Libro 24 (2010): Crónica de una muerte anunciada

“.. Siete de las numerosas heridas eran mortales. El hígado estaba casi seccionado por dos perforaciones profundas en la cara anterior. Tenía cuatro incisiones en el estómago, y una de ellas era tan profunda que lo atravesó por completo y le destruyó el páncreas. Tenía otras seis perforaciones menores en el colon trasverso, y múltiples heridas en el intestino delgado. La única que tenía en el dorso, a la altura de la tercera vértebra lumbar, le había perforado el riñón derecho. La cavidad abdominal estaba ocupada por grandes témpanos de sangre, y entre el lodazal de contenido gástrico apareció una medalla de la Vírgen del Carmen que Santiago Nasar se había tragado a la edad de cuatro años.
La cavidad torácixa mostraba dos perforaciones: una en el segundo espacio intercostal derecho que le alcanzó a interesar el pulmón, y otra muy cerca de la axila izquierda. Tenía además seis heridas menores en los brazos y las manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los músculos del abdomen. Tenía una punzada profunda en la palma de la mano derecha. El informe dice: “Parecía un estigma de Crucificado”. La masa encefálica pesaba sesenta gramos más que la de un ingés normal, y el padre Amador consignó en el informe que Santiago Nasar tenía una inteligencia superior y un porvenir brillante…”

Un comentario en “Libro 24 (2010): Crónica de una muerte anunciada”

  1. Sabes que tienen esa frescura necesaria por quedarse en tu espacio..

    Un gusto leerte.

    Un abrazo
    Saludos fraternos..

    Que la semana sea de las mejores, son mis mejores deseos..

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