Se me hace raro hacer balance de este año, raro y complicado. Ha sido un año centrifugador. Por momentos ha parecido que era estupendioso para en apenas horas o días, convertirse en un tsunami.
Hace ya tiempo decidí que siempre, en medio de cualquier acontecimiento, tenía que centrarme en buscar el agujerito de la sonrisa. Así que aunque no ha habido grandes catástrofes este año, sí que ha habido momentos de pequeños terremotos emocionales… Pero, en medio de todo, he encontrado el motivo para justificar cada hecho. ¿He aprendido algo?.. Yo diría que sí, que algo he aprendido, aunque me temo que aún me queda mucho por seguir aprendiendo.
Este año han pasado not-so-bad-staff, pero he sufrido algunas decepciones. Decepciones con personas, que nunca dejan de mentir… la gente miente mucho. También alguna traición, un par de pequeños puñales traperos que aunque he conseguido quitarme, no he conseguido que cicatricen las heridas, y que aún, depende del momento (del tiempo, supongo) duelen un poco.
He tomado la decisión de alejarme de personas, por lo menos emocionalmente, porque por mucho que quieras, hay personas que no cambian, y que el contacto con ellas no me hace bien. Salud para todos, trae la distancia. Otras han decidido alejarse, supongo que pensarían que la tóxica para sus vidas, era yo.. bien. No hay rencor. Cada uno debe hacer lo mejor que considere para sí mismo.
He sido mucho Penélope este año, y aunque he trabajado como hormiguita, me ha tocado deshacer. Mucho. Más de lo que nunca pensé. Volver a la casilla de salida.
Y lo he hecho. Casi con el piloto automático. Como con la lana: he cerrado los ojos y he tirado del hilo. Luego, tomando distancia, he visto como los acontecimientos tenían un sentido, y se iban armando como un puzzle. He entendido lo de los tres puntos no conectados de Steve Jobs.
También he callado. Mucho. Hasta quedarme afónica, parece una paradoja, pero no lo es. Cuando guardo demasiadas palabras, éstas se convierten en astillitas que se me clavan en la garganta, y me dejan afónica.
Durante la mayor parte del año he tenido la sensación de “oye qué fácil”, para momentos más tarde darme cuenta de que solo había visto la superficie del asunto, y que lo que inicialmente parecía easy-peasy, no lo era para nada en realidad. Y la mayor parte de las veces me quedaba parada con cara de WTF.
Pero en medio de todo esto, ha habido muchos momentos familiares de gran disfrute. Mucha playa, muchas excursiones, cielos espectaculares…
Mucha música y baile, casi cada domingo, después de la plancha, nos hemos dado nuestra sesión de baile dominical. Bailar hasta perder la respiración casi. Qué gran ejercicio.
Hemos cocinado y comido riquísimos platos. Algunos los hemos compartido con gente que queremos, otros los hemos disfrutado en la intimidad de nuestro piso… el piso… ese que pronto dejaremos. Porque creo que lo más importante que ha pasado este año es que hemos encontrado nuestra casa. Queda mucho aún por dejarla como nos gustaría, pero ya la tenemos. Y con ella hemos cerrado un capítulo largo y doloroso, y que muchas veces no he llegado a entender.
Yo volví a yoga y encontré una maravillosa coach. Conocí a Ana Albiol, y también a Diana13soles.
Y ambos encuentros me ayudaron a pararme y volver a revisarme.
He leído muchísimo. 43 libros. Estoy muy contenta de haber encontrado el tiempo para leer tanto. También he escrito, cada día. Inicié el año con varias libretas para agradecer, desear, y resumir… y hoy escribiré en ellas la última página.
He repartido pocos pero sabrosos abrazos, y me he sentido muy abrazada también.
Lo mejor de este año es que hemos tenido una buenísima salud.
Estos últimos días, como es habitual, los he dedicado a poner en orden mis listas, a preparar nuevas libretas para este año, y a sacar los proyectos parados a los que les quiero dar prioridad. Como el Centennial Quilt, que lleva a medio hacer 10 años. Estos días lo he retomado con gusto, descubriendo cuanto me gusta coser a mano.
He tejido, no tanto como me gustaría, pero he conseguido acabar un par de chales, otros pocos pares de calcetines, y unas rebecas para Emma y para mí. Y todo esto lo he hecho viendo series. Este año he amortizado muy bien Netflix y Movistar+.
2018 te espero tranquila, paciente, y con el deseo de seguir encontrando ratitos para hacer y dar lo que más nos gusta. Trátanos bien.
(Si quieres traernos dinero-trabajo-abundancia económica, no nos va a importar)
Feliz año, te deseo lo mejor para ti y tu hermosa familia.
Besos
Feliz 2018. Os deseo lo mejor a las dos. Aprovechad los pequeños momentos serenos, bellos y alegres que la vida nos ofrece…
Mmmmm…. recuentos… re-encuentros…
Me encantan tus resúmenes. Lo escribes tan lindo y me veo tan reflejada en tus letras, que a veces me parece que son mías.
Nota: no me explico de donde diablos sacas el tiempo para leer. Yo o una cosa o la otra.
Nota 2: 2018 sin duda deber ser el año de la visita de Jorge a Fuerteventura… que lo sepas… así que vete reservando agenda…