Ha empezado ese momento del año donde todos queremos estar en MiNorte, todos los habitantes de la isla, permanentes y transitorios. Se empieza a llenar todo y yo tengo que hacer grandes ejercicios para no combustionar.
Los domingos me gusta desayunar leyendo, mientras me tomo un café y unas tostadas de buen pan con tomate. Hoy salí con pachorra, en busca de mi desayuno. Caminé todo MiNorte, y no hallé una mesa donde sentarme. Esperé, y terminé en el sitio de mejor vista, peor servicio y horrible café.
Fue un momento de esos de comprobar que todo lo que he aprendido en yoga, la teoría de la respiración y todas esas cosas, funcionan. Leí, me tomé el café, me comí la tostada, y me volví a casa. Y decidí que no me iba a enfadar, ni iba a dejar que me absorbiera la ira. Y tengo que reconocer que pagar 4,20 por aquel desayuno, no me ayudó nada.
El fin de semana ha pasado entre baños, conversaciones, y libros.
Hemos vuelto a recorrer las calles, y a asomarnos a los riscos. Hay nuevas flores donde antes no había nada.
Emma descubrió los hornos de cal, uno en concreto, el mismo en el que ElPatrón se cayó de niño, y cuya caída casi provoca a mi abuelo un infarto. No había reparado en ellos, y este fin de semana, me preguntó qué tipo de casas eran esas, que había tantas. Pasamos el rato esperando a que llegara el eclipse hablando de ellas.
Está a punto de cumplir 7 años, y su curiosidad crece por días. Lee, y leo. Y la tarde pasa en medio de “qué significas” y “vamos al agua”.
Estando en MiNorte, LaMamma, nos arropa con comida. Ella no lo sabe, pero comerme unas papas fritas con huevo en su casa, tiene en mí el mismo efecto que un “todo está bien”. Es la sensación de estar en casa, a salvo, en total tranquilidad.
Y de postre tunos, de todos los colores.
¡A disfrutar del verano!, de las lecturas y de la playa 🙂
Eso se llama ser feliz con pocas cosas. Me encanta leerte desde la isla vecina. Un saludo.
Encontrar esos momentos de felicidad son maravillosos, los tunos de colores es puro exotismo canario