Todo tiene un final

Los compré en Zara, hace casi dos años. Se puede decir que por este tiempo han cumplido de largo con su previsión de vida útil.
La primera vez que los usé, fue para ir a un concierto en el pub La Calle.
ElFlaco dio un buen concierto, y estos zapatitos me acompañaron a bailar, caminar medio Puerto, y traerme de vuelta a casa. Claro que esa primera vez, yo abusé de ellos y ellos me devolvieron el favor dejándome unas estupendas cantallas.
Después de eso, el entendimiento fue total. Sin más rozaduras, y sin dolores post-caminatas.
Hemos ido a muchísimos sitios juntos, incluso cruzamos el charco.
Este último año, se han convertido casi en parte de mi uniforme para venir a trabajar.
Ayer, me dieron un toque, su vida útil se está agotando.
Sé que esta noche darán su último paseo. Estoy satisfecha, han cumplido.
Sin embargo, sé que en cuanto llegue el momento de meterlos en la bolsa para no sacarlos más, me voy a sentir triste.
Dicen que tirar la basura es un buen método para visualizar que también te deshaces de toda la energía que nos sobra, todo lo que nos termina de vacíar el vaso. Aprovecharé el momento para hacer dicho ejercicio de despojo.

3 opiniones en “Todo tiene un final”

  1. Será un ejercico de desapego. a mí me costó deshacerme de unas botas verdes que me costaron muy, muy baratas…. bueno, me las tiraron porque ya no les cabía más rotos.
    bss

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