Tengo dos síndromes que me afectan muy gravemente. Uno es el culoquierismo y el otro el startitis. Combinados dan resultados tremendos a la par de satisfactorios.
El primero se ve alimentado por los numerosos proyectos que veo tejidos en IG y el segundo es casi consecuencia del primero y de tener varios juegos de agujas del mismo número.
Teniendo en cuenta esto, es fácilmente entendible la historia que vengo a contar hoy.
Todo empezó cuando mi querida esposa se tejió un Rainbow Sweater. Flechazo instantáneo.
Lo siguiente fue llamar al Palacio y encargar toda la lana necesaria para hacerlo.
Desde que llegaron las lanas, monté puntos. Primero hice el mío, y lo hice siguiendo los sabios consejos de mi querida esposa, como ya vengo diciendo. Tomamos de referencia un patrón de tejido en top-down y con aumentos en circular.
Como nada más que lo que tiene es las franjas de colores en el canesú, el jersey sale en un momento. Piloto automático y a darle a las agujas.
Una semana más tarde tenía casi los dos jerséis terminados. Mucho me temo que me queda poco tiempo de tejer o coser para las dos, porque aquí hay una niña que cada vez se revela más.
Hoy, que había mercadillo artesanal animado con música bereber, y un poquito de fresco, ha sido el momento idóneo para estrenarlos.
Un paseo por el mercadillo, unas pocas pipas comidas, y luego una visita a Itxi, a tocar el mini piano.
Y con esto, el pistoletazo de salida de las fiestas.
¿Será este el año en el que vuelva a bailar Marejada marejada..?. No lo sé, pero si lo hago, lo voy a hacer ataviada con mi jersey nuevo.