El festival durante el Covid-19

Vaya festival de semana llevo amigas.

El martes, ya no había más materia prima en esta casa con la que inventar platos, así que allá que nos fuimos con la firma intención de llenar la despensa. La hora elegida para acometer la misión fueron las dos de la tarde. Porque a esa hora estaría todo el mundo o comiendo o siesteando. Eso pensaba yo, y la primera en la frente. Una cola de veinte minutos para entrar.

Solajero y un cachito de cielo que pude disfrutar en la espera.

Llevaba una lista bien armadita, entre lo que había algo de primera necesidad, como era un labial y un rimmel. Hace unos días, CeciWallace hizo un tutorial en su cuenta de Instagram de un maquillaje con productos de Mercadona, y ya sabes, culoquierismo y confinamiento, un combinado explosivo.

Una hora más tarde, una hora, atiende bien porque el dato es importante, estábamos en casa de vuelta, con todo para subsistir otras dos semanas, y por supuesto, con dos labiales y el rimmel.

Al llegar, nos dimos cuenta de que había saltado el diferencial de la casa. Se me activaron todos los sensores de alarma.

El calentador de agua se había suicidado, ocasionando una minipiscina en el trastero donde está. Quiso hacerlo en la única hora que no hemos estado en casa durante 32 fokin días, pero es que encima, después de explotar la tapa y soltar agua en cascada, arrastró una bayeta que por allí estaba, y que se configuró como un tapón perfecto del único desagüe que hay en el trastero. Una piscina de 15cm de profundidad. ¡Qué fiesta!

Llaves de agua cerradas, magnetotérmico bajados, cubo para el vaciado y, teléfono en mano, me dispuse a localizar el único comercio que me vendería uno igual, por aquello de no estar tocando los anclajes.

Tuvimos que esperar al miércoles para sustituirlo completamente, y recoger el resto del estropicio que quedó. A medio día del miércoles, creía yo que el incidente había pasado. Y eso parecía. Pero un runrún en mi cabeza me seguía manteniendo en estado de alerta. Y ¿qué hago yo cuando estoy nerviosa sin causa o motivo aparente?: Cocinar.

Con la despensa llena, y la fruta y verdura recién llegada, me monté mi propio MasterChef. Tuppers a tutiplén para los próximos días. Por la noche todo a la nevera. Y hasta mañana.

El jueves me levanto al alba, as usual, y me voy a tomar un café. Cuando abrí la nevera, la noté como mohína. Y ahí ya volví a entrar en modo histeria. Sí amigas, la nevera de quince años no resistió perder otro termo y se suicidó.

Así que otra vez teléfono en mano, otra vez salir, otra vez otra espera con otro cacho de cielo. La fiesta que se montó ayer en la cocina en apenas unas pocas horas fue de las de amanecida y churros. Puedo decir también, que a medio día estaba ya la nevera nueva en casa, la antigua camino del punto limpio y ya en este punto, me voy a dar al alcohol. Que todo esto a palo seco, va a ser bastante duro de digerir.

 

3 opiniones en “El festival durante el Covid-19”

  1. Eso de mal de muchos… consuela poco, pero igual te explico. En la tienda de R. hay un bajante que no cumple su función y cada vez que llueve se le inunda el baño del almacen y lleva 3 días lloviendo seguido. Se levanta el lunes para ir a bombear todo el agua que sabía que iba a encontrarse y sorpresa, no tenemos ni luz ni agua en casa. En un sitio demasiada, en el otro ninguna. 10 horas que estuvimos sin luz ni agua, los ingenieros nos han empalmado provisionalmente a ve tu a saber que vecino. Miedito me da que siga lloviendo y la solución provisional se vaya al garete. Cómo enecender el ordenador y gastar la bateria no era opción nos pusimos a hacer rosas de sant jordi a descosidos. Vamos a tener que venderlas en una paradita en julio, que dicen que los libreros y las floristerias lo van a celebrar para entonces, no sé yo si alguna rosa aguantará el calor que hace aqui en julio. Nosotros tendremos de papel, fieltro y cartón para dar y regalar.

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