Hay gente que cuando necesita recargar pilas, se va al monte, corriendo y todo. Ahora que está tan de moda. O en bicicleta, que ahora también se estila mucho eso de irse en pelotón ciclista.
Yo, será que soy un poco vaga de naturaleza, eso de cargar pilas ejercitándose, pues oye, que no lo veo. Así que me busco alternativas.
En verano es fácil, me tumbo en MiNorte al solajero y listo, batería recargada. Ahora es un poco más difícil. Ahora digo, no por el invierno, sino por la edad. De un tiempo a esta parte el frío se me mete por dentro, como si se me colara por las costuras. Y me paso desde diciembre hasta casi abril poniéndome capas, una encima de otra. Con lo que lo de tirarme al Atlántico es misión inabordable.
Así las cosas, he buscado una vía alternativa a la necesidad imperiosa de cargar pilas. Oye, y la encontré. Si es que cuando yo me propongo algo…
La verdad, no me voy a atribuir un mérito que no tengo. Ha sido realmente fácil. Un par de whatsapp cruzados y quedada energética montada. Y no tiene que ver con yogas, chakras y reikis varios… Tiene que ver con reunirnos en casa de mi prima con unos fat quarters, y un patrón ligero. De esos de terminar en un día, y de los que da satisfacción inmediata.
Desde por la mañana a media tarde, almuerzo de por medio. Y por supuesto risas, confesiones, y nuevos propósitos. Combo ganador. Qué fácil son las cosas así, verdad? Siempre que me vuelvo a casa después de una quedada así, me viene a la mente aquello que salía en La Bola De Cristal: solo no puedo, con amigos sí. Y qué suerte, tenerlas.
Ellas hicieron un bolsito que MiColegui me hizo a mí hace un tiempo, y yo terminé un cojín que tenía por ahí saltando hace un tiempo considerable, y también dos bolsitas de labores. Utilicé este patrón, que además de ser monismo, está perfectamente explicado. Me parece practiquísimo, porque aunque yo no me echo a correr por la avenida, si que camino a paso ligero mientras Emma está en sus cosas extraescolares. Así que si ven a alguien caminando y haciendo punto al mismo tiempo, soy yo. Me paran y me dicen hola, aunque sea con la manita.
Fantásticos esos momentos de labores y comida.
La vida así es una delicia.
🙂 Besitos
Mmmmm…. taba yo zinking… que si a Jorge le entrara la vena esa de la extraescolaridad y me permitiera a mi tejer por las tardes en ese rato de ocio y / o deporte infantil…. sería altamente satisfactorio…
Por cierto, lo de las costuras a medio abrir sí que deben de ser cosas de la edad…
Ohh, qué chulada! estoy loca por encontrar un grupo para tejer en comunidad, que siempre ando sola, y a veces me mata el silencio. Suerte que estáis cerca y podéis hacerlo. Un saludo desde la isla de enfrente, una loca tejedora!