El animal moribundo

Hacía más de dos años que no pisaba una sala de cine.
Es emocionante ver cómo se apagan las luces, y el sonido envolvente crea una burbuja para tí.
Debería ir más al cine. Deberían poner mejores películas en el cine que me queda cerca.
Elegí yo la película, y elegí Elegy. Fue una buena elección. Sabía que me gustaría.
Pero no sabía que incluso después de ir de ruta por los bares, de tomar más de 4 veces 1/5, de una hamburguesa de tofu con zanahoria, de una conversación de negocios, y de un asalto un tanto freaky, iba a llegar a la cama con los ojos como platos, y la sensación de tener más de 5.000 años, de sentirme David Kempesh, y de que todo el metro y medio que ocupo en el mundo estuviera inundado de una sensación de ancianidad que dificilmente puedo comprender.
Una vez más, la edad, los años, y ese temible agujero negro que es el Tiempo, me coloca en posición de jaque, con la intuición de que cada vez, es más difícil agarrarse fuerte a terreno sólido, sentirse firme en el acantilado, y mirar hacia adelante como si fuera a haber otra cosa, distinta al vacío.

5 opiniones en “El animal moribundo”

  1. no te pareceria logico que los grandes cambios de la vida pueden succeder con mas facilidad en momentos inestables? vamos a ver con toda tranquilidad lo que pasa….hay que tener confianza. beso gordo y buen viaje!!

  2. El tiempo da mucho miedo, pero te sorprenderías al cerciorarte de lo relativo que es: una puede estirarlo a su antojo o comprimirlo en un instante, o tranportarse a otros tiempos con la intensidad de estar viviéndolos ahora mismo, solo con tu imaginación.

    Besos

  3. Yo creo que mi tocaya del comentario anterior tiene mucha razón. El tiempo quizá sea la magnitud (es una magnitud el tiempo, ¿no?) menos cuantificable. No es real. Dura lo que nosotros queramos (o podamos) que dure. Hay días que vuelan y horas interminables, hay años que pasan en un suspiro y semanas que detienen su paso como si el tiempo se hubiera vuelto sólido.
    Veré Elegy. Y te cuento. Muchos besos.

  4. El Monopol es lo que tiene. Yo lo visito con relativa frecuencia. Hubo un tiempo en que me daba una cierta sensación de vértigo entrar a una sala. Supongo que pequeñez. Me sigue pasando. A veces.
    Ante el vació, lo mejor es la confianza. Tranquila. Las fuerzas del universo no van a dejarte caer.

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