Hace ya mucho tiempo que vengo con el ojo puesto en el Angel Food Cake. Este fin de semana, y previendo que no íbamos a tener mucha vida en el exterior, pensé que sería el momento propicio para hornearlo.
Tengo que decir, que ya hice un primer intento en Navidades, y que el resultado de dicho experimento fue un bizcocho muy esponjoso, un poco engorroso de hacer y totalmente incomestible.
Probarlo era un viaje directo a una subida de azúcar, fueras o no diabético. Horrible, terrible.
Me enfadé, claro. Primero con el blog de donde saqué la receta, y segundo conmigo, por no hacerme caso.
Desde que ví las cantidades de los ingredientes me parecieron un disparate, pero como el blog es uno de esos reputados, y famosos de la blogosfera, pues ahí que seguí yo, cual borrega, con las instrucciones al pie de la letra.
Después de tan desastroso experimento, no me quedaron ganas ningunas de repetir, pero dentro de mí, tenía una espinita clavada.
Como casi todo lo que tiene que ver conmigo, he dejado pasar el tiempo, y me puse a reposar yo y la receta. Hasta este fin de semana.
Lo primero que hice fue un trabajo de investigación de recetas, y me quedé finalmente con esta.
Yo no usé el molde específico para este bizcocho. El precio que vale me pareció elevado para no saber si ni siquiera me gustará el resultado. Lo hice en una quequera normal, y una vez sacado del horno, le di la vuelta al molde y lo dejé apoyado en su parte central, sobre una lata de aceitunas.
En cuanto a los ingredientes, puse lo que me pedía la receta exceptuando el sobre de gasificante rojo y azul, y lo que le puse fue un sobre de cremor tártaro.
Tengo que decir que me quedó perfecto. El merengue se montó sin problemas, y el sabor es estupendo.
A Emma le ha parecido uno de los mejores bizcochos de los que he hecho, y ahora todo el día me dice: tienes bizcocho de roscón?.
Acompañamos nuestro Angel Food Cake, con unas infusiones. Emma se ha aficionado a tomarse una también cuando por las tardes, yo me preparo un té.
Y, ahora ya sí, con la espinita sacada, sigo con mis rutinas diarias.
Entre ellas salir a caminar por las mañanas cuando dejo a Emma en el cole, me he limpiado las gafas de ver y con ello, estoy recuperando la capacidad de asombrarme con cada nimiedad que nos rodea.
Un cielo calimoso, o un cielo azul. Todo tiene su belleza, solo tienes que ser capaz de mirar.
el cake se ve delicioso, parece que merece la pena reintentar!
Esperenme a merendar!!!! ains …
Yo hice como tu la primera vez que lo hice, me bastó un molde normal y no recuerdo que argucia para airearlo…. Pero al día siguiente lo encargué… Es espectacular…