidí emplear las noches de insomnio en algo productivo. Así que metí cutter a mis telas, engrasé la máquina, y he hecho un nuevo quilt.
Está a punto de terminarse, así que este nuevo encuentro estará abrigado por este nuevo proyecto.

Gafas nuevas

Me levanté hoy como cada día. Troylo me esperaba a los pies de la cama.
Ducharme.. Vestirme… Salir corriendo que siempre se me hace tarde.
El gato siamés que me odia y al que temo, al lado del contenedor de la
basura, por el que paso corriendo cada mañana.
El montón de vales en la mesa. La taza preparada para mi café… Casi
todo era lo mismo…
Llegué al baño, y me miré al espejo…. Pero no, no todo era igual…
El sábado se me rompieron las gafas. Las llevaba usando desde el año
2001. Fui a la óptica, me gradué de nuevo, y hoy he salido a la calle viendo
el mundo detrás de estos nuevos cristales.
Todo parece lo mismo, pero nada es igual. ¡Cuánto ha cambiado todo desde entonces!. ¡Cuánto he cambiado!
Hoy tomé conciencia, de que al fin, soy yo. De que después de cinco años
viendome igual, hoy soy distinta, para mí y para el mundo. Hoy tomo
conciencia de que al fin, soy canción. De que al fin soy lo que espera, de
que esto que vivo.. no es un sueño…
Y ya, solo faltan 4 días, para hacerlo más real si cabe.

Un eclipse en tu vida,
te puso las gafas de ver más allá
Historia de una mujer sin salida/Luis Quintana

Cuenta atrás

5 Días para volver a dormir de un tirón, no despertarme a intervalos de dos horas, pensando dónde estarás.
116 Horas para acurrucarme en los brazos que me protegen, los brazos que pase lo que pase me hacen sentir a salvo.
6960 Minutos para sentarme contigo, frente a una copa de vino, y decírnoslo todo sin ni si quiera abrir la boca.
417600 Segundos para cogerte de la mano y decirte: Fly me to the moon…

En trance

Hace ya casi cuatro meses, desde que la escuché por primera vez. Y aún cuando empiezo a oír las primeras notas se me sacude algo en el estómago. He podido oírla más de veinte veces seguidas, sin parar. (Tengo que admitir que esta canción tenía el récord de escuchas, desde hace unos días ha sido sustituída por otra tonada.. que.. bueno ya les contaré).
Nunca la he escuchado en directo, y a veces cuando la oigo en el pc, cierro los ojos y me imagino un escenario. Sitúo al intérprete en medio de la tarima, guitarra en mano, pedaleras al suelo, de pie.
Y ahí, cuando empieza a cantar, puedo sentirlo, puedo verlo…
A medida que avanza la canción, yo me voy introduciendo en una especie de trance, que me hace volar, que me hace caer, que me hace estar en sitios en los que ya estuve…
Me parece que cada verso es una verdad, y que detrás de cada palabra puedo estar yo. Sí yo misma. Me da igual en qué momento la compusieran, a quien. Yo puedo reconocerme en cada verso, puedo situarme en frente del pc, y estar completamente segura de que en algún momento, alguien también dijo cada una de esas frases para mí. Porque eso ya lo viví, porque eso mismo ya lo sentí. Y tal vez por eso esta canción me resulta tan reveladora.
La canción se llama: Una flor en el desierto; de Jesús Garriga… Tendremos que esperar unos meses más para escucharla orquestada o no, (aún no sé que arreglos le hará), pero eso sí, en un disco estupendo que está siendo gestado en este momento, y que en breve podremos disfrutar.

Café Expres

Un café de tres cuartos de hora.
Cuarenta y cinco minutos llenos de descubrimientos.
Un brillo en los ojos que se quedó en Mundaka, pero que vuelve a hacer destellos al acercarse al Hierro (playa).
La piel morena, quemada.. Las manos grandes, proporcionadas.
Sigue llevando corbata, y a esta hora de la mañana parece que le aprieta más que nunca.
Tiene una filosofía que me resulta tremendamente familiar. Trabaja lo justo para no tener que malgastar noches despierto pensando qué tendrá que comer mañana.
Dice que las noches despierto que pase, quiere pasarlas en la playa, con la guitarra, la tabla y unas cuantas cervezas.. ¿Te quieres venir?.
Me río.. Y ahora lo que me resultaba familiar, se me hace increíblemente cercano.
Me gusta el acento extraño que tiene.
Se ríe al imaginarme en mi trabajo.
El café se empieza a resecar, y los teléfonos de ambos empiezan a vibrar.
Se acabó el café, pero acaba de empezar …

El arte de ligar

Esto de tener poderes extrasensoriales, algunas veces es un rollo, porque te enteras y percibes cosas que no te gustan, que te ponen triste.. Pero otras, está bien, puedes anticiparte a las situaciones.
Esta mañana al salir de la ducha, supe que hoy sería un buen día para ponerme la camisa fucsia.. y de prestar especial atención a mis labios y a mis ojos.. Esto es, hacerlos destacar un poquito, (tal vez sería un buen momento de traerle algo de alimento a mi demonio, por aprovechar el viaje, de paso). No sabía donde iba a tener que dar rienda suelta a estos tres amuletos, pero sabía que necesitaría de mis armas en algún momento de la mañana, ya saben, por esos poderes extrasensoriales que les digo.
Llegué al banco, una cola de cien personas en cada puesto de atención…. Mirada global….
De pronto mis ojos se cruzan con un “asesor personal”, así reza en su mesa. Moreno de piel, alto, rubio de pelo, por el sol.. Desde cualquier distancia, se puede afirmar con contundencia, que el chico es un surfero atrapado en una camisa con corbata..
Me inclina la cabeza, al tiempo que se levanta de la silla, y me pregunta si me puede ayudar en algo. Me acerco, y le explico que solo quiero dejar una documentación para que la trasladen a otra oficina… Muy educadamente me dice que para eso no haga cola, que él me lo recoge. Dispuso mi dossier en un sobre y me tendió un bolígrafo.
Escribí el nombre de la persona a la que iba dirigido, y la sucursal en cuestión.
Sin dejar de mirarme cómo escribía, me aconsejó dejar mi número de teléfono, por si se extraviaba la valija, y que lo acompañara de mi nombre, para saber por quién tendrían que preguntar en caso de dicho extravío…
Gustosa, por tanta atención y preocupación, escribí todo con letra clara.
Le di las gracias de mirada y de palabra, y salí de su habitáculo.
Al cruzar la puerta, me paré en seco.. había conseguido mi teléfono y mi nombre en minuto y medio… y se lo había escrito yo misma!!!!!.
Me dí la vuelta, y le dije: Tío, eres muy bueno!!!!! Llámame!!!!
He llegado a la oficina, y me ha mandado un sms… me gusta la gente que no pierde el tiempo!.