Estoy leyendo mucho estos días. Leyendo y perdiendo mucho tiempo en IG. Bueno, que tampoco es perdiendo, que también estoy aprendiendo mucho. La cosa, es que estos días se ha puesto muy de moda un libro. Te pongo el enlace a la e-biblio, porque probablemente este sea el mejor descubrimiento del año pasado. El préstamo de libros electrónicos -Y ahora me podría marcar un número de baile y cante al estilo de Moui en la peli de Vaiana, “de nada”-
El caso, es que éste libro que te he linkeado arriba, está super de moda. Y yo con este acusado culuquierismo que me invade, lo he pedido prestado de la biblioteca, y me he puesto a leerlo. No he avanzado demasiado, pero sí lo suficiente para aprender a pronunciar Hygge y saber qué es.
Me ha gustado mucho el concepto. Ese concepto de apreciar el momento, el instante y las situaciones.
Ya casi tengo un pie puesto en el fin de semana, pero en el regusto tengo aún un montón de momentos hygge del fin de semana pasado.
Amanecí el sábado con la necesidad de una labor de esas de satisfacción inmediata, y gracias a que mi amiga me dio un chivatazo sobre el lanzamiento de un patrón, me puse manos a las agujas.
Tengo demasiadas madejas huérfanas por aquí, y estos cuellos rápidos y preciosos, son perfectas para ellas. Escogí una madeja teñida a mano, y concentración.
El patrón es sencillo, aunque tiene dos cosas fundamentales por la que lo deberías hacer: el cast-on y el cast-off. Los conocía, pero no los había practicado. Pero después de practicarlos con este cuello, no va a ser la última vez que los use. Me encanta el acabado que da. Y los voy a incorporar a mis técnicas preferidas. Y dos capítulos después de Anatomía de Grey, el cuello está acabado. Hygge
Otra de las cosas que he disfrutado muchísimo esta semana son las comidas. Emma está en un momento quiero probar de todo, y eso me anima a variar mucho nuestros menús. Aprovechando que mi amiga Garazi trae muy buenos productos de la tierra, vamos comiendo lo que hay de temporada. Sabiendo que lo que comemos lo cultivan aquí cerca, con atención y con mimo. Del menú del sábado: crema de coliflor con gambas, ensalada de kale y espinacas con fresas, y manzana de postre.
Ya no me acordaba a lo que sabía una manzana de verdad. De esas que huelen, y además saben a manzana. Hygge
Y el sábado, que fue un día de agosto en marzo, con 30º y mucha calima. Terminé el día dando unas vueltas a un calcetín, en compañía de mi prima la tejedora, antes quilter. Café, vista al puerto, y risas cómplices. Hygge
Yo creo que el concepto lo tengo ya muy interiorizado, y hasta se me está dando muy bien ponerlo en práctica. Solo me falta dedicarme más a la tarea de seguir sumando momentos así, profesionalizarme en el Hygge.
Ya sabes que para mí, que tu eres también firme candidata a definir un #hyggemediterraneo (aunque sea des del Atlantico), verdad?
A mi lo de cocinar se me da de pena, así que no sabes la envidia que me dan siempre las fotos de los manjares que cocinas. El día que pise tu casa me quedo. Traigo aguja y lanas, el vino y el vermut.hygge
por cierto, ese patrón de cowl es #culoveoculoquiero !!!
Almuerzo del viernes. Esa ensalada verde con cherries y aliño ultradelicioso. Más, la compañía y la conversación. Hygge.
Me encanta! y tremendo descubrimiento lo de la biblioteca online, haré buen uso de ella. Yo últimamente también estoy muy hygge, y estoy leyendo mucho sobre "slow life" y volver a los orígenes. Que tengas buena semana!