Desde ayer por la tarde invade mi cuerpo una oleada de impotencia, quién no conoce este desagradable sentimiento?.
Verán, tengo una amiga que es como mi hermana, y se siente mal. Su mal es el mal de muchos, que no por eso la consuela, sino que más bien lo empeora. El caso es que me siento fatal porque todo mi cerebro está manos a la obra, intentando buscar la solución a su problema. Y si no la solución si un speech convincente que le de algo de aliento. Mis neuronas están a punto de entrar en llamas, y no consigo otra cosa más que la que ya le he dicho, que cuente conmigo, que no se encierre, y que esto como todo… aunque no lo parezca.. también pasará.
Trato de resultar convincente, trato de darle el fin de la batalla… pero no puedo. Ojalá tuviera una varita mágica para acelerar el tiempo, y hacerla vivir dentro de unos cinco meses, que es el tiempo que estimo para que todo esto pase. Desgraciadamente no la tengo. Lo único que puedo ofrecerte, amiga mía, es mi hombro si quieres llorar, mis oídos si quieres hablar, y mi promesa de estar siempre contigo. Porque lo estuve cuando nos encerraban en un baño en el jardín de infancia, cuando quisiste dejar la carrera porque suspenderías estadística, y porque te quiero como a una hermana…
Si con esto, he logrado calmar tu mal, y darte algo de aliento, la impotencia que trata de acampar en mi corazón tal vez cese en su intento por avanzar.