Descubrí, en el campo de batalla, lo que significaba autopublicarse un libro.
Porque te crees que escribes como loca durante una buena cantidad de días, acumulando palabras sin descanso y ya lo tienes hecho. Y resulta que una vez que lo escribiste todo, empieza el proceso de la corrección, que puede ser casi tan largo y tedioso como el tiempo que has pasado escribiendo. Luego viene toda la maquetación, en la que por muchos momentos me he sentido que no me hablaban en español cuando me consultaban según que cosas. Elegir la portada, comprobar que todo queda bien, y mandar a imprimir.
Y llega el momento en el que lo tienes en las manos, y piensas ¡ah! Ahora sí… Pero no, ahora tampoco. Porque entonces te ves con una buena cantidad de cajas por todas partes de tu casa, y un montón de libros que tienen que salir a la calle.
Entonces cargas con una bolsa, y te vas a las librerías, y a las tiendas que te parece que quedaría bien. Y vuelve otra vez el pensamiento: ¡ahora sí!… Pero naaaaa. Ahora tampoco. Entonces queda la promo, y te pasas el día pensando en que estás cayendo pesada con tanto hablar de tu libro, pero entonces miras las cajas que todavía andan desperdigadas por la casa, y te dices que no, que tienes que seguir hablando de tu libro porque tienes que sacar todos esos manuales de la casa.
Y mira, te vienes arriba, y hablas de tu libro hasta durmiendo, y de pronto te das cuenta de que tiene que haber una presentación oficial, y sin pensártelo solicitas permiso en la Biblioteca Municipal, en la que tantas horas he pasado desde que la inauguraron. Soy tan mayor que fui a esa inauguración. Y para tu sorpresa, te dicen que si, que lo puedes presentar… y así abordo esta semana, entre la emoción y los nervios. Pero como me digo últimamente: pues con todo.
El jueves 13 de octubre, a las 19:00 en la Biblioteca Municipal de Puerto del Rosario, estaré más Umbral que nunca, hablando de mi libro. Y de Sonia, y de Pedro y de Tía Enriqueta. Hasta de los cuervos voy a hablar.