Elaborando el perfecto kit

Llega a mis manos, porque a ella le apetecía un kit perfectamente preparado y confeccionado para adornar mi cuello en los próximos días que haya frío, que con este tiempo (que de paso he de decir que me encanta) es posible que lo use a riesgo de sufrir una lipotimia del calor.

El kit de nuestra tienda francesa preferida viene compuesto de: un trozo de tela (aproximadamente 30cm de ancho) cuatro cuentas (dos y dos) y dos borlas.

El confeccionado del mismo es fácil, hacer un vuelto en cada extremo de la tela, hacia el revés. Poner derecho con derecho doblándola por la mitad, y coser.
Pasar un hilo (yo usé una lana fina) para poder fruncir y armar los extremos. Añadir las cuentas y las borlas et voilá.
Supongo que se puede intentar con cualquier tela que sea lo suficientemente llamativa, y que acompañe y complemente tu fondo de armario.
Viendo lo fácil que es armar un kit, me pregunto dónde tengo que cursar la petición correspondiente para recibir en casa el perfecto kit de acompañamiento.

Por si sirviera de algo, he de decir que tengo los deseos, las necesidades, las ganas, y casi casi las instrucciones de uso, lo único que no tengo es la capacidad de hacerlo materia, todo es tan fácil cómo lo siento? o todo es absolutamente tan complicado que de tanto es imposible?

No sé, yo sólo quiero un kit.

Poniéndome al día

Swapetines 2010


En el swapetines de este año, fui premiada con una swapetina increíble. Tejió para mí unos calcetines preciosos, con una lana que cambia de color y que se adaptan perfectamente a mis pies.
Y como si eso fuera poco, también me mandó esos ovillitos y esas agujas de la foto.
No me canso de mirarlos, y no tengo la menor idea de qué patrón elegir, aunque tengo que decir que tanto mis manos como mis agujas están como locas por hincarle la punta.

El comfort quiltComo ya escribí unas entradas atrás, la semana pasada estuve tremendamente ocupada cosiendo mi primer comfort quilt, cuyo destinatario era ElTécnico con motivo de su cumpleaños.
Es la primera vez que cosía uno así. Las fotos las imprimí en un papel transfer especial, bastante sencillo de usar. El diseño fue hecho casi al mismo tiempo que iba cosiendo. El acolchado fue a máquina en recto. Y gracias a esta puesta a punto de mi Janome, estoy con el gusanillo de volver a preparar otro sandwich y acolchar el otro top que tengo huérfano aquí.

Martes de Patchwork

Pareciera que últimamente solo me alimento de letras, y aunque es medio cierto, sigue habiendo hueco por aquí para otras cosas.
El viernes, volví a vestirme de exploradora, armada con el GPS que me regaló papá, y con dos acompañantes pusimos rumbo al sur, como cantaba Ana Belén.
Llegamos a Arinaga, y allí descubrí un pequeño paraíso. No tiene nada, o tal vez lo tiene todo. Quedé prendada de esa avenida. Allí echamos la tarde entre lanas, inglés y cafés. Si no fuera porque soy gatufóbica, y allí habían demasiados gatos entrando y saliendo, hubiera sido una velada diez.
Tengo que repetir, mochila a la espalda, y botines a los pies. Esta avenida se va a convertir en mi segunda casa de acogida, para situaciones de emergencia.
Y en estos cuatro días libres, (gracias Sr. Carnaval), y como viene siendo tradición, me dediqué a coser.
Creo que ya van 6 años, los que dedico a esta labor el lunes por la noche, mientras la mayor parte de la gente de alrededor, decide ponerse un disfraz, aunque yo creo que lo que hacen en realidad es quitárselo, y dejar libre la verdadera personalidad que tienen oculta el resto del año, pero esa es otra historia que no viene al caso. La cuestión es que yo me siento muy yo todo el tiempo, y los Carnavales, pues como que ni fú ni fá, y el entorno tampoco me ayuda demasiado, que hacen fiestas y ni me invitan, pero bueno, esa es otra historia también.
Hoy estoy dispersa.
Yo dedico la noche del lunes y el martes de Carnaval, a coser. Retomo un UFO y le doy matarile.
Esta vez le tocó al JellyRoll que empecé allá por el año 2008, si no me falla la memoria.
Me encantan los colores y el resultado final. Ahora solo falta la trasera y ponerme a acolchar. Lo quiero hacer a máquina, y estoy ya en prácticas para ver si me decido por el acolchado libre o sigo con mis líneas rectas.
Lo mejor de estos días así, metida de lleno en una labor, es la concentración que adquiero según pasan las horas. El silencio me acompaña minuto a minuto, solo el suave ronrroneo de la máquina de coser. Cortar, coser, planchar. Es un trabajo sistemático, pero que requiere concentración. Las piezas deben estar perfectamente unidas, para que no hayan desajustes milimétricos, que luego son terribles errores en resultado final.
Estos días son pura metamorfosis. Así como construyo un quilt, me construyo un poco por dentro. Y me voy descubriendo ahogando gritos, sonriendo a escondidas, o disimulando alguna lágrima.. y sintiéndome que yo no tengo que ponerme o quitarme ningún disfraz para encontrar un poquito de felicidad.