La seguridad de la inocencia

Me enseñaron a no escuchar conversaciones, pero a veces, es inevitable.

– ¿Quién es la reina, la princesa y la dueña de mi corazón?

– Yo papi.

– Sí, mi amor, tu.

Y después de eso, se queda tranquila, con la seguridad de que mañana papá volverá a por ella.

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