Hay días en los que me tengo que subir al coche, recorrer 38km, y hacerme una foto, para darme cuenta de que todo está bien, que todo está en orden.
Tengo suerte, mi aliviadero psicológico lo tengo a tan solo 38 km, y bueno, no tengo escoba, pero tengo un mililitro que me lleva donde quiero, o a veces donde quiere él.
Y así las cosas, después de una semana de ataques de ansiedad, de nervios incontrolables, y de noches de insomnio, llegar a MiNorte, respirar, dejar que el viento me revuelva el pelo, y cerrar los ojos… todo está en su sitio.
No es fácil tomar según qué decisiones, y mucho menos, impedir que en la cabeza los pensamientos se me hagan bola. Lo único que sí es asequible a mi alcance, es coger el mililitro y ponerme en MiNorte en 25 minutos, es mi digestión rápida de la bola.
Antes, me deshacía en llanto, y entonces era más bien como una gastroenteritis, porque salía todo en torrente.
Ya no, ya no me sale llorar.
Conmigo, mis padeceres han ido mutando, y por eso tengo que buscar otras formas de aliviarlos. No es fácil, nadie dijo que lo fuera, pero es cierto, que en esta época de realismo mágico pendejo, como dice Orín Dupeyrón, llega un momento que pierdo la perspectiva, y me creo que todo está al alcance de mi mano. Y no.. No todo está a mi alcance.
A veces, me tengo que poner frente al Atlántico y respirar para darme cuenta de lo insignificante que soy, y que aún así, todo está bien.
Muchas gracias por el comentario de dejaste en mi blog. Me alegró mucho ver tu nombre pero casi sentí una tquicardia de felicidad cuando ví que había un link a tu blog. Perdóname pero me acabo de enterar que tienes un blog! 🙂 Esto si que es una alegría!!
He venido corriendo, he leído un montón de entradas, he escuchado la canción de los carnavales (las islas canariaaaas estan de carnavaleeeees) y he visto el "backstage" de muchas de las fotos que lleno de corazones en instagram.
(Sé que este comentario no tiene nada que ver con el post, perdóname también por eso!)