Hace un año y un mes desde el Confinamiento.
Yo sigo haciendo listas, y veo qué ha cambiado desde ese día. Salimos a la calle, hay cole, vamos con mascarilla, y el mundo sigue girando a una velocidad como de mentira.
Es como si todo quisiera ser igual, pero nada es lo mismo.
Yo siento cosas muy extrañas.
¿Tengo miedo? Probablemente
¿Estoy enfadada? Bastante
¿Estoy frustrada? Se me sale del medidómetro.
Aunque probablemente, todo esto, sea más mentira que verdad.
En una suerte de análisis que hago todo el rato, me doy cuenta de la verdad.
La verdad es que me he acostumbrado a tener miedo. Y en parte, es como si mi carácter o cualquiera sabe qué treta psicológica, está adicta a la sensación de miedo. Porque ahora mismo en mi vida todo está bastante bien, y ese estrés miedoso es del todo injustificado.. así que le echo la culpa a la pandemia, y listo. Pero yo sé que no es verdad. Tiene que ver con la costumbre de estar alerta todo el rato. Y si no hay león, yo me lo imagino.
Estoy enfadada porque el Gobierno no decide y no nos dirige bien. Aunque la verdad es que ¿a mí qué? Quiero decir, claro que me importa que vayamos a la deriva, pero a ver, céntrate: mujer sola que cría a una hija y tiene que proporcionar casa, comida, y resto de necesidades a cubrir. Tengo otras cosas a las que atender más allá de esta panda de impresentables que no saben a dónde van. Así que es probable que culpe a la pandemia de mi enfado, pero lo único que me enfada ahora mismo, siendo sincera conmigo, es no poder poner mi culo en cualquier asiento de un avión, y aterrizar en cualquier lugar que me parezca. Así sea Nueva York o el aeropuerto de Gando.
Y frustrada.. pues también podría culpar a la pandemia de esto, de sentir frustración total de ver a toda esa gente que parece que no van con el mundo. Todos esos idiotas que se juntan cada tarde en la playa a celebrar las fiestas que nos han quitado a todos. Que debe ser que ellos son los únicos con esa necesidad vital de fiestearse. Y bueno.. en verdad, así puede ser. Yo de fiestas, pues ganas no es que tenga demasiadas. Nunca las tengo, no sé a quien voy a engañar. Ganas de socializar, de salir, de estar en multitudes.. pues no. Nunca es buen momento para mí para esto. La pandemia es una buena excusa, pero es otra excusa de mentira.
Sin embargo, hay algo por encima de todo que sí que me causa una mezcla muy poderosa de estos tres sentimientos, y es la pérdida de libertad. Probablemente yo seguiría actuando como lo hago ahora, en época sin pandemia, pero tengo la LIBERTAD de decidir si quiero ir a una fiesta, si quiero estar en la calle más allá de las 10, de ir por la calle sin mascarilla. No tener la posibilidad de hacer lo que quiero, hace que algo dentro de mí se rebele fuerte contra el fokin coronavirus y toda esta mierda marciana que estamos viviendo. Es la pérdida de la capacidad de decidir lo que me enfada. Y esto, probablemente no sea mas que una soberbia muy grande, pero qué quieres que te diga, hoy, es lo que me tiene un poco revuelta.
Así que hoy, como muchos, me uno al deseo de que esto pase ya, que estoy bastante agotada, como muchos, de toda esta película de terror.