Camilla para dos

Soy una completa fan de ir vestida igual que Emma, por eso, cuando veo patrones diseñados en tamaños mamá-hija, me entra un calor extraño en las manos que me obliga a ir a la velocidad de la luz a los cajones de las lanas a buscar material.
Este patrón es un auténtico acierto. Es sencillo, y está muy bien explicado.
El mío está hecho con tres ovillos de Cascade Yarn 220 Heathers. El de Emma con ovillo y medio de Cascade Yarn 220. Total, casi cinco ovillos menos en mi stash. Si hubiera tenido más lana, el mío lo hubiera tejido con las mangas más largas, pero si ya me conocen un poco, en esta afición mía de tejedora in extremis, usé todo lo que tenía. Malamente me sobraron treinta centímetros de lana.
Como digo, esta diseñadora me gusta mucho, y ya tengo en mente el siguiente patrón, doble por supuesto.
Y así, ataviadas con nuestros estupendos jerseys, Emma ha querido estrenar sus botas de agua. La lluvia del fin de semana ha sido chipi-chipi, y el pueblo está tan bien diseñado, que casi no se han formado charcos. Tendremos que meterlas en el coche, y salir un poco al campo a ponernos de barro hasta las cejas. Ella, yo me mantendré a una distancia prudencial, mientras le saco fotos, y me seco la baba viéndola tan contenta.
Algo que necesito con mucha urgencia, después de los dos días que han pasado. El domingo por la noche, como a las dos de la madrugada, con una leve tosecita, Emma me despertó para decirme que le dolía la barriga. Segundos más tarde, ví como salía la cena como un torrente, encima de mi pijama. Tardé algunos segundo en asumir lo que estaba pasando. Desde ese momento hasta las cuatro de la tarde del lunes, repetimos este episodio con intervalos de una hora.
El jueves pasado, Emma me comentó, a título anecdótico que una de sus compañeras de clase se había vomitado en clase. No le presté demasiada atención, la verdad. Claro que, al mandarle recado a la profesora de que no asistiría a clase el lunes, me comentó que ya era la cuarta que caía. Es la primera vez que sufre una gastroenteritis, y la pobre andaba alicaída y más mimosilla de lo normal. Ella ya se ha recuperado, aunque ahora la que está con la barriga como una lavadora soy yo. Daños colaterales.

6 opiniones en “Camilla para dos”

  1. ¡Ánimo! yo empecé así el sábado por la noche…y me pasé casi todo el domingo en la cama hecha un ovillo, salvo el rato q preparé comida para el resto de la familia.
    El lunes ir a la oficina fue un suplicio…pero bueno, parece q la semana avanza y mi estómago ya lo ha superado.
    Un abrazo.

  2. qué bonito ir vestidas [casi] iguales 🙂
    ànimo con la gastro, los coles son un nido de enfermedades, traen las enfermedades a casa y luego pasa por toda la familia…

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