En el Sur de Gran Canaria, hay un Oeste Americano, con vaqueros, mexicanos, caballos, vacas, un par de búfalos y una colección de serpientes de cascabel, que hicieron las delicias a mi bióloga interior.
En mi memoria está la historia que cuentan mis padres de cuando se abrió este miniparque. Realmente nunca pensé que fuera a visitarlo, y héme aquí, muerta de cansancio después de pasear más de 5 horas bajo un Sol de justicia, rodeada de Alemanes, y con la niña a flor de piel.
El motivo, era el cumple de dos Alemanes, El Patriarca (como le han acuñado en otro sitio), y del NiñoTerremoto (o mi amor secreto).
Hoy y gracias a estos cumpleaños como excusa, he visto vacas de cerca, que me encantan, también búfalos, que no me resultan tan simpáticos despues de haber visto aquel documental en el NG, pero me quedo con la cantidad de serpientes que pude contemplar. Una de ellas, puso incluso su cascabel en marcha, satisfaciendo toda mi curiosidad.
Para una asocial como yo, pasar el día, (completo) rodeada de tanta gente de la misma familia, es toda una novedad. Me da tiempo a pensar y observar, pero sobre todo me da tiempo a disfrutar.
Y… lo más raro, es llegar a casa, y que el silencio que me acompaña cada día, a cada hora, de pronto me resulte un extraño.
lo dicho, ni amebas ni mejillones, simplemente tu