Ayer, le comentaba a mi madre que estoy leyendo un libro. Desde las dos primeras páginas me di cuenta de que este libro iba a cambiar mi vida. Así se lo dije. Y ella se echó a reír.
Me quedé mirándola sin entender muy bien aquellas risas. A lo que su respuesta fue: Claro así está tu vida como una montaña rusa, si cada libro que lees te cambia la vida, estás en función de lo que lees!!!.
No me llamó la atención lo que me dijo sobre los libros, sino que ante sus ojos mi vida sea una montaña rusa. Me puse a pensar en que tal vez la mayor parte de la gente que me rodea piense igual. Y la verdad…. No me siento para nada en una montaña rusa. Es cierto que mis cambios de humor pueden sucederse varias veces en un día, pero mi centro de gravedad físico y psíquico sigue estando en el mismo sitio.
No sé por qué siempre se tiende a pensar en las debilidades de los demás. Yo ante ellos soy muy variable y eso me hace débil y vulnerable, por eso hay que tener cierto cuidado conmigo….
Llega un punto en que me dan ganas de reir.
Me encanta variar, me encanta tomarme las cosas tan a pecho, y me encanta ser así de pasional. Bueno a veces no me gusta tanto, pero no sé tomarme la vida de otra forma, y me sentiría perdida si tuviera que medir mis sensaciones. Cuando río lo hago a mandíbula batiente hasta que las lágrimas salen de los ojos; y cuando lloro lo hago como Alicia dentro del bote. ¡Qué pena que no lo entiendan!