Hoy nos levantamos temprano, y nos fuimos muy bien arregladas a la Feria del Libro de nuestro pueblo. Modesta, pero llena de literatura interesante.
La madre de esta casa estuvo despistada esta semana, echémosle la culpa al Decreto 113/2015 del 22 de mayo, que me ha tenido absorbida la atención y la razón, y aún será así, hasta la semana que viene, en fin.
Debido a este despiste, no apunté a LaMariposita a los talleres que habían, y que tenían toda la pinta de ser super divertidos. Así que fuimos en calidad de visitantes y no de participantes a la feria. Nos dimos una vuelta por todos los stands, aguantando con fuerza la cartera, porque qué tentación diosito.
El día estaba hoy como para coger una mesa en cualquier terraza, o mejor, tirar la toalla en cualquier playa, y quedarse ahí hasta la noche. Pero aquí LaMariposita, tenía miedo de que sus nuevos libros se le llenaran de arena o se le ensuciaran con el colacao de las cafeterías, y no hubo forma de convencerla.
Así que nos volvimos a casa, y cada una tomó posesión de su zona del sofá y de sus nuevas letras.
Seguro que esto lo he dicho muchas veces, pero una más no va a hacernos daño: qué placer y qué lagrimones, verla venir corriendo al sillón con su libro en mano, deseosa por ir juntando letras.
Yo creo que de todas las expectativas que he ido acumulando con los años desde que me reproduje, y que intento mantener raya, -ya sabes, las expectativas son una trampa-, la de ver a Emma leer, y disfrutar de las letras, ha sido siempre una constante. Y ahora verla hecha real, es maravilloso. No, espera, ma-ra-vi-llo-so.
Once again: MA-RA-VI-LLO-SO
Hoy la he imitado yo a ella, y he hecho lo mismo con uno de los libros que compré, el de Nicolás Castellano. Recuerdo las primeras veces que oí hablar de él, o mejor dicho, que lo oí hablar a él mismo. Sigue siendo un referente a la hora de hablar de inmigración. Así que cuando vi su libro, contando esta historia tan increíble, y que al mismo tiempo nos toca tan de cerca, no pude reprimir la compra. Bueno, en realidad, tampoco quise, reprimirla, digo.
Y poesía, mucha poesía. Porque la poesía, nunca es suficiente.
Menos mal, que la comida estaba lista antes de salir, porque se nos ha ido la mañana pasando las páginas de nuestros nuevos libros.
Se abrió la veda de las ensaladas, y aunque sé que hoy no es lunes, y que las lentejas se compen preferentemente los lunes en esta casa, hoy es un buen día para hacer una excepción. Ensalada de lentejas, y pan de masa madre y alcaravea. He tardado casi una hora en comer este platito. Cuestiones técnicas aparte, que te voy a contar próximamente.
Y en un rato, otra vez a la calle que tenemos cumpleaños, pero ahí te dejo una pista de lo que voy a hacer esta noche.
Si no has visto Sense8, puede ser un buen momento para empezarla. Me tragué la temporada primera en un fin de semana, y es probable que haga lo mismo con la segunda.
No hay nada mejor que ver a un niño leyendo. 🙂
Pues voy a buscar esa serie… y le echaré un vistazo 🙂
Besitos !!
Tengo el prime de tu torre. Previsible, por otro lado.
Jorge ya sabe. Y domina el arte. Pero aún así, por las noches le leemos su papá y/o yo.
Placer y pena. Te entiendo perfectamente.