Hoy estoy cansada. Terriblemente cansada.
Mi semana laboral ha sido difícil, dura, y estresante.
Y entonces llega el fin de semana, y me esperan las tareas domésticas habituales: limpiar, lavadoras, llenar la nevera, cocinar..
Y por en medio: Emma.
Emma está a tan solo dos meses de los tres años.
Se supone que lo de los “terrible two” estaría a punto de ser historia, pero no es lo que sospecho.
Lleva un mes, que cada una de las frases que dice, va acompañada de una coletilla, que según el momento es: por qué? o no quiero!.
– Emma recoge tu chupa: por qué?
– Porque no debe estar en el suelo: por qué?
– Porque luego te la echas a la boca y el suelo puede estar sucio: por qué?
– Porque no he limpiado aún: por qué?
– Porque estoy hablando contigo, recoge la chupa, por favor: no quiero!
Y así casi con cada conversación que tenemos a diario.
En cada una de estas circunstancias en las que estoy al borde del desplome, evoco las miles de madres en el mundo que han sobrevivido a este proceso, en especial, a la madre de Caillou. Esa señora que es la paciencia hecha dibujo animado. Pero hay días, como hoy, que el cansancio me puede.
Me he leído los libros de Carlos González, los de Rosa Jové, los de Laura Gutman… Pero en casa, ni tengo sustituto, ni tampoco tengo guía. Estamos ella y yo. Ella desarrollándose, yo lidiando con el proceso.
Esta tarde, una vez más, Emma ha tirado su chupa con el pañal, al suelo.
Le he dicho que lo recoja, pero después de una conversación similar a la de arriba, ha terminado de la misma manera. He tirado por el camino fácil, y la he chantajeado, aunque bueno, según Rosa Jové: hemos negociado.
– Emma si no recoges la chupa, lo haré yo, pero me la llevaré, y esta noche no habrá chupita. La quieres recoger tu?
– No quiero!
– Muy bien, yo me la llevo.
Seguido vamos a cenar. Y aunque Emma come bastante bien, ahora y para no desentonar con el resto de su comportamiento, ha decidido que la fruta y la verdura no estarán dentro de los alimentos que tiene pensado ingerir.
Le he servido una cena a base de pollo, fideos y zanahoria. Y ha ido escogiendo cada uno de los bocados que se ha comido de tal manera que ni por confusión se ha comido un trozo de zanahoria. Hemos estado “negociando” un buen rato, y no ha habido manera. He intentado usar la chupa como moneda de cambio para que se comiera aunque fuera un trozo de zanahoria. No ha habido forma.
Se ha ido a la cama. Sin chupa. Sin pañal.
Ha preferido pasar las ganas de la chupa, a ceder y comerse un trozo de zanahoria.
Ni siquiera ha hecho demasiada perrera. Me la ha pedido dos veces, le he recordado lo de la zanahoria, y nada. Se ha acostado y ya.
Me siento en una encrucijada. No sé si debo seguir firme, o debo dejar pasar todo este momento porque en el fondo está intentando reafirmarse, y no deja de ser una niña de casi tres años. Pero la firmeza de su orgullo, de seguir diciendo “no” a la zanahoria, me ha dejado en shock, y me hace pensar que tal vez no es tan chica, que tal vez debo seguir firme ante ella, aunque esté un poco cansada, y un mucho asustada.
Tiene que ser tan complicado saber hasta que punto debes "negociar" con la mariposilla … Tu sigue firme mi niña, que ella crecerá feliz con cada una de las decisiones que tomes …
Soy madre y ya abuela…es muy difícil criar y educar, y más estando sola ante "el peligro". La experiencia de los demás de poco nos vale…pero ten en cuenta que en esta época de su vida las decisiones las tomas tu…y si esas decisiones las tomas con el corazón y el amor que tienes a tu hija…nunca te equivocarás…
Solo te conozco virtualmente, pero lo suficiente para saber que eres una gran madre que da mucho amor. Un beso!
Bajo mi punto de vista no debes darle demasiada importancia a su enfado de no querer zanahoria, porque eso es lo que daba el día de ayer, hoy será otra cosa, y mañana otra.
Lo importante es hacerle entender que la zanahoria es buena y hay que comerla, aunque tenga tres años sabe bien lo que quiere, es inteligente y ya está construyendo su personalidad. Saber mantener la fuerza de madre y tener esas conversación y negocios con tu niña es ideal, me encanta. Ellos son listos y Emma seguro que echo de menos su chupa, hoy seguro que se comería la zanahoria.
Mil besos !!!
Habrá un día que te diga la ropa que quiere para ir al cole
Qué pereza… las madres tenéis toda mi admiración…. yo no tendría paciencia, no la tendría…
A veces hay que demostrarle que no siempre vas a ceder. También habrá días en que no apetezca pasar el día discutiendo y te comerás tu la zanahoria sin más y otros en que el castigo puede resultar aparentemente desproporcionado. Como los errores de la vida. Eso también tiene que aprenderlo. Pero te entiendo. A veces parece que se han propuesto medir tu nivel de paciencia y ver dónde tienes el límite. Te aseguro que hay madres con mucha menos paciencia que tú y que yo.
Hola Violeta, te sigo desde hace tiempo y decirte que me pareces una madre excepcional, yo no soy madre con lo cual pocos consejos te puedo dar, pero si te sirve de ayuda en un programa de tv lo que hacía para que los niños probasen nuevos alimentos era darle un poco de lo que le gusta, dos tozos de pollo y en este caso otros dos trocitos de zanahoria, hasta que no se comiera eso no le servía más. Y eso sí, asignaba un tiempo para la comida y pasado éste, retiraba el plato y a otra cosa. Quizás no sea de tu ayuda, pero lo hacían así.
De los dos a los cuatro años es la edad más bonita de cualquier niño, empiezan a ser personas, dejan de ser bebés y a los padres nos choca darnos cuenta de ello, sobre todo con el primer hijo.
Cada día es una aventura diferente y, lo más bonito, una futura anécdota.
Vicent.
Hay cloegui, nuestra Emma tiene caracter! NO me gusta dar consejos, cada niño, cada madre y cada situación es distinta, pero lo que si estoy segura es que si yo huviera sido más firme en muchas ocasiones …las cosas habrian sido más fáciles.
"Cuando los hijos son pequeños, los problemas son pequeños, y cuando los hijos son grandes los problemas tambien"
¡Mucho ánimo, Violeta!
Yo tampoco encuentro la piedra filosofal, pero intuyo que esa firmeza habría que reservarla para cosas "importantes", ya que cuando volvamos a estar descansadas y con alegría podremos abordar el asunto zanahoria con imaginación e incluso humor;
en general creo que podemos ir solucionando lo cotidiano de una forma grata y divertida para los hijos, siempre que nosotras estemos bien.
Un abrazo,
María José
Creo que haces lo correcto y es enseñarle en libertad el valor de las cosas o lo que es lo mismo y es que no se puede hacer siempre lo que uno quiere por más que le apetezca todo tiene pros y contras. Mantenerte firme en lo de zanahoria o chupa para mí es lo correcto y prueba que ella lo entiende es que no formó follón al ir a dormir. No te obsesiones porque cada día tendrá una "moda diferente" y con la misma rapidez que la cogió la soltará.Un abrazo para las dos.
Eres mi ídolo, de verdad que sí! La super-mami. Cada día que pasa soy más consciente de lo fuerte y valiente y resisitente que has sido y estas siendo. Y lo bien que lo haces!
Te encontré por casualidad hace más de 4 años cuando todavía no estaba por mi cabeza lo ser madre. Me atrapaste con las fotos y, poco a poco, las coincidencias han ido a más. Cada vez que entro en tu blog sonrío, casi siempre hay algo que nos une, desde el embarazo, pasando por la crianza con apego, el destete, el té, el buen pan, la costura, Fermín y su calidez… todo esto, en sincronía. Siempre he sido de contacto físico y me sorprende tener tanto en común con alguien que no conozco. Me cuesta animarme a dejar comentarios precisamente por eso, pero creo que tanto extraño paralelismo merece por lo menos que lo sepas. Yo también tengo un Príncipe en mi casa que en Julio cumple los tres años y anoche estaba arrebatado, ya no sabía ni que hacer para que durmiera, como todos los días los dos en la camita, pero no hubo manera, después del agua (3veces), las ganas de ir a hacer caca (otras tres falsas alarmas) y el típico enunciado de "cuando estés tranquilo mamá vuelve a la cama" se quedó solo en la cama mientras yo hacía que leía en el salón, al final después de todo se quedó dormido (a las 23:30). Confusa acabé yo, por lo que a nuestros ojos parece orgullo (no lloró, solo gritaba "yo solito con mi cebra mamá, tú en el salón" ) pero que hoy con la calma y después de leerte pienso que se están haciendo niños que ya quieren hacer lo que quieren, porque los hemos criado con amor y confianza, son individuos con su carácter. El uso del lenguaje y el control de su cuerpo es lo que más alucinada me tiene, se puede ver como despierta en ellos la inteligencia. Después de todo esto y después de mandarte como le suelo mandar a mis amigos muchos besos de colores te dejo un enlace que no sé si podré llevar a cabo, pero lo intentaré:
http://paternidadconapego.com/3-pasos-para-mantenerte-en-calma-cuando-tu-hijo-no-lo-esta/
La zanahoria no es importante. Es más importante que tú seas figura de referencia firme cuando Emma necesite saber hasta dónde puede llegar. No es más que eso. Reivindica su espacio fuera de ti. Pero esa reivindicación no puede ser pasando por encima tuyo.
Puede molestarse. E incluso llorar de perreta. Está en su derecho. Podemos acompañarla para que no lo pase tan mal. Pero las líneas rojas son las que yo creo que no debe pasar: pegar, insultar, amenazar… esas lindezas sí son importantes…. Desde mi humilde punto de vista de madre de J (no de otras titulaciones afines) 🙂