Hoy es festivo en la isla. Es el día de la Patrona: la Vírgen de la Peña. Es más que probable que ya haya hablado aquí de esta fiesta. Donde la gente (toda la gente o su gran mayoría), se pone un calzado apropiado y sale caminado desde donde esté, hacia la Vega de Río Palma. Debería ser una romería, e ir adecuadamente ataviado de romero, y bla bla bla… La realidad es que desde esta mañana bien temprano, hasta mañana por la mañana los majoreros y visitantes, van llegando a la Vega, unos en mejor estado que otros. Los que celebran el día, fueron hoy tempranito caminando. Los que se van a pegar la gran juerga, van a ir esta noche. Y los ciclistas que van a medir sus fuerzas y la paciencia de los conductores, van durante todo el día. El camino que sigue la gran mayoría sale desde Antigua, sube y baja una montaña, por un pequeñito sendero, y luego se caminan unos cuantos km por carretera hasta que se llega a la iglesia. Una buena pateada sí.
Aquí una que ya tiene unas cuántas décadas, empezó yendo con sus padres, solo el tramo de carretera. En los años siguientes hizo el camino entero desde Antigua, con padres y familia por la tardecita. Un poco más tarde, lo hizo con amigos durante la noche cerrada. Y las últimas veces que fui caminando lo hice bien temprano por la mañana. Desde que tengo a Emma, voy por la mañana temprano, pero en coche, y siempre y cuando, me lleven. Porque la carretera es de esas estrechas, de subir y bajar por la montaña, con un millón y medio de curvas.
Este año, fuimos temprano. Hicimos una parada técnica para asentar estómagos, y coger aire. Nos sacamos unas fotos con Guize y Ayoze, y Emma pudo regodearse leyendo todos los carteles informativos que se encuentran en el mirador… y llegamos a la Peña.
La plaza siempre la encuentras llena de los peregrinos del camino. Aunque tanto el año pasado, como este, queda patente la moda ciclista que llena la isla. Este año la plaza y la iglesia estaban tomadas por ciclistas, para mi completo asombro.
Allí nos comimos unos roscos de naranjas, que no dio tiempo ni a sacarles las fotos, nos refrescamos con agua. y emprendimos el camino de vuelta a casa.
Ya que estábamos fuera, y que nos llevaban, fuimos a uno de los restaurantes más típicos de la isla. Casa Frasquita. Está en Caleta de Fuste, un sitio completamente turístico, con una playa medio artificial medio natural, que acaban de arreglar, con un dudoso resultado. Vamos, que nosotras ahí no nos bañamos. Pero que al turista europeo parece que le vale.
Bueno, pues en medio de todo ese conjunto turístico se encuentra este restaurante. Yo recuerdo ir de pequeña, y me gusta el recuerdo que me trae a la mente, porque es el último que tengo de mi Padrino, antes de que enfermara y se fuera.
Ahora el restaurante está recién reformado y acaba de abrir puertas hace apenas un par de meses. Es curioso, que aún no teniendo nada que ver con lo que fue, estéticamente hablando, el comida es la misma. Y es muy buena.
Pescado fresco, fresquísimo. Tomates de Tiscamanita, que saben a tomates de verdad, aliñados, y escaldón de gofio.
Una buena escudilla de gofio escaldao, que como manda la tradición se come con cebolla. Y está rico. Riquísimo. Es probable que tarde en digerir todo lo que comí un par de días, pero ha merecido totalmente la pena.
Y ahora, a disfrutar de dos días de fiesta que aún tenemos por delante.
¡¡Q mayor está Emma!! Y q buena pinta tiene todo…lo q me ha sorprendido son los trozos de cebolla a modo de barquitas 😉
Es impresionante la pintaza que tiene esos pescaditos!!!
Mmmmmmm gofio escaldao… de mayor (como el vino o la cerveza) es que he aprendido a valorarlo.
Cada isla tiene su Virgen de la Peña. Me gusta la tuya. Particular, como Fuerteventura.