Llegó octubre, y con él, un montón de eventos y festividades.
Durante estas próximas semanas, presentaré mi nuevo libro, casaremos a mi hermana la chica, y yo anotaré un año más en los años de vida que tengo. Entre otras cosas.
Tu sabes que yo me planifico y ando casi siempre con la agenda pegada al brazo. Todo eso para que todo lo que pretendía hacer durante este año y que planifiqué en diciembre del año pasado, se me juntara sin remedio en el mes diez de este año. Y esta es la cara que creo que tiene el Universo cuando me ve planificar tanto.
Yo que sé, la vida es así. Lejos de agobiarme, pretendo vivir cada acontecimiento con regocijo y goce, que si no, pa’qué.
Además, este es mi mes, no solo porque nací en octubre, sino porque ya el otoño me lo imagino con gusto. Digo imagino porque por estos lares nada de árboles naranjas y bucólicos… bueno, nada de árboles, en realidad. Esperemos que sigan habiendo lluvias como las que dejó Hermine, que hizo las delicias de todos los majoreros, y que nos va a dejar grandes paseos por las medianías, viendo lo verdita que se ha puesto la isla. Todos contentos.
Yo por mi parte, como ya te vengo diciendo, pretendo vivir este mes con todo lo que me traiga. De momento ya he asado un buen trozo de calabaza, y me deleito las tardes con un pumpkin spice latte. Bien rico.
Despedí septiembre con un paseo por MiNorte, y una visita a Mojo Art Shop, donde ya se encuentra mi Manual de Primavera, entre un montón de boniteces que diseña Erika.
También mandé una sherpa al sur, y ya pronto, voy yo a hacerme la foto pertinente. Y mi libro también está en otra preciosa tienda de esas tierras, en Trecepeces.