Cada vez que algo se termina, y yo siento que ha sido muy rápido, se me viene a la mente el “allá va Bill“, de Alicia en el País de las Maravillas. Donde Bill, sale disparado de la chimenea, dejando una estela de hollín.
Hoy, en lugar de Bill, lo que salió disparado fue Primero de Primaria.
Empiezo a entender que cuánto más mayor me hago, más deprisa me parece que pasan las cosas. No es que ya sienta que estoy en tiempo de descuento, pero sí que siento que éste se acerca peligrosamente. El escalofrío que me recorre la espalda es inevitable cada vez.
Así han acabado las playeras. Me gusta verlas. Son playeras usadas, vividas. Tienen encima un montón de carreras, de saltos, y de caídas. Nueve meses de uso ininterrumpido, que han mantenido sus pies a salvo durante todo el tiempo.
Estos últimos días cada vez que las limpiaba, les hablaba bajito, al estilo Marie Kondo: por favor, aguanten hasta el último día, que no estamos ahora para comprar unas nuevas para tres días que faltan de curso. Y afortunadamente me han hecho caso.
Este año, ha sido emocionante, sobre todo por los avances. Emma lee perfectamente, y ha dejado de leer cuentos, para leer novelas. Literalmente. Dicho por ella. Y viene a ilustrarme, “las novelas tienen capítulos, mamá”. Y acto seguido pone es cara de suficiencia de “es que tengo que explicártelo todo”.
A mí me da entre risa y asombro. Porque farruca (que se dice por aquí) me ha salido un poco.
Este año han empezado también los “cuentos”, interminables, de todo lo que pasa en el recreo:… fulanita trajo para el desayuno cereales, y entonces menganita le dijo que le compartiera uno, que ella no los había probado nunca, y.. ¿sabes qué le dijo?, que no.. eso es de ser egoísta… y bla bla bla..
Las vueltas a casa vienen siempre con la misma banda sonora: mamá, ¿y sabes que?.
Puede repetir esta pregunta doscientas cuarenta veces, con el mismo entusiasmo que la primera vez.
Las matemáticas empiezan a interesarle, sobre todo para hacer cuentas, que se pasa el día sumando y restando. Resta días para salir corriendo para NuestroNorte, suma frutas que come durante la semana, y así en bucle. Empezando de cero cada lunes.
Durante el curso ha ido de excursión al campo y la playa, a la biblioteca y a unas cuantas obras de teatro. Han habido estupendas actuaciones, algo que este cole se toma muy en serio, y yo me he puesto en modo MadrePantoja cada vez. Pensaba que con el tiempo lo iba a llevar mejor, pero nada que ver.
También este año, di un paso al frente y pasé a formar parte del equipo del ampa, y no solo me ha supuesto un gran trabajo, me ha dado la oportunidad de entender el funcionamiento del centro desde dentro, y de colaborar a mejorarlo. He tenido la gran suerte de dar con gente estupendísima, que me han enseñado un montón. Y ahora se me acercan por la calle, y por los pasillos, a la voz de “oye, tu que eres del ampa, no podrían mirar esto de aquí”. Siendo “aquí” cualquier cosa.
Atrás dejamos un montón de horas extraescolares de inglés, y todos esos kilómetros para llegar a la sala de danza.
Ha sido un año agotador, para qué nos vamos a engañar. Y tengo la pequeña sensación de que esto no será más que el principio, así que cogemos el verano con ganas, muchas ganas.
Repondremos fuerzas. Comeremos más fruta. Nos daremos baños de mar. Y nos iremos a ver algo de mundo.
Raudo y veloz.
Ese escalofrío también recorre mi espalda.
Da vértigo, y miedo, al tiempo que es maravilloso.
Que afortunadas somos….
Es verdad, yo también tengo la sensación de que cada vez el tiempo pasa más y más rápido, comentaba con otra mamá, que parece que parpadeas y ya han crecido.
¡Feliz verano!
se me pone el vello de punta leerte… uf.