Ando por aquí

Ya sé que hace un montón de tiempo que no me siento y pongo por escrito la cantidad de locuras que se pasan mis neuronas…
Ha sido por algo bueno, que luego se ha convertido en no tan bueno.
Me he ido de vacaciones, con lo cual los días previos estuve con el culo a dos manos, como se dice vulgarmente; mientras estuve en el destino (que de momento no desvelaré para hacer un poco la puñeta) no tuve ocasión ni tranquilidad para sentarme y decir algo; y ahora que he vuelto… ni el trabajo ni las clases me dan tregua.
Este fin de semana seguro me tomaré unos minutos para escribir algunas cosas que he pensado.
No está bien eso de irse y volver a la francesa, no no.. Por cierto, que me ha pasado un incidente con una francesa que…

Mi tiempo

Hace días sucedió algo pequeño, sin importancia, sin trascendencia: Perdí mi reloj.
Me lo quité para ducharme y ya no lo vi más. Mi reloj es viejo, de color plateado, con destellos en color oro. La esfera de color blanco, da la sensación de claridad al mirarlo, las agujas de color dorado se ven nítidamente dentro de ella. No tiene segundero, lo que recuerdo que la primera vez que lo ví, me produjo una sensación de desilusión. Me gustan los relojes, y ver cómo se mueven sus agujas. Antes creía que esto era sólo cuestión de debilidades, tengo debilidad por las telas, los zapatos, los libros… y los relojes. Hoy sé que no es debilidad o cuestión de gusto. En esta atracción encierra mucho más…
Siento necesidad de medir el tiempo, de controlarlo a cada hora, minuto, segundo.
Mirando periódicamente mi reloj, puedo saber muchas cosas, pero sobre todo sé donde está yendo mi tiempo.
Desde que perdí mi reloj, me he dado cuenta de que mi tiempo se va, y yo no sé a dónde. Cuestión que me produce bastante frustración.
Tengo, normalmente, acotadas mis actividades de ocio por tiempo, para no restarle tiempo a mis obligaciones… desde que he perdido mi controlador, mis ratos de ocio se han visto aumentados considerablemente, y mis ratos de obligaciones, reducidos. De forma que lo que al principio me causaba estrés, por no saber qué hacía con mis minutos, mis segundos, y mis horas, ahora se ha convertido es pura felicidad, ahora dedico el tiempo que quiero a lo que me apetece, porque ya no tengo tiempo que dedicar, ni tengo tiempo que perder, ni tengo tiempo de parar… no tengo tiempo.
Antes me gustaba mirar a mi escuálida muñeca y ver mi reloj plateado en ella, ahora me pierdo en la profundidad de los poros de mi piel, en el hueso, en el azul de mis venas… Mi muñeca ahora solo lleva un aro plateado que me acompaña desde hace mucho tiempo, ¿tiempo?… no lo sé, ya no sé lo que es el tiempo.

Esos días

Hay días en los que uno se empeña en que todo va a salir bien. Te levantas, y de un plumazo borras el malhumor, e intentas olvidarte de que son las 6:15am, y que el trabajo es un coñazo, y lo calentita que está la cama…
Te olvidas de todo eso, y en su lugar piensas que el Sol ya ha salido, que el día irá bien, y que el trabajo dignifica… Esbozo una sonrisa, y camino hacia el baño. Los primeros movimientos son a oscuras. Enciendo la luz, y busco a tientas el bote de las lentillas… Con movimientos mecánicos me coloco la lentilla izquierda, y luego la derecha. Unos breves parpadeos para acomodarlas a mis ojos, y acostumbrarme a la visión real.
Entonces es cuando tengo una imagen real sobre mí misma. El pelo desgreñado, ojeras de color violáceo, legañas.. y una mueca que se supone es una sonrisa.
En un abrir y cerrar de ojos toda esa literatura de pensamiento positivo, se va muy lejos de mi mente, a un sitio de nombre poco noble.
No puedo luchar contra los elementos… No quiero reirme, no quiero ducharme, no quiero ir a trabajar…. Y de nuevo dejo que el malhumor acampe en mi persona, donde siempre quiere estar.
Y es que hay mañanas muy duras, sobre todo las de los lunes.

Tengo ganas de gritar

Hoy tengo ganas de gritar. No sé si es que estoy feliz o es la cantidad de cafeína que tengo en el cuerpo… puede ser… El caso es que me apetece que todo el mundo sepa que estoy aquí. Siempre paso por la vida de los demás sin hacer ruido, me gusta caminar de puntillas, para que nada se altere. Si tuviera que volver a este mundo en otra forma que no fuera del todo humana, elegiría ser duende, de esos que obran los milagros para los demás pero que nunca se dejan ver. Esa es mi forma habitual de existir.
Sin embargo hoy, me apetece gritar. Oxigenar mis pulmones, dejar que se llenen de aire y luego con un sonido constante y alto dejarlo escapar.
Hoy me siento viva, me siento feliz, siento la adrenalina por mis venas… tu amor me hace sentir, tu amistad me hace revivir, tus palabras me hacen pensar…. Hoy me siento en el mundo, y por una vez todo parece que está en su sitio, hoy no siento que sobre… Tengo ganas de gritar, y no sé si es porque estoy viva o porque he ingerido una buena dosis de cafeína… si es así, bendita sea!!

Mis adicciones

Hubo una época de mi vida en la que me negué a comer.
Dejé de ingerir cualquier cosa que alimentara mi organismo.
Empecé reduciendo los dulces, pero mi peso no cedía (realmente no es que sea golosa); seguí por todo lo que componía la cena, es decir, no cenaba. Más adelante pasé a prescindir también del desayuno, así que me quedé tomando una ensalada en un cuenco de ikea que aún conservo. Pasaron unas semanas, ya mi bajada de peso se notaba, aún así no me pareció suficiente… seguí.
Decidí sustituir mi comida por una barrita Biomanán de sabor chocolate crujiente con dos vasos de agua… Ahora sí que se notaba. Podía ponerme un pantalón de la talla 14 de niños!! Estaba feliz!!.
Sin embargo… mis amigas, mi familia, conocidos… me miraban y a mi me parecía distinguir un rayo de incomprensión, compasión, pena… en sus ojos, no entendía…
Yo había logrado mi objetivo. El problema es que no comer se había convertido en una especie de adicción.
No me hacía falta comer, yo tenía el sustituto perfecto para los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas… estaba mantenida por una ilusión.. la ilusión de de una llamada de teléfono, de un posible encuentro, de un posible contacto… La necesidad de conocer a fondo al que tienes en frente… La relación prosperó de tal forma que volví a incluir la comida en mi vida cotidiana sin casi darme cuenta. Sustituí la necesidad de comer por la necesidad de su atención… Soy una yonky, a esa conclusión es a la que he llegado.. siempre estoy adicta a algo. Dejé de estar adicta a no comer por estar adicta a tu cariño.. ¿Cuándo necesite una droga más dura qué haré?.

Hoy te echo de menos

Hoy te echo de menos. Y es extraño porque hace tiempo que no me acuerdo de ti, así funciona mi mente, práctica me dicen por ahí. Cobarde, me digo para mis adentros, esos que nadie puede escuchar. No me gusta recordarte porque ya, no puedo verte, hablarte, tocarte…
Dicen que nunca se van del todo, pero aunque he probado a hablarte, nunca obtuve señales que me dieran la certeza de que existía comunicación entre nosotros. Tal vez no lo hago bien, tal vez no me esfuerzo lo suficiente.
Sé que no estás lejos, porque en dos ocasiones viniste a traerme un mensaje. Me acuerdo perfectamente, la primera vez fue cuando dejaste todo esto. Llegaste a mi cuarto, oscuro y frío, y te sentaste a los pies de mi cama, con las manos apoyadas en las piernas, y la cabeza mirando el suelo. Yo no tuve ni la fuerza ni el valor para mirarte. Sabía que estaba pasando, pero una vez más me negué a aceptar lo evidente. Empecé a temblar, y un miedo que nunca antes sentí inundó todo mi cuerpo. Nadie dijo nada. Por la mañana llegó el mensaje que yo ya sabía.
La segunda vez fue en La Tierra, apareciste allí en medio, te quedaste en el escenario, me miraste, te reíste y me hiciste señas para que no dijera nada: sshhhhhhh, silencio. Esta vez me atreví a mirarte de frente, y no sentí miedo. Esa única comunicación de segundos me hizo entender muchas cosas que han pasado después.
Hoy he leído tu carta, la única que me enviaste. En el sobre pone: “Ojos bonitos…..”. Siempre me llamaste así.
Te fuiste y yo no tuve ni ocasión de despedirme. La última vez que me hablaste de forma normal…He revivido esa conversación en el Mafasca durante las Navidades, un montón de veces…. ¿Me estabas pidiendo auxilio?…. Tengo la sensación de que nos quedó una conversación pendiente. Si quieres háblame esta noche, hoy tengo fuerzas, hoy estoy preparada… hoy te echo de menos.

Mañana me estreno

Después de pensarlo mucho, hacer simulacros en casa y más de una reunión… ha llegado el momento.
Mañana me estreno como monitora de patchwork. No voy a mentirle a nadie: estoy nerviosa. He tenido un montón de tiempo para ir haciéndome a la idea, porque desde que me decidí hasta ahora han pasado al menos cuatro meses, pero uno nunca se conciencia de ello hasta que el momento llega.
Espero encontrar a unas cuantas señoras dispuestas a coser y a aprender. A dejarse llevar por mis consejos, y a querer seguir viniendo, más que nada porque si no hay un mínimo de ocho personas, me cierran el taller. Cosa, que la verdad, me vendría muy mal para mi economía y para mi persona: si después de pensarlo tanto se va a la porra, pues ya me dirán ustedes. La confianza en mí misma y todo eso se irán lejos como mis futuras alumnas, seguramente con ellas a pasar el rato, sin coser, por supuesto.
Me voy a comprobar que lo tengo todo a punto, los esquemas, las fotos, el material….¡ay! sí, y mi seguridad… ¿dónde la habré puesto?, seguro está entre tanto retal…
Ya les contaré. Si no aparezco más por aquí, imagínense…..

Yo quería ser como Carrie Bradshaw

Cuando empecé a ver “Sex in the City”, me encantaba ver cómo la protagonista, Carrie Bradshaw, escribía sus columnas en su portátil.
Se sienta en su piso en pleno Manhattan, con las ventanas abiertas o no dependiendo de la estación del año; muy bien vestida, (siempre perfecta, con tacón alto o descalza… con mucho glamour); y siempre le da a las teclas con una bebida al lado. Un té helado, un martín, una coca-cola, un café… cualquier cosa bebible en un vaso o taza bonita. Antes de empezar a escribir, se pone un poco de gloss en los labios, mira al infinito y se sienta..
Me encantaba ver esta secuencia de imágenes, así que me dije: “yo voy a ser como Carrie”. Me fui hasta Madrid y me compré el mismo gloss (marca Nars, para más detalles), aprovisioné mi armario de cocina con tazas y vasos, coloqué el pc (portátil, por supuesto) debajo de la venta; y eché las cortinas porque la vista no es precisamente inspiradora. Me conjunté con un mini short y una camiseta de manga larga, el pelo mojado, recién salida de la ducha. A mi parecer el glamour se me salía por los poros. Me puse el gloss, preparé un vaso grande de agua con gas, miré al infinito y me apresté a escribir uno de mis posts. A media escritura me tomé un sorbo de agua. Me dispuse a devolver el vaso a su lugar y… calculé mal. ¿Resultado?, puse el vaso sobre el cable de la batería del portátil, se volcó sobre el teclado derramando sobre las teclas todo su contenido. ¡Horror!, el pc se murió de golpe. No encendía y ni si quiera daba intención de hacerlo, la cara se me desfiguró, el pelo se me despeinó, y mi boca no paraba de emitir sonidos desagradables en forma de maldiciones y palabrotas… El glamour había huido a leguas de mí en aquel momento.
Un mes y medio después con el pc arreglado… me limito a mantener alejado del ordenador cualquier líquido y a escribir siendo yo misma.

Una personita que..

Hace aproximadamente seis meses que escribo por aquí. He escrito sobre lo que me llama la atención, sobre mi estado de ánimo, sobre mis preocupaciones, sobre la gente que quiero y que me quiere…
Pero nunca he escrito sobre una personita. Me acompaña desde hace unos 11 años, que con los tiempos que corren, es toda una vida.
El primer contacto fue de repulsión mutua, aunque con el tiempo, he llegado a pensar que esto fue una mal interpretación de energía: éramos tan iguales y tan complementarias, que nos rechazamos.
En cuanto las aguas se calmaron, las energías se acomodaron, y el contacto entre nosotras ha sido intenso y continuo. Nuestra relación viene marcada por unos estudios que se han ido alargando en el tiempo. Pero claro, ¿Cómo reunir a dos mujeres para sacar fotocopias y que no terminen hablando de sus vidas?: Imposible. Así que al pasar los años nos hemos convertido en “novias” (así me llama ella), en el sentido romántico de la palabra, no pasan dos días sin que hablemos o sin que nos extrañemos. Seguramente habrá parejas convencionales de novios que no hablen la mitad de lo que lo hacemos nosotras.
Cuando me vine aquí, fue la persona que más lo sintió, y por la que lo he pasado peor. Pero como un amor verdadero, hemos salvado la distancia.
Esta personita, vive en estos días un gran momento: en su puerta ha tocado el amor!!!!. La conozco muy bien, y tan solo leyendo sus mails sé que de verdad está feliz.
Yo he esperado este momento con ansias, porque ella se merece mucho que la hagan feliz, y que de verdad saque todo el amor que lleva dentro.
Guapa, te quiero un montonazo!!!

Madrid

Allá donde se cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid.
Donde el deseo viaja en ascensores,
un agujero queda para mí,
que me dejo la vida en sus rincones,
pongamos que hablo de Madrid.
Las niñas ya no quieren ser princesas,
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que hablo de Madrid.
Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas se olvidan de salir,
la muerte viaja en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid.
El sol es una estufa de butano,
la vida un metro a punto de partir,
hay una jeringuilla en el lavabo,
pongamos que hablo de Madrid.
Cuando la muerte venga a visitarme,
que me lleven al sur donde nací,
aquí no queda sitio para nadie,
pongamos que hablo de Madrid.

Pongamos que hablo de Madrid/Joaquín Sabina
Volví a tus calles, que me recordaron en cuanto mis pies pisaron las aceras. Respiré tu aire, que mis pulmones recordaron en cuantro entró. En mi memoria aparecieron imágenes, que pertenecieron a otras épocas a otras gentes… Me sentí nostálgica, me sentí orgullosa, de poder volver y encontrarme con los fantasmas que dejé allí, congelados en el tiempo, esperando mi regreso. Me recibiste templada, ondeando la bandera blanca.
Paseé por tus avenidas, y me prometiste la paz a cambio de mi regreso. Espero que las dos podamos cumplir nuestra parte del trato.