Ayer lunes, mi pequeña mariposa acuática cumplió dos años. Dos-años. DOS AÑOS.
Es que aún no me lo creo. Parece que el tiempo no ha hecho más que darme esquinazo todas las veces que le he pedido, más bien implorado, un poco de lentitud, un time-out, un descansito para poder respirar a fondo y atesorar ciertos momentos. No, el tiempo no para. No se para, para mi.
Dos años, llenos de un montón de cosas, que al dar la vista atrás, me parecen todas estupendas y maravillosas. Me repito muchísimo, pero es que no lo puedo expresar de otra manera. Criar, educar, acompañar a descubrir la vida, es una aventura ma-ra-vi-llo-sa.
Para celebrarlo de manera oficiosa (la celebración oficial, será cuando estemos todos los de casa), tenía pensado una tarta casera pero con apariencia típica de cumpleaños.Tenía especial interés en probar la receta del bizcocho genovés de la Thermomix, y también otra receta que encontré por la red de cómo hacer buttercream en Thermomix.
En mi cabeza todo tenía una apariencia muy bonita, un sabor delicioso, y un entorno estupendo.
Pero una vez más, la vida sorprende, cambiando las imágenes que tu tienes en la cabeza por otras menos favorecedoras y propicias.
Lo primero que se torció, fue que Emma el domingo estaba resfriada. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que se ha resfriado en su vida, y las veces que ha tomado cualquier antitérmico. Hemos tenido la gran suerte de que no ha tenido grandes fiebres.
Así que el domingo por la tarde cuando le puse el termómetro y vi los 39.2 casi me da un síncope. Apiretal al canto y esperar. Por el medio, tenía algún síntoma de resfriado, pero poco más. Cada seis horas la temperatura volvía a subirle. Así hasta las 3:00 am del lunes, momento en que tomó la última dosis de apiretal. Le hizo efecto y se quedó fresquita fresquita, por con esos ojos tristes y la mirada vidriosa, típico de un catarro.
Entre termómetros y achuses, horneé un bizcocho genovés. Volví a repetir el proceso, y horneé otro más.
Derretí chocolate con nata, al Baño María. Los uní, y me encomendé al cielo para meterle la mano a la buttercream. Se cortó. Siguiendo la receta, que se anunciaba como: buttercream en Thermomix INFALIBLE.. Si ya, infalible.
Seguí mi instinto, y volví a intentarlo. Y oh! maravilla! recuperó la cremosidad. Le pregunté a Emma, de qué color quería su tarta, a lo que respondió: assssuuuuuuuuul. Así que estaba claro.
Decoré como Diosmedioaentender, y voilà!
De este horneado-montaje he aprendido varias cosas, y como a mí me encanta hacer símiles, me sirven para aprender de la vida: lo primero que necesito es un molde más pequeño para que me salga un solo bizcocho que pueda cortar por la mitad (para sacar a una niña adelante, un buen entorno es fundamental); los bizcochos genoveses se emborrachan, no hace falta que sea con alcohol, pero sí hay que regarlos para que se conserven esponjosos y jugosos. Eso lo ponía la receta pero yo decidí saltármelo (hay que escuchar a mamá.. que aunque no tenga la base científica para explicar muchas cosas, casi siempre tiene razón). La receta de la buttercream perfecta, no existe, pero se puede ir apañando (hay que seguir el instinto propio, casi siempre te lleva a buen puerto).
Y así, diciéndole ella adiós al resfriado, y yo dándole la bienvenida con un hola, que tal, te quedas a dormir?, hemos celebrado estos dos años.
¡Muchas felicidades a la mariposita! Y a ti, por hacerlo tan bien cada día. Parece que fue ayer cuando estabas gorda, gorda… 🙂
D O S A Ñ O S …..YA??????
Q rápido pasa el tiempo… muchas felicidades a tu pequeña sirena y a su mami.
Disfrutad de esa tarta maravillosa 🙂
F E L I C I D A D E S !!! ♥♥♥
Espero que pasarais un día genial y que esteis juntas muchiiiiiisimos años.
La tarta tiene una pinta mmmmmmmm con lo golosa que soy, le daría un buen mordisco 🙂
Un besote a tu sirenita y por supuesto a ti 🙂