Hace unas semanas que tuve necesidad de innovar en mis cenas. Normalmente los sábados amaso el pan de la semana, lo dejo fermentando toda la noche, y el domingo por la mañana lo horneo.
Así disfrutamos de un desayuno rico a base de pan recién hecho, y guardo el resto para toda la semana.
Muchos días, tomo ese mismo pan para cenar, en un bocadillo, o preparando una tosta con él.
Pero hace unas semanas tuve ganas de cambiar. Y se me ocurrió probar una receta a la que hacía tiempo tenía ganas.
Me gustan mucho los bagels, aunque tengo en la memoria el recuerdo de aquellos ricos bagels que comí en EEUU. Los que he comprado por aquí nada tienen que ver.
Así que una vez más, liándome la manta a la cabeza, me atreví a meter las manos en la masa. Esta fue la receta que usé. Tengo que decir, que he hecho bastantes recetas tanto del blog como de los libros de Alma Obregón, y los resultados siempre han sido muy satisfactorios. Es genial dar con una página de las miles de millones que hay de recetas, sobre todo de repostería, y que las cantidades y los tiempos de hornos estén bien. Porque me doy con cada página de locura de ingredientes que es como para inyectarse sobre la marcha una buena dosis de insulina, ahora eso sí, las fotos son preciosísimas.
Anyway, a lo que iba. Esta receta merece hacerla una y dos veces. Y eso mismo es lo que hecho. Esta segunda vez, después de hervir los bagels, congelé la mitad. Algo que admiten perfectamente.
Y una vez que están horneados y listos para rellenar, entra en juego la imaginación, apetencia y creatividad de cada uno.
Estos días también, me hice con un kit de germinados. Por un módico precio, el kit incluía bandeja, y semillas de alfalfa, col lombarda, y soja. Primero hay que remojar y luego a la bandeja. Ha sido un experimento estupendo porque la cosa crece como un tiro en cuestión de horas. Emma ha estado hasta sentada delante viendo las semillas intentando crecer.
Y aquí está la combinación perfecta: un bagel, queso de untar, salmón ahumado o pavo o atún… y un buen manojo de brotes, y tienes una cena estupendísima, a la par de sana.
La satisfacción de que casi todo lo que comes ha salido de tus manos y tu cocina, es algo que no se puede comprar.
Como nota al pie de esta combinación, tengo que añadir que hace unas semanas también, hice mi primer kimchi, y que no llegó casi a fermentar porque me lo comí antes. Y ahora estoy adentrándome en el maravilloso mundo de los fermentados, y ando buscando un scoby para hacer kombucha, y kefir de agua como loca. Como esto siga así, de aquí a que monte una conservera no queda mucho.
Tu afición a la cocina me encanta, sin duda en mas de una ocasión has sido la que has abierto las ganas para que me meta yo también las manos en masa. Esta receta me encanta. gracias por el enlace, se las haré a mis sobrinos…
Mil besos y que sigáis así de felices 🙂
Feliz semana!!!
OH!!! que rico!!! después de ver los bagels en tu IG probé a hacerlos y horror! los tuve que tirar, fail total! Pero seguiré intentándolo. Quizás la próxima vez para asegurarme de llegar a buen puerto intentaré no hacerlos a la vez que preparo un pan de molde, un queque y vigilo al pequeño demonio de Las Canteras.