El domingo es un día en el que hay que trabajar y hacer por visibilizarlo, para que (ojalá dentro de no mucho), podamos estudiarlo solo en los libros de historia. Mientras tanto, queda mucho por hacer, y hay que ponerse manos a la obra.
Hoy yo, paro, o me convoco en rebeldía, porque yo, soy feminista.
Ni feminazi, ni antihombres, ni radical.
Feminista. Abogo por la igualdad de derechos, que no igualdad de géneros, ni tampoco en la abolición de la masculinidad, o la castración de los chicos, como muchos nos quieren achacar.
Lo que quiero que se acabe es el machismo, el patriarcado, y que deje de leer noticias sobre asesinatos de mujeres a manos de hombres que se creyeron con el derecho de la posesión.
Hace ya muchos años que me coloqué las gafas violeta, y así como hay personas que hablan de su despertar espiritual, para mí el feminismo fue esto: Un despertar. Después de ese momento nada ha vuelto a ser lo mismo. Barbijaputa, Chimamanda, Caitlin Moran, Roxane Gay… han ido lanzando luz en mi camino. En casa procuro autoras, y MiMariposita está “bien adoctrinada” con su gran colección de Pequeña y grande… Cualquier momento y libro es bueno para hacer pedagodía, y más ésta que tan importante es.
Es como si las gafas me hubieran venido con un detector de micromachismos incorporados. Y cada día en multitud de situaciones oigo como pita.
Porque son tantos, y los tenemos tan interiorizados que no somos capaces de verlos con la claridad que se necesita para denunciar que no son normal. Son habituales pero no normales.
“Mi mujer”… “Qué bien que hay mujeres guapas en esta reunión”… “No llores como una niña”… “Yo ayudo mucho en casa”… “Venga que te ayudo, y voy a hacer la compra, dime que hace falta”… “Yo en las cosas de la niña no me meto, yo crío al niño”.. “El futbol no es para niñas”… “Ese es un disfraz/juguete/libro… whatever de niño/niña”… “Tenía que ser mujer”… “Se te va a pasar el arroz”… y así hasta el infinito.
Porque me muevo en un mundo profesional, que gracias a (no sé quién o que) cada día está mas equilibrada la presencia de hombres y mujeres, porque mientras quieras, qué mas da lo que tengas entre las piernas.. Pero no me olvido de cuando estaba en la universidad, y en una clase de 35, solo éramos dos chicas. Que nos miraban por encima del hombro y que a cada momento sacaban a relucir nuestra equivocación por estar allí. Al parecer les coartábamos los comentarios, y si no nos gustaban los coches, ¿qué hacíamos en una clase de diseño de máquinas?. Y en aquel momento, aunque las dos nos rebelábamos y nos juntamos mucho, (hoy se que así nos hicimos hermanas y estábamos a tope de sororidad), allí aguantábamos lo que hasta el profesor tuviera a bien decir. Chistes machistas hasta el infinito, entre otras tantas cosas.
Porque quiero que me cuenten la historia de verdad, y saquen de esos cajones del olvido al sin fin de mujeres que han hecho posible que yo hoy, esté aquí, haciendo un poco lo que me da la gana. No teniendo que estar amparada en la figura masculina “que responda por mí”. Porque he sufrido Mansplaining, Gaslightting, Manterrupting, y Bropiating, y porque tengo hija, sobrinas, y muchas amigas, y tengo la esperanza de que alzando la voz, vamos a ir acabando con ello. Yo hoy y cada día, me declaro feminista y en rebeldía.
Salí a la mani del 8 de marzo, con mi pañuelo morado y mi chaleco amarillo.
como lo había hecho años atrás y seguiré haciendo.