Hace ya 15 años que se celebra el Gran Baile de Taifas en mi pueblo, para festejar el día de Canarias.
En sus primeras ediciones, me pareció ridículo. Me encerré en mi postura de grinch, y no fui a ninguna de las ediciones. Mi primer Baile de Taifas fue cuando estaba esperando a Emma, hace cuatro años, y por cuestiones de causa mayor que hoy prefiero almacenar en esos cajones que anualmente sufre una borrada masiva de datos, como los Ayuntamientos en estos días. Total, que hasta este año no me había ni planteado volver a vivir la experiencia.
Este año, me prometí a mí misma, ir desmenuzando prejuicios y ver el origen real de éstos, entre otras cosas por no hacerlos extensibles a Emma. Así que aquí ando, en pleno trabajo de análisis, rompiendo barreras y saliendo de mi zona de confort.
Con el Baile de Taifas, creo que lo que era ridículo en estos días, era mi postura. No tenía una razón real más allá del sentido del ridículo que me afloraba al pensarme vestida de algo que no sentía ser yo. De hecho, siempre dije que ponerse esos trajes era disfrazarse. Es maravilloso ver que pasa el tiempo, y va cambiándome mi forma de pensar. Madurez, se le puede llamar a estos cambios.
Este año, después de darme cuenta de ésto, me planteé seriamente ir.
Las condiciones de asistencia para esta fiesta, es ir ataviado con la indumentaria tradicional canaria.
Ni que decir tiene que la gente, busca, rebusca, hace y rehace unos trajes espectaculares. También tenemos la versión exprés que es pasar por el comercio adecuado, dejar 30-60€ y componerte un traje en un dos por tres.
Los trajes majoreros, tanto el de campo como el de gala, son espectaculares. Y hacerlos lleva su tiempo, su inversión, y su trabajo.
Mi propósito es ir componiéndolo poco a poco, aportando cada año algo nuevo a nuestra indumentaria. Este año fue la camisa, espero que el año que viene pueda tener la falda de paño, plisada en la cintura hasta la cadera. Que pesa un quintal, pero que por su caída merece la pena llevarla. En el caso de Emma, nos inclinamos por la versión exprés hasta que deje de crecer, porque de momento, de un año a otro el traje completo, le queda pequeño.
Aprovechando que mamá tenía el telar puesto, porque estaba calando un mantelito. Me la camelé ligeramente para que nos calara unas cositas a Emma y a mí.
Para Emma un denlantal, y para mí, el canesú de una camisa.
Así también aprovechaba el momento y sacaba las reglas de patronaje.
Mamá es una artista. Verla calar es como entrar en una especie de trance, donde solo eres capaz de seguir la aguja arriba y abajo, y tus chakras se alinean por obra y gracia del subir y bajar de esa aguja. Un espectáculo.
El calado estuvo listo en una semana, y el resto de las piezas en apenas tres días más tarde.
Tengo que decir, que mi camisa es la camisa más bonita que he tenido nunca. Y me están entrando unas ganas infinitas de ponerme seriamente con un telar y calarme un par de ellas más.
El Baile fue un completo éxito, con varias parrandas, mesas llenas de comida, y familias enteras ataviadas y disfrutando.
Emma disfrutó muchísimo, primero comiendo y luego bailando. Aunque a medianoche y como Cenicienta, el sueño la venció. Todavía ayer, me decía: me gustó muchísimo la fiesta de ayer mami.
Así que hasta el año que viene, que volveremos con mejores trajes y las mismas ganas.
Madre mía, tanto la camisa como el mandil son preciosos! Y dices que ese belleza la hace tu madre? Anda y grabala medio minuto en un vídeo que yo también quiero ver esas manos de hada en acción!
Recordar siempre es bonito, y cuando vemos la moda y el loock que llevábamos en esas fiestas siempre nos parecen atrevido o en ocasiones hasta ridículo. Pero cuando vivimos el presente lo hacemos con la pasión y la felicidad de eso, de una cenicienta en su baile con la pasión del momentos irrepetibles.
Muchos besos y a seguir disfrutando de estos momentos tan especiales.
¡Me alegro q hayáis disfrutado tanto! seguro q íbais muy guapas 🙂 y también me alegro q ahora veas las cosas a través de los ojos de tu peque … a veces es como verlas por primera vez, verdad?
Es lo que tiene hacerse mayor…
Mi vestido de "maga" también es impresionante.
Nuestras madres… artistas de las buenas…