Será que…

¿Será que el Delta además de llevarse algunos árboles, se llevó también algunos de mis miedos?.
¿Será que el Delta además de romper varios tejados, rompió algunos de mis prejuicios?.
¿Será que el Delta además de partir un par de pantanales, partió algunas ataduras?.
¿Será que el Delta además de cerrar algunas carreteras, cerró también varias heridas?..
Tengo dudas, porque desde que pasó el Delta veo todo de distinta manera.
O puede que tal vez los treinta de verdad los tengo encima, y ya no sea una jovencita con mucho por ver, por aprender, por sentir.
Puede que sí, que esta vez sí que note que crecí un año más, que ya soy una mujer.
Porque anoche tuve que acompañar a una amiga en un duelo, y no sentí las ganas de huir de otras veces, sentí que era allí donde debía estar.
Porque anoche, al hacer recuento del día, sentí que había hecho todo lo que tenía que hacer, no sentí remordimientos ni culpa por lo que quedó sin hacer.
Porque hoy al levantarme, y mirarme en el espejo, me gustó la cara y el cuerpo que me miraron.
Porque esta mañana, me fui al médico a sacarme sangre, y tampoco tuve el impulso de salir corriendo, tendí mi brazo y me sentí valiente. Y ya no temo los resultados.
Y porque me acabo de comer un donut con un café con azucar… y no me sentí culpable por tantas calorías ingeridas…
Puede que de una vez y por todas, se hayan quedado atrás algunos de mis miedos, se hayan cerrado algunas cicatrices, y puede que esta cosa que me ha acompañado durante casi cuatro años se haya cansado de seguirme y por fin se haya quedado atrás.

Una noche con el Delta

La noche comenzó a ser amenazadora a partir de las diez de la noche.
El viento se hacía cada vez más poderoso, y gritaba cada vez más fuerte.
Las casas parecía que podían ceder ante los soplidos de este poderoso guerrero.
Empezaron a caer árboles, algunos tabiques, tapas de bidones…
En la calle todo volaba, no se veía a más de dos metros de la nube de polvo que lo cubría todo.
En los muelles la mar amenazaba con salirse por encima.
En ese momento, falló la luz, y así a oscuras siguió rugiendo.
Rugió por más de tres horas, llevándose todo lo que encontró por delante.
Hasta Dios se quedó sin dedo… no puedo explicar la tristeza que me produjo este hecho.
Al amanecer, se fue calmando su furia.
Fue amainando.. Y esto solo fue tormenta tropical, no quiero ni puedo imaginar cómo es un huracán.
Me parece que la Naturaleza está gritando, clama atención.. nosotros, mientras tanto nos dedicaremos a recolocar lo que se torció durante el Delta.

Estrenando todo

Pues ya este fin de semana lo hice oficial.
Me fui a mi casa. A la mía, mía.. Bueno realmente será del banco hasta septiembre de 2035, si una loteria no lo remedia antes, y decide que rompa las realciones tan “cordiales” que mantengo y mantendré hasta ese momento con mi banco. Y, sí, hasta el 2035, cuando el notario, muy serio me dijo que la última cuota la pagaría en estas fechas, no lo pude evitar, se me salió una carcajada. Miro la escritura y me parece surrealista.
La verdad, me siento así como poderosa, hago lo que quiero en ella, no tendré que preocuparme nunca más por lo que van a pensar el resto de habitantes de la casa, si me paso todo el sábado sacándole brillo a la cubertería, o si me da por comer nocilla directamente del vaso, o si me da por no vestirme durante todo un día.. Ahí solamente voy a mandar yo. (Uf! me está subiendo el poder????).
Lo único que me preocupa es que Trufo, no parece estar muy convencido de quedarnos aquí por mucho tiempo. Le hablo y le explico que esta es la última vez que mudo sus cosas, que aquí ya nos vamos a instalar fijo.
Me mira, y parece que me dice: “Ya ya, ese cuento ya lo escuché!. Anda, pilla la correa y mi cojín y vámonos a la casa grande, que ahí me siento mejor, y además ya tienen polvorones.”
Espero que conforme vayan pasando los días, y yo pueda comprar más muebles, se vaya sintiendo mejor.

Libré una batalla, pero… gané!

Domingo por la tarde.
Sin ganas de hacer, hastío, apatía.. día anodino.
Se abre una puerta y sigilosamente se adentra, como cada domingo por la tarde, el fantasma más poderoso, el más temido.. La Nostalgia.
Y no tuve tiempo de despistarle, de huir, como hago cada domingo.
Primero me atacó con fotos. Cayeron en mis manos fotos de cuando estudiaba en la Universidad.. (mis compañeras de piso, algunos recuerdos de compañeros..); aguanté.
Quise ver una película, fue su segundo ataque, “Historia de lo nuestro”, fue la película que me mostró… fue duro, pero también aguanté.
La Nostalgia, estaba furiosa, yo le estaba plantando cara, y parecía que ni si quiera había hecho que me tambaleara un poco, así que decidió atacar con más fuerza.
Su último ataque iba a ser con música. Desde que oí que se encendía el aparato de cd’s, los ojos me enrojecieron, sabía cual iba a ser el siguiente asalto.
Primero: Habrá que creer (Filio-Guerra); tuve que respirar hondo, muy hondo, para poder seguir quieta, sin flaquear.
Segundo: Km 0 (Ismael Serrano); me atacó duro, lo noté en el estómago, y mis manos empezaron a temblar. En mi interior habían muchas ganas de dejarme vencer, de empezar a derramar las lágrimas que se estaban acumulando en mis lagrimales y que deseaban salir. Luchando, buscando la fuerza, terminó la canción, y pude respirar, estaba a punto de conseguirlo.
Pero, ¡ay de mí!, no tenía idea de lo que La Nostalgia me tenía preparado para el final..
Tercero: Aqui estoy (A. Ravelo)… Fue un golpe bajo, estaba preparada para cualquier cosa, menos para esta canción.
Las lágrimas corrieron a situarse en mis ojos, estaban empujándose para salir, y yo luchando para no parpadear, para aguantarlas unos segundos más. Me concentré, tenía los pulmones encogidos, no me entraba aire, y en la garganta un nudo… hice lo único que podía hacer en semejante situación… Cantar!
Empecé a cantar los versos de la canción, esos versos que ahora se me antojaban más reales que nunca, y más cercanos, casi de forma inmediata llegué al estribillo, y seguí cantando, empecé a alzar la voz, a cantar a pleno pulmón.
Ahora ya me entraba el aire, las lágrimas huyeron de los lagrimales, ante la certeza de que tampoco ahora saldrían a escena.
La canción terminó, y lejos de acabar como muchos otros domingos, hecha un ovillo en la cama, dejándome vencer por este temible fantasma derramando lágrimas sin orden ni concierto, acabé cantando, sintiendome viva y feliz.
Fue duro, pero, gané

Sorpresa!

La sensación espontánea de encontrar un tesoro.
De darte la vuelta y ver que lo que llevas tanto tiempo buscando, lo tienes ahí, al ladito, esperando que lo reconozcas.

De repente leer algo, reconocerte, buscar en tu archivo personal, y
BAAAAANNNNNGGGGGGGGGGG

Ahí está! así tan fácil, sin esperarlo.
Atrás quedaron las noches en vela ideando planes, haciendo proyectos, armando balances.. todo eso se quedó en nada, no hizo falta para encontrar lo que buscabas.
Parece que todos los planetas se alinearon para hacerte la jugada más fácil, para que disfrutes de tu hallazgo a plena capacidad.
Ya me pasó alguna vez, y hoy, pues fíjense, me acordé. Y me viene bien, porque de un tiempo a esta parte ando sin-fé, sin esperanza… Pero en este instante, sin saber cómo he vuelto a creer.

Ficción superada

Hace unos días escuché la noticia por la radio. La almacené en el subconsciente para buscarla en la red y leerla detenidamente, porque me parecía del todo surrealista.
Sandra de los Santos, una cubana que llegó a Miami hace más de un año escondida en una pequeña caja de madera tras enviarse como paquete postal desde Bahamas, ha logrado el asilo político en Estados Unidos.
Se envió a sí misma por correo a Miami, un viaje durante el cual permaneció unas seis horas, “doblada como un ovillo”, en una pequeña caja despachada por la empresa de envíos internacionales DHL.
De los Santos utilizó una caja para motores de barco, y sustituyó la carga por ella misma. Se tomó el trabajo de averiguar una dirección en Miami, Florida que correspondiera a un taller de barcos, para remitir el paquete.
El juez de inmigración Red Fox, ha dictaminado tras quince meses de proceso, que la mujer podía quedarse en el país, ya que corría el riesgo de persecución política si era enviada de regreso a Cuba.
Si esto no es desesperación, no sé cómo puede llamársele. No entiendo las sentencias, porque si la acción en sí me parece inversosímil, más aún me lo parece el motivo que se da para concederle el asilo a esta señorita: riesgo de persecución en Cuba, no sé, creo que puede haber otras razones con mayor peso para aprobarle dicha petición.
A mi se me quedan miles de preguntas por hacerle. Pero bueno, seguro que en breve tendremos la película, satisfaciendo todas nuestras dudas.
Ya tienen a otro “Eliancito” tanto Cuba como EEUU para “jugar”.
Me vuelven loca las fronteras y las políticas de extranjerías de este planeta.

Sin comentarios

Acabo de ver una noticia que anuncia la publicación del primer libro sobre la Infanta Leonor.
Y digo yo, si la nena apenas tiene tres semanas de vida.. ¿le ha dado para tanto como para escribir un libro?.
Porque conozco personas que nacen, crecen, se reproducen y mueren a lo largo de 75 años más o menos y nunca juntaron vivencias que creyeron meritorias de estar en las páginas de un libro.
Luego pensé que tal vez fue su mamá, su papá o su abuelita, los que escribieron el libro, relatando pormenorizadamente cómo habían sido estas tres semanas de vida. Pero.., si estos fueran los autores, dudo seriamente que lo publicaran, todo lo más se lo guardarían para que lo lea cuando sepa leer.
Y lo que me parece peor, es que apuesto mi boli rosa de Jordi Labanda, a que en breve lo tendremos entra las listas de los best-seller de esta época del año. No sé quién está peor si la gente que lo ha escrito o la bandada de (no tengo calificativo para definir a estas personas) que lo van a comprar.

The Notebook

Por primera vez en mucho tiempo he visto una película muchas veces seguidas, y sigo con ganas de seguir haciéndolo.
La ví el domingo por la tarde por primera vez. Según acabó, volví a darle al “play”, primeramente porque la había visto en inglés, y había muchas cosas que se me habían quedado atrás.
Después de verla por segunda vez, mis sensaciones seguían siendo las mismas: ternura, amor y mucha mucha tristeza.
Fueron las mismas sensaciones que me quedaron cuando me leí el libro, aunque tengo que confesar que si bien el libro me gustó (aunque me dejó un poco impasible), la película está mejor lograda. Porque esa sensación de impasibilidad que sentí con el libro, no aparecieron durante la visión de la peli. Es imposible no sentir, no meterte en la historia, no vivir lo que pasa, y preguntarte un sin fin de cuestiones.
Qué suerte y qué desgracia!
Tengo un amigo que una vez me dijo: Yo tengo claro con quien quiero arrugarme..
A mí nunca me había importado mucho esta cuestión, me refiero a que estaba más preocupada en saber con quien quería estar en cada momento que vivía, sin embargo (será porque me hago mayor) de un tiempo a esta parte, lo pienso. Pienso si esta o aquella persona será la ideal para estar conmigo cuando me arrugue.
Después de ver la cinta tres veces y de hacer algunas reflexiones, creo que la pregunta anterior tiene respuesta, y que es afirmativa. Espero no arrugarme mucho, pero mucho o poco ya he encontrado con quien me gustaría hacerlo

Noche argentina

El viernes, para poner broche y olvidarme de la semana de tedio y hastío que tuve, me fui de concierto.
Coti en directo y al aire libre.
Cuando me enteré que se iba a celebrar me entusiasmé, pero a lo largo de la semana me fui desinflando, encima, después de mi primera clase de kickboxing, no tenía el cuerpo como para muchas fiestas.
El caso es que pese al frío y al viento, el concierto se dio lugar. No recuerdo cuánto tiempo hacía desde que no salía, y para mi sorpresa, las caras que me encontré durante la noche, fueron las mismas con las que me topé la última vez que lo hice.
El concierto se fue animando, y al cabo de dos canciones, yo andaba dando botes por ahí, olvidándome de que me dolían las piernas, los tobillos, y de que el viento había decidido ponerme otro peinado.
Lo pasé estupendamente.
Para rematar, era la una de la madrugada, y no habíamos cenado. Como no podía ser de otra manera, la cena también fue argentina: choripan con chimichurri. Que me hizo chuparme hasta los dedos!.
Realmente, el mal rato, lo sufrí el sábado por la mañana: dolor agudo en rodillas y muslos; ausencia de voz y una canción gusano: mar de gente.
Pero la verdad, mereció la pena.