Las Navidades, de unos años para acá, para mí, son un tiempo extraño. A veces las recibo con enorme alegría, a veces se van acercando como elefantes, cayéndome encima con todo su peso.
Es una incógnita de qué forma las recibo hasta que prácticamente las tengo encima.
Este año, a parte de ser una incógnita por lo habitual, eran una incógnita porque iban a ser muy diferentes a lo vivido hasta ahora.
Para empezar, no estuve con mi familia sanguínea el día 24. Lo pasé rodeada de losAlemán (familia postiza de acogida), a miles de kilómetros de casa, y a casi 0ºC.
Nos sumergimos en un cuento, donde la niña que tengo dentro, y que juega poco normalmente, se volvió loca. Con LaConsentida, y ElSobri nos hicimos tres niños que no paramos de corretear, caminar y hacer colas en EuroDisney. A parte de divertirme como pocas veces lo he hecho en mi vida, de pasar muchísimo frío, de reír mucho, y de llorar de felicidad… me traje claras ideas de lo que quiero para mi, y de cuál es el camino en que debo orientarme.
Yo pensaba que Papá Noel estaba por Laponia, o por esas tierras del Norte, pero me equivoqué. Estaba en París, dentro del parque. Hicimos una gran cola, para poder llegar a ese enorme sillón y decirle al oído que no me había dado tiempo a escribirle una carta como Dios manda, pero que le hacía un resumen rapidito de lo que este año se me antojaba. Me escuchó pacientemente, y me dijo a todo que sí, que el año tiene 12 meses, y que todo lo que pedía me iba a llegar, que solo tuviera un poquito de paciencia. Lo dijo tan bajito, que me olvidé, y ya a primeros de año empecé a no hacerle caso. (Nota mental: auto-reprimenda para auto-reconducirme).
El año lo rompí, como dice LaMami, en Fuerte, con mi familia de sangre. Creo que después de mucho, mucho tiempo, ver una mesa llena de comida no me supuso ningún desarreglo mental, ni físico, ni psíquico. Lo que valoro enormemente aunque parezca un detalle sin importancia.
Fue una buena salida, con una buena entrada. Con rituales mágicos como manda la creencia, con el pie derecho delante del izquierdo, y con señales por todos lados. Sí, este año, aunque parezca igual al que se fue, va a tener sus diferencias.
Y para terminar estos días de fiesta y locura, terminé con un día de Reyes que nunca imaginé. Mientras días atrás me hacía hueco en una concha de mejillón, adelantándome a los acontecimientos venideros, me vi de pronto rodeada de Alemanes, con gritos, rotura de papeles, apertura de regalos, comida deliciosa, risas espontáneas y unas copitas de vino que me sentaron bastante bien.
Regalos??? Sí, también para mí. Tengo una cámara de fotos nueva, que es una delicia. Tengo un monstruo de las galletas que ha de acompañarme cada noche, y tengo también un montón de letras para entretenerme en el tiempo que las agujas me dejen libre, que llevo dos días, tejiendo como una loca.
jajaja…cuando leí en el reto que te ibas al país de la magia me volví loca pensando a dónde…tonta de mí…no podía ser otro sitio…qué guay…me tienes que contar con todo lujo de detalle…viste a campanilla? Me alegra ver que rebosas de felicidad…y que el permiso al mejillón fue momentáneo…muchos besotes…
Que bueno todo!!!!!
Una cámara de fotos es un regalo estupendo. La mía no siempre me acompaña en el bolso. Veo que has tenido un final de año estupendo. Me alegro muchísimo y recuerda que Papá Noel es sabio, no pierdas de vista su consejo. Besos
Que resumen más cortito para todo lo que hiciste!!!!!! Eurodisney nunca me ha llamado la atención, pero se te veía tan feliz que ahora hasta me intriga… 😉