Me pasa últimamente que me enamoro con cierta facilidad. La particularidad de mis enamoramientos estriba en que no lo hago de personas. Creo que de la única persona de la que estoy y estaré profundamente enamorada es de Emma.. Anyway, me pasó hace dos años con la Asuncionita, el año pasado con el carnero en Feaga, y ahora con La Casa de los Coroneles.
Me quedo muy corta en descripción, si solo digo que la casa es ma-ra-vi-llo-sa. Y en el fondo, no hace falta añadir mucho más, las fotos hablan por sí solas.
Estuvo durante décadas abandonada, hasta que hace ya otra década más, se materializó la restauración. Creo que ha sido un buen trabajo, porque por lo menos ahora está cuidada, mantenida y vigilada. Aunque en el tiempo se han perdido objetos y datos importantes, como la pajarera que había en el patio.
Me llamó especialmente la atención el comedor de la casa, la despensa, y las cuadras, que están en la parte baja de la casa.
Los suelos y los techos de madera, el ancho de los muros (más de 50 cm), las ventanas revestidas por dentro, la escalera de piedra de Tindaya, los dinteles de madera.. Eché de menos una vitrina con algunos utensilios de la casa como piezas de la vajilla, de la cocina, o artículos personales de los habitantes de la casa.. Probablemente no se conserve nada.
La visitamos ayer por la tarde. Temprano y casi sin más visitantes. Ahora mismo la casa acoge tres exposiciones, dos de pintura, y una sobre la Masonería. También hay una sala donde se expone la historia de la casa, así como la de sus habitantes. Muy muy interesante, aunque Emma estaba más interesada en ver los cuadros que en dejarme leer. Así que no me quedará otra opción que volver para poder satisfacer todas mis curiosidades. Existe en estos momentos, una ruta teatralizada, que también tengo marcada en la agenda.
Si están de visita por el norte, no deben perdérsela.
Una vez más mi cabeza une pensamientos y saca conclusiones. La casa en el tiempo en el que estuvo abandonada de la vigilancia administrativa local, estuvo sometida a saqueos, y abandono. Y esto me lleva directamente a enlazarlo a la educación que tenemos. Tanto a la académica como a la moral. Y no le echemos culpa a que no había dinero para mantener la casa, por ejemplo, para cuidar algo que es de todos, y que es nuestra historia. No hace falta tener dinero para eso. Solo hace falta estar educado y ser respetuoso. Algo que nos sigue faltando.
Precioso lugar, se nota perfecto para desconectar y disfrutar del instante en que se vive, sin más.
Besitos 🙂
Ya te comenté ayer que esa casa me pareció increíble cuando la visité hace muchos, muchos años… antes de la restauración… y sí, nos tuvimos que colar en ella porque no había nadie para enseñarla ni para impedirnos pasar de aquella manera… En algún lugar tengo que tener alguna foto… a ver si doy con ellas
No haces más que darme motivos para ir a tu isla a visitarte! Muy fan de la arquitectura tradicional y de las restauraciones bien hechas, las fotografías me han dejado con muchas ganas de verla en vivo y en directo.
Curiosísimo el forrado de madera del interior del ventanal, incluidos los bancos "de costura", no lo había observado nunca en construcciones similares o incluso más antiguas, como son los castillos medievales de mi zona.
La casa es preciosa.
Tengo muchas ganas de conocer tu norte …
hay Violeta que barbara admiro tu persistencia en este blog y la narrativa conla que nos sigues describiendo los lugares, llevandonos hasta ellos