Un fin de semana como los de antes

Después de un mes de Enero demasiado movido, feliz y muy variadito, comienzo Febrero recluída en casa, por deseo y con gusto.
Los movimientos de Enero, trajeron resultados inesperados, y en cierta manera algo confusos. Con lo cual Febrero se conjura como nueva posibilidad, y necesidad de trazar otra hoja de ruta, una más segura y también más estable.
Empecé por darle una vuelta tipo “limpieza estacional” al piso, dejando todo ordenado, reluciente, y perfumado. Se siente tal que si le hubiera hecho una limpieza kármica al piso.
Sigo cuidando mi alimentación más que cualquier otra cosa. Este finde me deleité con un tabulé un poco a mi manera, pero igual de delicioso.
Me gusta la dedicación que se le puede poner a la elaboración de un plato, y me recuerda aquella escena de Come Reza Ama, cuando la prota se prepara un plato simple, pero tan espectacular, que se emociona ante el mismo.
Otra de las novedades que he experimentado estos días, es el descubrimiento de una sal especiada preparada, que deja este tipo de platos muy sabrosos.


El resto del tiempo lo he bien empleado entre leer, tejer y dormir. Miguel Inzunza me ha hecho buena compañía con su disco: Juguete de Madera, tiene una canción dentro de ese disco, que es una preciosidad, aunque esta vez no pueda ajustar su letra a mi vivencia.