Hay cosas que no quiero perder

Cuando era pequeña me encantaba masticar chicle.
Ir dandole vueltas en la boca, pasándolo de un lado a otro, para que esta masa dulce y con sabores de lo más variados, fuera tomando cuerpo, porque la diversión estaba a punto de comenzar.
Cuando se conseguía la textura, dureza y consistencia adecuada, el chicle estaba listo para salir en forma de pompa de tu boca.
Hacer la forma con la lengua, e ir insuflándole aire de manera controlada hasta que la pompa tenía el tamaño peligroso de explotar y llenarte la cara de una cosa pegajosa que costaba mucho quitar.
El truco era llegar a ese tamaño límite…
No todos los chicles servían.. Los BamBam se ponían muy duros, y terminaba doliendo la mandíbula y las sienes, los chicles de Lulú, que aparte de traer una pegatinita, eran demasiado dulces, los ideales para mí siempre fueron los Bazoca.
Ahora solo como chicles Orbit, por la salud dental, cuando hay prisas… Son pequeños, no se pueden hacer pompas, en definitiva, son tremendamente aburridos.
Hoy, tuve las ganas de masticar chicle, pero uno adecuado para hacer pompas, para saborearlo..
No encontré ninguno bueno, por contra, encontré un chupachup de Kojak, parece que maté dos pajaros de un tiro con él.
Hay cosas que no quiero perder con el tiempo, una de ellas es el placer de masticar un buen chicle, hacer una pompa y que me llegue hasta las cejas cuando se rompa, se lo debo a la niña que hay en mí.

5 opiniones en “Hay cosas que no quiero perder”

  1. Hala… yo como poco chicle, pero tengo un viciazo con lo de las pompas… hace días iba conduciendo y masticando chicle, paro en un stop y casi inconscientemente hice una super pompa que me explotó en toda la cara y me dejó la boca hecha un asco. Encima iba para el INEM, y se me había puesto la boca toda pegajosa… qué ruina de mujer.

    Yo cuando era peque compraba chicles de los Fruittis, y también de Chabel, porque estaba juntando las pegatinas en un álbum para conseguir la Super van. ¡Qué tiempos!

    Gracias por este post tan chulo, me ha hecho recordar…

  2. Mis favoritos aún, los Black Jack, de regaliz negro. Muy difíciles de encontrar y no hay manera de hacer globitos con ellos, pero tienen un sabor que da gloria.

    Recordaís los que cambiaban de color?

  3. ¿Os acordais de las galletas napolitanas, que eran gigantescas? Vale. De acuerdo que yo era más pequeña pero recuerdo que era imposible comer una entera.

  4. Yo recuerdo unos chicles, los Nina, que incluían una especie de cromos de princesas y cosas así… Como chicles no eran gran cosa (donde esté el bazoca…) pero cómo me gustaría volver a ver aquellos cromos…

  5. Ains… pues a mi me siguen gustando los chupachups de Kojak… Sobre todo los clásicos de fresa… Ahora que lo pienso, creo que debo de tener alguno por algún sitio… :))

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *